domingo, 28 de febrero de 2010

Leonard Cohen

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Tu voz


Me gusta tu voz
Me gusta escuchar mi nombre cuando sale de tu boca porque suena distinto
Me gusta oir el tono que utilizas cuando me dices... "ven, te espero"
Me gusta cuando dices que me amas, que me deseas, que te gusto
Tu voz me llena de calma, de paz, de sosiego.

Por eso me gusta querete, y me dejo llevar por las sensaciones que me producen tus palabras de amor, por eso caigo cautiva ante tí.

Y echo fuera de mi vida pensamientos absurdos que en un tiempo pasado se instalaron en mi interior de forma permanente, consiguiendo que me sintiera prisionera y a merced de ellos.

Un tiempo en que me consideraba a mi mísma demasiado sensible, pero ¿sabes? resulta que me gusta mi sensibilidad.

Y por fin siento que la paz se ha instalado en mi interior, una paz que veo reflejada en nuestras miradas cuando se buscan, cuando se encuentran.
Miradas de esperanza que acarician. Piel con piel, que cuando se ven se reconocen.Y al reconocerse gozan del momento
Y es que...me gusta tanto tu voz!



Katie Melua

sábado, 27 de febrero de 2010

Miradas

Cuadro de Salvador Dalí

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Miradas que atraen
Miradas que enamoran
Miradas profundas
Miradas que iluminan
Miradas oscuras
Miradas que nos llevan a tocar el cielo
Miradas que abrazan
Miradas que desnudan
Miradas que lloran
Miradas inexistentes

Cómo describirías tu mirada
Qué  mirada te gusta
Qué opinas de nuestras miradas

Los siete samurais


El peligro siempre ataca cuando todo parece tranquilo
Yo también fui un joven intrépito en otro tiempo...te entrenas, consigues distinguirte en el combate y sueñas llegar a ser un señor de la guerra. Pero antes de que tus sueños se hagan realidad, el pelo se te vuelve gris o te quedas sin él. Y entonces, tus padres han muerto y todos tus amigos te han olvidado.


Cuando van a cortarte el cuello de qué sirve preocuparte por la barba

jueves, 25 de febrero de 2010

Fatena al-Gurra


Me iré lejos, allá donde el desierto me grabe sus himnos de agonía

en la palma de la mano

y donde las mujeres que perdieron su tiempo ante el fuego de arcilla

maquillen mis mejillas con aceite de amor

me iré hacia ti como unespacio que vive en el exilio de su cuerpo

Fatena al-Gurra, Excepto yo



Fatena al-Gurra tiene 35 año, nació y vivió en la franja de Gaza, y eligió el exilio. Mejor dicho, la obligaron a exiliarse. Sus poemas, que la editorial El Gaviero reúne por primera vez en castellano en Excepto yo, hablan de algo muy peligroso, la relación de la mujer con su cuerpo, de la libertad.


Historias y relatos, Walter Benjamin


Pienso en mi calle; o en ti si quieres, pues es lo mismo. La calle donde una palabra tuya cobró tanta vida como ninguna que escuchara antes o después. Es lo que me dijiste una vez en Travemunde. Que toda aventura viajera, para que pueda ser narrada realmente, tendría que girar en torno a una mujer o, al menos, a un nombre de mujer, pues es el asidero indespensale para que el hilo rojo de lo vivido pase de una mano a otra.

Tenías razón, pero cuando yo subía por aquella calle ardiente, todavía no imaginaba de qué extraña manera y por qué, desde hacía un par de segundos, mis propios pasos, que retumbaban en la solitaria calleja, parecían llamarme como una voz.

Las calles del entorno tenían poco en común con las que hicieron famosas a las pequeñas ciudades del sur de Italia. No eran lo bastante viejas para parecer que se desmoronaban, ni tan nuevas como para resultar acogedoras; era un muestrario de antojos del limbo de la arquitectura.


Párrafo extraido del libro Historias y relatos, de Walter Benjamin

martes, 23 de febrero de 2010

50 Primeras Citas

No he visto esta película, así que tanto los diálogos como las fotos no tengo idea a donde corresponden, pero me apetece colgarla aquí, por los comentarios que anteriormente a puesto explorador sobre la canción y después estonetas tambien ha nombrado canción y película y ya para terminar cuelgo la canción que nada tiene que ver, pero es una recomendación, de nuevo de explorador y está genial.
Hala! un día a nuestro aire sin orden ni nada parecido, aunque a veces es como mejor salen las cosas


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Me estás mirando a mí o a ella? Porque me estás poniendo muy nervioso.


No sé quien eres, Henry, pero sueño contigo casi todas las noches ... ¿por qué?
- ¿Qué dirías si te dijera que en ese diario que lees todos los días antes había muchas cosas sobre mí?
- Pues diría que tiene mucho sentido.
- Me borraste de tus recuerdos porque creías que me estabas impidiendo que tuviera una vida completa y feliz ... pero te equivocaste ... sólo estando contigo puedo tener una vida completa y feliz. Eres la mujer de mis sueños y ... al parecer yo soy el hombre de los tuyos.
- Henry ... me alegro de conocerte.
- Lucy, yo también me alegro de conocerte.


-Lucy ... ¿quieres casarte conmigo?
- Por supuesto.
- Vale ... no te olvides de mí.




¿Entonces todos los días le ayudas a que vea lo que ocurrió, esperas pacientemente que lo acepte y vuelves a intentar que se enamore de ti?
- Sí, así es.
- ¡¡Gilipollas!! ¡Tú ya ni siquiera me abres la puerta del coche!

