[por Sarah]
Publicado inicialmente en AbreteLibro el 13-Marzo-2008
Estimada señora:
Quiero hacerle llegar esta carta que encontramos mi hermano y yo entre las ropas de un hombre al que hemos ayudado hasta que ha muerto. Estaba herido y por lo que pudimos saber llevaba varios días vagando por las casas abandonadas de esta vieja ciudad. Hace meses que la ciudad se quedó vacía. Unos cuantos nos hemos quedado. Yo no podía irme sin mi hermano y él no puede irse, desde que pisó la trampa la huida terminó para nosotros.
A veces aparecen algunos hombres fugados, no podemos hacer mucho por ellos. Están hambrientos, desesperados y casi siempre heridos. Ellos no lo saben pero no se puede escapar. Ninguno escapa. Lo más lejos que se puede llegar es hasta aquí, donde termina su huida y su vida. No me pregunte más, no puedo y no quiero contarlo. Aquí hemos dejado de lado la humanidad y nos hemos convertido en alimañas feroces.
Pero las lágrimas del hombre de la carta me han conmovido y me han recordado otros tiempos en el que fuimos personas y tuvimos sentimientos. Espero que la carta le consuele. No se preocupe, el hombre no sufrió.
Publicado inicialmente en AbreteLibro el 13-Marzo-2008
Estimada señora:
Quiero hacerle llegar esta carta que encontramos mi hermano y yo entre las ropas de un hombre al que hemos ayudado hasta que ha muerto. Estaba herido y por lo que pudimos saber llevaba varios días vagando por las casas abandonadas de esta vieja ciudad. Hace meses que la ciudad se quedó vacía. Unos cuantos nos hemos quedado. Yo no podía irme sin mi hermano y él no puede irse, desde que pisó la trampa la huida terminó para nosotros.
A veces aparecen algunos hombres fugados, no podemos hacer mucho por ellos. Están hambrientos, desesperados y casi siempre heridos. Ellos no lo saben pero no se puede escapar. Ninguno escapa. Lo más lejos que se puede llegar es hasta aquí, donde termina su huida y su vida. No me pregunte más, no puedo y no quiero contarlo. Aquí hemos dejado de lado la humanidad y nos hemos convertido en alimañas feroces.
Pero las lágrimas del hombre de la carta me han conmovido y me han recordado otros tiempos en el que fuimos personas y tuvimos sentimientos. Espero que la carta le consuele. No se preocupe, el hombre no sufrió.
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