Israel Kamakawiwo'Ole 'IZ' 'Somewhere Over The Rainbow' HQ

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Explorador ya ves que me ha gustado tu segerencia
Un abrazo

El banco del "Tío Manuel"



Le gustaba sentarse en el único banco que quedaba a las afueras del pueblo, allí pasaba la mañana absorto en la contemplación de los campos que en un pasado ya bastante lejano había trabajado de sol a sol. Fijaba la mirada en el horizonte y se dejaba acariciar por el fresco aire del inicio del día, olía el aroma casi imperceptible del trigo, y recordaba con una especial emoción aquellos otros olores de la trilla en la cercana era, el esmero con que repasaba el trillo para comprobar las piedrecillas cortantes, las palmadas dada a los bueyes para animarles a arrastrarlo sobre la parva extendida. Y luego, el proceso de aventar para separar la paja y el grano, aprovechando el momento en que soplaba el serranillo que aliviaba el calor.


Era su vida, no tenía la menor duda; a pesar de haber ido quedándose sólo, de ir perdiendo a los suyos, padres, hermanos, y por supuesto la mayor desgracia, a Tía María, su mujer. Habían pasado toda la vida juntos, desde que él era un zagal y ella no llegaba a los trece años; tuvieron cinco hijos y llegaron casi a las bodas de oro, faltaban apenas unos meses cuando ella murió.


A partir de ese momento, con sus ya setenta y muchos años, la vida daría un vuelco para él. Sus hijos, que hacia años que habían dejado el pueblo, le plantearon que no podía seguir viviendo allí sólo, así que decidieron que tendría que ir a vivir con ellos a la ciudad. Se pusieron de acuerdo en que estaría temporadas con cada uno de ellos, y fue pasando el tiempo, siempre con la maleta dispuesta para el cambio del hijo de turno. No era feliz, sentía que molestaba a pesar de que siempre le trataron bien, casi con un exceso de mimos, y sobre todo, echaba de menos su pueblo, su casa, su vida.


Un día tomo la decisión, reunió a todos y sin darles ocasión a protestar les comunicó que se volvía a su casa. Dicho y hecho, ese mismo día regresó y se dio la circunstancia de que una prima hermana suya, de una edad similar, acababa de discutir con sus hijos por el mimo motivo, ella se negó en redondo a abandonar el pueblo, así que acordaron que se ayudarían mutuamente en las necesidades cotidianas, y cuando no fuera posible, contratarían a alguien que cuidara de ambos.


Y desde ese banco todos y cada uno de los días contemplaba los paisajes de su vida.






lunes, 22 de febrero de 2010

Goodbye Yellow Brick Road

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Gana la estupidez



Querido estúpido:
Aunque me consta que gozas de una buena salud mi educación me dice que debo preguntar, así que empiezo mi carta con el encabezamiento pertinente.

Espero que al recibo de ésta te encuentres bien, yo estoy muy bien a dios gracias.
Me veo en la obligación de escribir porque estoy en una habitación algo pequeña y hay tantas letras revoloteando a mi alrededor que me siento mareada, así que las iré recogiendo al vuelo e intentando alinearlas una a una de la mejor forma posible.

Estoy segura de que llevas tiempo haciendo balance de tu vida, y que cuando estás a solas contigo mismo, cuando escuchas la voz de tu conciencia no te gusta todo lo que oyes, porque sabes que no has actuado bien, que has sido bastante injusto. Nunca te paraste a pensar en lo que estaba sucediendo, ni cuales podrían ser las consecuencias.
No tuviste en cuenta algo importante, y es que entre dos personas que se tratan, las palabras suenan a verdad y que depende del momento incluso puede llegar a sonar como poesía. Olvidaste, o sencillamente no te importó pensar que para la otra persona tus palabras eran un regalo, un regalo que le cogió por sorpresa.
Tú siempre te amparas en ese muro absurdo, muro que ni tu mismo te crees y te da igual lo que suceda porque ya avisaste, pero las cosas no son así, a las personas que se quiere o aprecian no se les debe tratar de esa forma porque les duele, que te escondas en tu papel no te exime de responsabilidad, ya ves que no nombro la palabra culpa, es demasiado fea para ponerla aquí, pero no es así, a las personas que un día, por la causa o circunstancia que sean deciden escucharnos, regalarnos su tiempo, con esas personas se contrae una responsabilidad por lo menos moral. Y son personas merecen un respeto, porque nos entregan su tiempo, iniciar una relación afectiva con alguien implica compromiso, responsabilidad y coherencia.
Olvidaste que existen personas para las que una llamada, una carta un ¡hola! es un regalo, es vida y es alegría.
Es cierto que nosotros escogemos la forma de ver a las personas, la forma y la manera, pero ¿sabes? Quizá deberías transformar algunas de tus cosas, algunas de tus formas, algunas de tus maneras porque en definitiva la vida es una constante renovación, quizá no actúas tan leal a ti mismo como crees, quizá el muro que te sirve de cobijo no sea el más adecuado.
Poseemos el don de la palabra, gracias a ella podemos comunicarnos, así, que a ver si crecemos y maduramos un poquito y les damos buen uso, no las utilicemos para crear distancia, para confundir porque eso lo mires por donde lo mires es una total y descomunal memez.
Hazme un favor, mírate en el espejo, da igual que no sea grande, toma el primero que veas y mírate, puede que no te guste demasiado lo que ves. Puede que te lleves una sorpresa...claro que también podría ser que la sorpresa me la llevara yo al saber que sí, que te encanta la imagen que ves
Atentamente esta que le escribe

domingo, 21 de febrero de 2010

La carta


Mi querido desconocido, hoy he recibido tu carta, puedes suponer lo feliz que me he sentido al leer tus hermosas palabras.

Yo me encuentro bien, aunque como sabes mi vida últimamente está atravesando por un ritmo extraño, cambiante y con muy poca cordura, hay momentos que pienso en que quizá me estoy volviendo un poco loca.

Estoy viviendo en un lugar muy hermoso, tras los cristales de cualquiera de las ventanas de mi casa puedo contemplar un paisaje que invita a la calma.Y cuando al atardecer me quedo a solas con mis pensamientos, absorta mirando ese paisaje que se ofrece ante mí me gustaría poseer el don de saber capturar imágenes. Me siento orgullosa de haber encontrado lo que estaba buscando desde hace tanto tiempo. Cuando abro la ventana siento la caricia del sol, y el olor del mar.

Qiza soy demasiado soñadora, pero estoy decidida a asumir el riesgo y me atrevo a creer que la magia, es algo que existe en mi vida. Deseo tomarme mi tiempo para convencerme de lo que soy capaz, de hasta dónde puedo llegar, y, que soy capaz de todo, si así me lo propongo.

Te agradezco mucho la ayuda que me ofreces y me gustaría que estuvieras cerca para escuchar el sonido de las olas junto a mí porque sé que tú también eres un enamorado del mar.

Me gusta querer, me gusta sque me invadan sensaciones, me gusta oir palabras acompañadas de gestos de amor, me gusta besar y disfruto cuando tengo la suerte de poder compartir todos esos sentimientos con alguien que me comprende.

Es probable que al leer esta carta pienses que soy demasiado sensible, puede que te digas que con mi forma de ser no se llega a ninguna parte, y supongo que razón no te falta.

Te estoy imaginando. Te veo salir de la casa te diriges al porche del jardín, encaminas tus pasos al buzón, pues hace solo unos segundos has escuchado cómo el cartero depositaba la carta en él; has dejado la puerta abierta, lo sé porque se escucha una música de fondo. Por las notas que oigo creo que estabas pensando en mí. Se oye a Bach, se oye la Pasión según San Mateo.

Sé que falta muy poco para que se efectúe nuestro encuentro, y cuando llegue ese momento; para los dos será un día alegre, formidable, mágico, esperado...

Desde el primer día que coincidimos en la distancia supimos que algo estaba sucediendo en el intercambio de palabras.Y mientras llegue ese momento quiero darte las gracias por hacerme sentir alegria con cada una de tus palabras.Porque las muestras de cariño, qualquier muestra de cariño beneficia la salud del alma


sábado, 20 de febrero de 2010

Amanecer


Los primeros rayos de sol le dieron directamente sobre la cara y le despertaron; aún tardó unos minutos en abrir del todo los ojos, pero en cuanto lo hizo saltó de la cama y se fue derecho a la ducha.


Vistiéndose todavía, llegó a la cocina, puso la cafetera bien cargada y se preparó unas tostadas con el pan sobrante de hacía dos días que frotó con un tomate maduro y añadió unos buenos chorros de aceite de oliva y sal. Se sirvió una gran jarra de café y, con ella en una mano y comiendo el último pedazo de pan con la otra, se acercó al equipo de música que encendió y puso a buen volumen. La voz jadeante, sofocada, sin aliento y cargada de pasión de Nina Simone llenó todo el espacio.


Mientras escuchaba la maravillosa Feeling Good, salió al porche de la casa y, sentándose en una vieja butaca en bastante mal estado, rodeo la jarra del café para calentarse las manos y contempló el paisaje. La edificación, poco más de una pequeña cabaña, estaba situada en lo alto de un cerro que descendía hasta la cercana playa. Le gustaba la vista desde allí, ver el estado de la marea al iniciar el día, la fusión de los azules en la lejanía del horizonte, el oscuro de las aguas y la claridad de hoy de un cielo sin nubes y con enorme luminosidad.


La canción había terminado y ahora eran las notas del piano de Oscar Peterson, las que le abrazaban con su genial interpretación de You Look Good To Me. Cerró los ojos y se dejo acariciar por la música, la brisa de la mañana y los olores de la hierba mojada. Cuando disfrutaba de estos momentos tomaba conciencia del giro que había dado a su vida y que nadie había podido entender. Cerró un capítulo de éxitos, tanto profesionales como económicos, abandonó familia, conocidos y todo aquello que hasta ese momento constituía su modo de vida y se fue con lo mínimo.


Y a partir de entonces, en la pequeña casa, eligiendo la soledad voluntariamente, empezó realmente a vivir. Podía ser él mismo, sin estar sujeto a convencionalismos de ningún tipo, teniendo tiempo para leer, para escribir, para dar paseos sin itinerarios previstos, para poder hablar con cualquier persona, no importaba su estatus, su formación, su nivel, sencillamente saborear la comunicación con personas corrientes sin buscar nada a cambio, sin ningún interés por medio. Le encantaba no tener que estar pendiente del reloj, que la mujer de la tienda le contará las noticias diarias de la pequeña comunidad; comentar con el de la venta donde compraba el periódico todas las mañanas (era algo a lo que no había renunciado) la información que traía, matizada por su original punto de vista. Saludarse con todo el que se cruzaba en los estrechos caminos que recorría a menudo, pasear descalzo por la playa aunque hiciera frío, oír el chillido de las gaviotas… en fin, vivir.


Se levantó de la butaca y, entrando un momento en la casa, volvió al porche y ahora se sentó arrimado a la mesa y abriendo una ajada agenda de tapas negras de hule, desenroscó la capucha de la estilográfica y comenzó a escribir:


“Querida desconocida:

Una nueva mañana está empezando, me siento bien, hoy me he levantado pensando en ti…”




lunes, 15 de febrero de 2010

Al pirómano de sueños


El paraiso, Bruegel.

Escrito por [Katia]

Al pirómano de sueños
Porque la ilusión debió estallar en azul y no estrellarse ensangrentada contra tu roca.
Había en torno a ti una libélula vaga de una vaga ilusión, parafraseando a Rubén Darío. Yo la eché a volar presurosa y ansiosa. Pero hombre nacido en el desesperenzado mes de enero: lejos de la primavera, lejos del amor, lejos de mí... la recibiste con tan invisible como contundente hacha incendiada de hielo.
Sabías que alrededor te volaba etérea mi esperanza en prodigioso giro, y no pudiste hacer otra cosa que reírte en un dialecto que no es el mío y disparar a su vuelo, ensartándola por las tiernas alas de luciérnaga de luna y plata, y obligándome a hacer un entierro de sueños definitivo.

¿Y ahora te lamentas, tú, hombre, descendiente de soldados fratricidas, rebosante de testosterona, ignorante en amor? ¿Y te gusta ahora deleitarte visitando el cadáver de la ilusión muerta y caída en tierra por tus manos?

Desde mi orgullo meridional de cruz católica y de saeta encarnada de Semana Santa; desde litros de sangre fluyendo sin tregua por arterias y venas de generaciones que en la orgullosa Castilla del Medievo me precedieron; y desde verdes valles encantados del pueblo cántabro de hadas que es también mi origen...
Te grito en silencio:
¡Déjame en paz!

Que ni me sirve tu falsa amistad ni yo soy mujer de dar pena. Que corren siglos de nobleza castellana por mis venas. Que soy andaluza en pie hasta el fin, sanguínea, de sol y viñedos y de oscuros caballos en galope a ras de orillas infinitas.
Dios y los libros son los únicos que se quedan a tu lado cuando los demás se han ido.

Fdo:
La rastreadora de espejismos

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domingo, 14 de febrero de 2010

Haman (ternura)

Las habitaciones de arriba eran muy sencillas; tenían los suelos de baldosas blancas, las paredes encaladas y pocos muebles. Había algunos divanes muy estrechos, tapizados con telas de algodón estampado con diseños de flores, cojines rústicos y esteras de rafia, que se lavaban fácilmente. Los pies mojados, las babuchas e incluso el té derramado accidentalmente no provocaban allí escenas tan exageradas como abajo. La vida arriba era mucho más agradable, en especial porque todo iba acompañado de haman, una cualidad emocional marroquí que muy pocas veces he encontrado en otras partes. Es difícil definirlo con precisión, pero básicamente consiste en una corriente de ternura que fluye con naturalidad, despreocupada y siempre disponible. Las personas que ofrecen haman, como tía Habiba, nunca amenazan con retirarle el cariño a alguien si comete una falta leve o incluso grave pero involuntaria. Abajo era difícil encontrar haman, especialmente entre las madres, que estaban demasiado ocupadas en enseñar a sus hijos a respetar la frontera como para preocuparse de la ternura.

Arriba era, además, el lugar donde se encontraban cuentos. En lo alto de los cientos de peldaños brillantes estaba la planta tercera y última de la casa y, delante, la terraza, toda enjalbegada, espaciosa y acogedora. Allí tenía tía Habiba su habitación, pequeña y bastante vacía. Su marido se había quedado con todas las cosas del matrimonio, en la creencia de que de ese modo podría alzar un dedo pidiéndole que volviera y ella bajaría la cabeza e iría corriendo a su lado.

- Pero nunca podrá arrebatarme lo más importante –decía a veces tía Habiba-; mi alegría y todas las historias maravillosas que puedo contar cuando la audiencia lo merece.

Una vez le pregunté a mi prima Malika qué quería decir nuestra tía con “una audiencia que lo merece”, y ella confesó que tampoco lo sabía. Le dije que tal vez deberíamos preguntárselo a tía Habiba personalmente, pero Malika dijo que no, que era mejor no hacerlo porque tía Habjba podía echarse a llorar. Tía Habiba lloraba a menudo sin motivo, todos lo decían. Pero la queríamos mucho y los jueves por la noche casi no podíamos dormir de la emoción que producía en nosotros el pensar en los cuentos de los viernes.

“Sueños en el umbral” (Fátima Mernissi)

El dia de los enamorados

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Que no se diga que no lo celebro por todo lo alto

sábado, 13 de febrero de 2010

Amistad



Hace días que pienso en la amistad y en las personas que juegan un papel importante en mí día a día. Son personas que por mucho tiempo que transcurra siempre estarán presentes en mí.
Hoy ha entrado aquí una de esas personas, Fiorella es mi amiga. Sí, la verdad es que ella es mucho más amiga mía que yo suya, no lo digo porque ella me quiera más, no, lo digo porque ella sabe cuidar y mimar una amistad mucho más que yo.
A Fiorella hace tiempo que la conozco, participamos en un foro de literatura y desde el principio las dos nos entendemos la mar de bien. Hemos mantenido conversaciones por Internet, también nos escribimos correos, pero personalmente nos hemos visto muy poco. Ella me ha demostrado que la amistad está por encima de todo, que la diferencia de edad no es importante. Fío, como la llamo cariñosamente, es mucho más joven que yo, además está a miles de kilómetros de donde vivo, por eso cuando un día me dijo que venía a Barcelona no dudé en quedar con ella. Recuerdo que la vi. y la sensación que tuve es que ya la conocía. Nos pusimos a hablar como si fuéramos viajes amigas. A aquel primer encuentro siguió algún otro, aunque este año no ha podido ser. Sabes que esperé muy ilusionada e impaciente hasta última hora por si podías solucionar el viaje y poder verte y abrazarte de nuevo Fío.
Pero Fío y yo tenemos algo en común, porque en nuestras vidas hay una persona a la que ambas adoramos. El dice que somos sus musas, y nosotros estamos encantadas de serlo.
Lino, que así se llama es una gran persona. Es mi amigo y le quiero. Desde que le conozco, día a día me ha demostrado su amistad y cariño que siente por mí. A soportado mi mal humor, las absurdas palabras sin sentido que le he dicho en mas de una ocasión que he estado enfadada, aunque no haya sido con él, pero siempre me ha soportado estoicamente. Claro, que también hemos pasado muy buenos momentos llenos de complicidad y risas.

Me gustaría mucho poder reunirme algún día con Lino y Fío, estar todo el rato que quisiéramos, sin prisa alguna tomando un café, lo pasaríamos genial y nuestra amistad se vería mucho más reforzada de lo que está ahora.
Lino, no se si te parecerá mal que haya escrito esto. Tú siempre has permanecido callado, nunca has escrito nada en el blog, pero se que estás ahí, que tu visita a este café es diaria y sé que para ti es mucho más que un blog. Se que lo que es importante para mi lo es también para ti .Y yo, necesito que sigas así. Para mi estabilidad emocional necesito sentirte cerca. Y bueno...seguría hablando mucho más, pero creo que no es necesario, que si lees entenderás sin necesidad de añadir ni una palabra más a lo que ya he dicho.
Fío, Lino, os quiero mucho a los dos



Asoma tu adiós


Comencé el libro con mucha ilusión,segura de que me gustaría, porque su autor es nuestro  querido  Roberto Blanco, el de los diálogos maravillosos.
Escrito en primera persona  el narrador hace una crónica de una etapa de su vida. Me enganchó desde la primera página. Está dividido en tres partes, la segunda es la que menos me ha gustado, creo que es un poco superficial y para mi gusto hay un exceso de escenas sexo, se podría decir que él solo busca mujeres para pasar el rato, o para olvidar su mediocre vida, poco más.

La primera parte fenomenal, describe magníficamente bien lo que siente ante el abandono su pareja desde hace años. Y la tercera parte es increíble, me encanta la conversación que mantiene con Merce, la madre de su hijo.

Willy (así se llama el narrador) es un hombre joven, tiene un buen trabajo que desempeña con éxito. Se puede decir que en ese sentido se siente afortunado. Pero se siente solo, y busca dar sentido a su vida porque en realidad la sensación de soledad y abandono le persigue desde que era niño.

No se ha sentido muy querido, y en libro deja plasmadas sus carencias afectivas.
Pienso que en cierta manera se cree  un fracasado. Es un hombre de éxito con las mujeres, pero su éxito es  efímero y con ninguna de ellas consigue la estabilidad que anhela, ni con Merce, la madre de su hijo aunque sea la persona que más huella ha dejado en él.
Es un hombre solo, con ganas y necesidad de dar y recibir ese amor, pero no lo consigue, una persona demasiado hermética, reservada, incluso con su hijo al que adora, al que ve casi a diario aunque esté separado de su madre. Yo creo que tiene miedo a dejarse llevar por sus sentimientos y se esconde tras un muro imaginarioque le ayuda a parecer lo que en realidad no es.

Willy, se siente perdido ante el mundo y no sabe muy bien como canalizar su vida.
Al empezar el libro me formé una opinión  que fue variando a medida que avanzaba en la lectura.
 No se trata solo de una crónica de la vida de Willy y sus conquistas. Es la  historia de un hombre que se siente solo, que a ratos añora a su país, Argentina, con sus antiguos amigos.
Se trata de un hombre que no quiere fracasar ante su hijo Mito, porque  es el eje de su vida y le aterra que otro día cuando el niño sea hombre tenga un concepto negativo respecto a su padre.
Y lo genial del libro es que combina el presente con el pasado y no te pierdes en su lectura. Y mientras leía me venia a la memoria otro libro y otro autor, también argentino, y recordaba a Alan Pauls y su libro El pasado.
Es un libro muy recomendable que hace reflexionar sobre la vida, nuestras experincias y sobre lo que de verdad importa.

Dejo solo un párrafo, aunque tengo muchos subrayados

Para que una casa se derrumbe y caigan techo y paredes sobre el deudo lloroso que la seguirá habitando, sólo hay que quitar una desvencijada y sobrevalorada lesita de madera sin barnizar. Una mesita de mierda en la que llevábamos más o menos un mes comiendo comidas distintas- vos la tuya y yo la mía-, a horas diferentes. Hechas por nuestras manos para sólo una bica; mesa que veníamos eludiendo con frecuencia diaria, a la hora de alguna de las comidas, además del desayuno, para no coincidir, para no contrastar nuestros, entonces ya, arenoso de paladares.


Bueno BLANCO, he tardado en poner el comentario, porque me da un poco de corte, no sé que opinarás de lo que digo, quizá lo que he sentido al leer tu libro no tenga nada que ver con tu idea sobre él cuando lo escribiste. Además no se escribir una reseña como creo debe hacerse , no lo sé, pero he querido ser fiel a lo que pienso.

Laura, Otto Preminger


Nunca olvidaré aquel fin de semana en el que murió Laura. Un sol de fuego ardía en el firmamento como a través de una gigantesca lente.

Fue el domingo más calurosos que recuerdo. Tenía la sensación de que yo era el único ser humano que se había quedado en Nueva York, pues desde la horrible muerte de Laura, me sentía solo. Yo, Waldo Lydecker era el único que la había conocido de verdad.

Con unas esposas estaría Ud. Muy elegante.
¿ Por qué, no vuelve Ud. A desmayarse?, es la única manera de que esté callado.
¿ Ha estado Ud. Enamorado alguna vez?.
Una muñeca de Washington logró sacarme una vez un abrigo de pieles.
Cuando un hombre posee todo lo que ambiciona en el mundo excepto aquéllo que más desea, se pierde en sí mismo, se convierte en un amargado, desea dañar, igual que le han dañado a él.

Como nos demuestra la Historia, el amor es eterno. Ha sido la motivación más decisiva de cuantas han guiado las acciones humanas en el transcurso de los siglos. El amor es más fuerte que la vida. Y llega más allá de las oscuras sombras de la muerte. La vida es breve. Las lágrimas y risas no son duraderas ni tampoco el amor, el odio o el deseo. Las humanas pasiones con ser verdaderas, dejan poca huella pasado su apogeo.

No son duraderos los días de amor, de vino y de rosas. Emergen en nuestras vidas de un nebuloso sueño y luego tristemente, vuelven a su sueño.

jueves, 11 de febrero de 2010

Teddy Thompson

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Sometimes I find I get to thinking of the past.
We swore to each other then that our love would surely last.
You kept right on loving, I went on a fast,
Now I am too thin and your love is too vast.

But I know from your eyes
And I know from your smile
That tonight will be fine,
Will be fine, will be fine, will be fine
For a while.

I choose the rooms that I live in with care,
The windows are small and the walls almost bare,
There’s only one bed and there’s only one prayer;
I listen all night for your step on the stair.

But I know from your eyes
And I know from your smile
That tonight will be fine,
Will be fine, will be fine, will be fine
For a while.

Oh sometimes I see her undressing for me,
She’s the soft naked lady love meant her to be
And she’s moving her body so brave and so free.
If I’ve got to remember that’s a fine memory.

And I know from her eyes
And I know from her smile
That tonight will be fine,
Will be fine, will be fine, will be fine
For a while.

No soy el único


Cartas a una desconocida

Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!

(Nicanor Parra)

Si existes



Dormí poco y mal. Así que me levanté temprano y después de la ducha y del primer cafe me preparé para salir a buscarte.
Recorrí calles que estaban llenas de gente, pero en ninguna de esas personas te reconocí. Entré a lugares en los que habíamos compartidos horas de conversación, confidencias y alguna que otra risa, pero no te encontré.
Caminaba y miraba el rostro de las gente, pero no conseguí ver el tuyo, mis pasos me llevaron hasta el río, cerca había un parque y en él unos bancos.
Me noté cansada, así que me senté en el primero de ellos. Permanecí un rato en silencio, escuchando el ruido que producía la corriente del río. Su caudal había subido de forma considerable debido a las lluvias de los últimos días.
Y estuve pensando que quizá no te encontré porque realmente no existes, que solo has sido fruto de mi imaginación.
Puede que te haya inventado, como esas historias que ya he contado que me invento en alguna ocasión.
Y llego al convencimiento de que si es así, de que si solamente existes en mi imaginación, el mundo donde vivo no es mi mundo.
Que me siento fuera de lugar y me reafirmo en mi descisión, que si es así, prefiero bajar del tren en el que viajo y terminar con todo. Aprender a no reinventar nunca más.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El informe Brodeck


Siento frío. Tengo la punta de los dedos tan áspera y rígida como si fueran de piedra. Estoy en el cobertizo, rodeado de maderas abandonadas, macetas, sacos de simientes, rollos de cordel, sillas desfondadas, de todo un baratillo medio inútil.
Aquí se amontonan los deshechos de la vida. Y aquí estoy yo. He venido adrede. Necesito aislarme para intentar ordenar esta terrible historia.
Pág 54
Nunca se perdía el ahorcamiento matutino. Llegaba caminando lentamente, fresca, con las mejillas todavía sonrosadas por el agua pura, el jabón y la crema; a veces, el viento nos traía su perfume, un aroma a glicinas, que desde entonces no puedo percibir sin vomitar y llorar.
Llevaba ropa limpia. Iba vestida y planchada de manera impecable, y a unos cuantos metros, nosotros, mugrientos y malolientes devorados por la miseria de nuestros harapos informes y descoloridos, el cráneo rapado y cubierto de roña y los huesos tensándonos la piel, pertenecíamos a un mundo distinto al suyo.
Jamás venía sola. Siempre traía en brazos a su hijo, un bebé de pocos meses envuelto en graciosos pañales.
Pág. 62
Me entraron ganas de sonreír. Pero ya no sabía. Los músculos de la boca, los labios y los ojos no sabían sonreír, y los dientes rotos me dolían. Ya no era joven. En el campo había envejecido siglos. Había agotado la cuestión de envejecer.
Pág. 70
Es el sitio ideal para los enamorados y los soñadores. Recuerdo que en una ocasión había encontrado allí al Anderer, un día de pleno verano, el 8 de julio hacia las tres de la tarde-lo apunto todo-, es decir con toda la chicharrina, cuando
El sol parece haber detenido
Su carrera para verter plomo fundido sobre el mundo. Yo iba a coger fambruesas porque, i pequeña Poupecchette le encantan.
Pág. 82

Uno se acostumbra a todo. Hay cosas peores que el olor a mierda. Hay cosas que no huelen a nada, pero corrompen los sentidos, el corazón y el alma con mucha más facilidad que los excrementos.
Pág. 89
Es una de las lecturas que más me han afectado. Recuerdo que no pude leer el libro de un tirón a pesar de que eso es lo que deseaba, porque es un gran libro, una gran historia.
Pero hizo que pensara mucho. Pensar en la barbarie, en que el enemigo puede ser cualquiera y puede estar en cualquier sitio. Pero también me hizo ver que creer en el amor es un antídoto perfecto. El amor fue lo que hizo que Brodeck no desfalleciera durante la guerra
Me hizo pensar y preguntarme hasta dónde es capaz de llegar la maldad humana.
Cómo hay seres que disfrutan viendo sufrir y humillando hasta el límite a los demás.
Este libro fue un gran descubrimiento, anteriormente había leido La nieta del señor Linh y Almas grises, del mismo autor,libros magníficos, pero El informe Brodeck, me dejó sin habla

martes, 9 de febrero de 2010

Eva al desnudo


-Es actriz, se graduó en Copacabana
-Ya veo que tu carrera ascendiendo por el Este, como el sol.
-Amor era lo único que teníamos de sobra en el sur


Hace no más de tres horas estuve almorzando con Karen y como siempre que una mujer trata de averiguar algo me dijo más que yo a ella.


-Que yo te quiera se me antoja ahora repentinamente como algo inverosimil , pero quizás sea esa precisamente la razón.
-Y llegué a no distinguir lo verdadero de lo irreal, salvo que lo irreal me parecía más verdadero.

No pretendo ser una niña, con ser como soy me basta.
Es un corderito perdido en nuestra selva de piedra.

-¿Por qué todos los empresarios parecen pobres e infelices?
-Porque eso es lo que son, querida.


Eres una persona inverosímil Eva, y yo también. Eso tenemos en común. Junto con el desprecio por la humanidad, incapacidad para amar y ser amados, e insaciable ambición y talento.

Y llegué a no distinguir lo verdadero de lo irreal, salvo que lo irreal me parecía más verdadero.
Todos me conocen a mi; todo el mundo. Yo en cambio no he conseguido conocerme todavía.



lunes, 8 de febrero de 2010

Paseo nocturno

Tomados del brazo nos internamos por el barrio de la Rivera mientras comenzábamos a hablar. Carme, ese era su nombre, me dijo que había nacido en Barcelona y allí había vivido hasta los doce años en que su familia se trasladó a Roma por motivos profesionales de su padre. En Italia permaneció cuatro años, realizó sus estudios y le quedó un gusto especial por el arte y la historia. De regreso a Barcelona, se matriculó en Filosofía y participó activamente en los movimientos estudiantiles contra el régimen franquista de los años setenta.

Absorto en lo que me estaba contando Carme, cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en la Plaça de Santa María, donde nos detuvimos para admirar el exterior de la iglesia; comenté que siempre que la visito, lo que suele hacer en casi todas mis estancias en la ciudad, me impresiona más que la vez anterior. Me gusta imaginar como sería este barrio en el siglo XIV y que sentirían las gentes de la época ante la visión del magnífico e impresionante templo. Continuamos andando, ahora por el carrer de Sombrerers hasta que alcanzamos el de Montcada, otro de mis lugares favoritos.

Paseando por esta calle y deleitándonos con los edificios casi palaciegos de la época, seguimos hablando. Me contó que una vez terminada la carrera su vida había dado un giro total; se enamoró locamente de un hombre de negocios que correspondía a su amor con otro si cabe mayor. Se casaron tras poco más de un año de relaciones, tuvieron tres hijos en los primeros cuatro años de matrimonio y ella se volcó en la familia. Cuando los niños fueron creciendo empezó a acompañar a su esposo en la activa vida social que requerían sus empresas. Mantenían una posición más que holgada, se relacionaban con las capas más altas de la sociedad catalana, como pareja todo funcionaba perfectamente, no faltaban manifestaciones cariñosas entre ellos, en la cama todo marchaba bien y a su alrededor todo era tranquilidad y buen ambiente.

Callamos unos instantes mientras nos deteníamos ante un portón semiabierto para observar lo poco que se apreciaba de un bello patio interior; sonreímos y comentamos el encanto de ese recoleto recinto. Y seguimos con las confidencias. En esa vida ordenada había ido transcurriendo el tiempo y con el paso de los años se había convertido en una señora seria, educada y que no se abría ante nadie; de ahí la primera impresión que me causó de ser una persona distante. Ahora los hijos habían crecido y hacían su vida, el esposo estaba más dedicado que nunca a sus negocios y ella empezaba a sentir la soledad, la soledad a pesar de estar rodeada de gente que la adulaba, decía quererla y estaban pendientes de su vida. Por eso, aprovechando esa noche, ante un desconocido como yo, quiso abrir su coraza y mostrar los sentimientos que la agobiaban.

Entonces me tocó a mi el turno y, sin ser consciente de ello, la fui contando mi vida, mis viajes, mi situación familiar, mis deseos y sueños y así, no se cómo surgió, empecé a hablarla de la particular búsqueda de mi desconocida. Acordamos que por aquella noche ella sería la persona que llevaba toda mi vida soñando. Decidimos entonces no hablar más, simplemente sentirnos acompañados uno del otro, notar nuestro calor, percibir cada uno la presencia del otro, su compañía, e iniciar un sueño juntos. La noche acabó con un suave beso, apenas un roce de labios, y un abrazo que se nos antojó interminable. Nos despedimos para siempre y fuimos cada uno por un lado.

Pasarían años, tres o cuatro, hasta que en un congreso, celebrado en Salamanca, nos encontramos de nuevo cara a cara. Y empezó otra historia, mejor dicho, continuó la que no debería haber terminado.

domingo, 7 de febrero de 2010

Ciudades e historias


Me gusta pasear de noche, cuando la ciudad ya está empezando a dormir y sólo queda vida en las zonas de diversión, pero las calles se han ido vaciando, el tráfico disminuye y se instala la calma y el silencio. Y en esos instantes me deslizo despacio, recreándome en el andar, bien abrigado si es invierno, por los espacios de cualquiera de mis ciudades preferidas, que debo decir son muchas.

El paseo del Prado, en la mía; el de Gracia, la Vía Laietana hasta llegar al Born, en Barcelona; la Ronda del Darro hasta el Mirador de San Nicolás, en Granada; la judería de Córdoba; Broadway hasta el East Village en Manhattan; el mágico Montmartre de París, con su sorprendente calle del Chevalier de la Barre y sus trozos de vidrio en los adoquines que flanquean las escaleras que al recibir la luz se iluminan representado el mapa del cielo. Y por supuesto, mi querido Camden en Londres, bordeando el canal hasta Regent’s Park.

Todos y cada uno de estos lugares tenían algún significado para mí, generalmente relacionado con los sueños que había forjado en esos paseos. Cierto que había vivido experiencias siempre interesantes, conocido a gentes, experimentado sensaciones y dejándome abrazar por la realidad y belleza de lo visto. Por supuesto, de todas estas vivencias la que más gratificante me resultaba era el descubrimiento de otras personas, de seres en principio muy diferentes pero que a la postre resultaban tener mucho en común conmigo. De todas ellas guardo un recuerdo emotivo y que el transcurso del tiempo no ha conseguido enfriar.

Recuerdo a la intrigante y misteriosa mujer catalana con la que coincidí en unas jornadas en el CCCB, seria y distante en un primer momento, casi antipática, pero que una noche quiso la casualidad que coincidiéramos en el mismo restaurante, el 7 Portes, en el paseo de Isabel II, que me habían recomendado para degustar sus arroces. Me sorprendió encontrarla cenando ella sola, y aún más cuando, saludándome con amabilidad, me invitó a compartir mesa con ella. Lo hice con fastidio pensando que la noche se me había torcido. Poco a poco esta sensación fue cambiando, según discurría la noche se fue mostrando más comunicativa y llegó un momento en que me sentí a gusto con ella. Terminada la cena me preguntó si me apetecería pasear, y al contestarla yo afirmativamente, se cogió con naturalidad de mi brazo y comenzamos a andar.

Descubrí que tras la fachada de persona insociable, seca y aparentemente poco comunicativa, se refugiaba alguien sensible, toda ella sentimiento, y que únicamente necesitaba abrir todos sus sentimientos a alguien que la escuchará y no la interrumpiera. Y yo acepté que se desahogará conmigo, al fin y al cabo ni nos conocíamos apenas ni posiblemente volveríamos a vernos.

Pero las cosas no son como uno se imagina. Tal vez continúe esta historia e inicie las de los otros lugares. O tal vez no, quien lo sabe hoy.

sábado, 6 de febrero de 2010

Sábado


A veces me da por inventar historias, me suele ocurrir en temporadas que atravieso algún bache y el vacío que siento se hace difícil de sobrellevar.
Cuando eso me sucede me asusto, porque tengo la horrible sensación de estar muriendo lentamente, entonces pongo en marcha mi imaginación y empiezo a escribir. Como creo que escribir sobre mí no vale la pena invento y escribo sobre otros, sobre otras personas que creo tienen una vida y mundo mucho mas interesantes que el mío. Aunque escribir e inventar sobre personas imaginarias y ajenas a mí tampoco es algo que me acaba de convencer.

Después de vagar por la casa salgo a la calle, camino, busco un paisaje que me agrade en esta mañana de sábado clara y muy ventosa, mis pasos me han llevado hasta el mismo lugar que voy desde hace años, el mismo paisaje, la misma vista y qué distinta sensación tengo entre lo que veo hoy y ayer
Me gusta venir aquí, y sentarme sobre una piedra (las hay enormes), en el suelo, observar los árboles…pero si me doy la vuelta puedo ver el mar, esta mañana hay bastantes embarcaciones de vela. Es muy bello lo que tengo ante mí; por momentos cierro los ojos y me imagino observando un cuadro de Sorolla o algún otro pintor del mismo estilo. Me fascinan las pinturas de Sorolla y Sisley.
De nuevo me doy la vuelta y dirijo la vista a los árboles, hay de distintas clases, pero a mi me gustan especialmente los almendros, están descuidados, creo que no son de nadie, aunque dicen que todo tiene dueño.
No me gustan los eucaliptos, no me gusta su olor. No me gusta su figura. Tampoco me gusta el color de sus hojas; pero los almendros son hermosos, además están a rebosar de flores.
Y sin venir mucho a cuento se agolpan una serie de reflexiones en mi cabeza.
Es aconsejable destapar sentimientos en solitario, ante una misma, sin vergüenza , abandonarse ante la belleza del instante o dejarse acariciar por el sol, he pensado en no decir nada para hablar todo. He pensado que me gusta mirar en silencio
Y pensado en las historias. En esas historias que nos suceden a nosotros, que son las mismas historias que le suceden a los demás, y he pensado en lo parecidos que somos todos.
Y me quedo un rato más por aquí, observando y pensando en poner nombres a todas y cada una de las emociones que me embarguen.





viernes, 5 de febrero de 2010

Los hombres de mar tambíen son románticos


Sau y Luz Casal

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Manolo garcía

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La isla



-¿Qué es una sensación?
-Es la materia prima de la sensación, que me proporciona mi no-yo.
-¿Y se puede prestar atención al no-yo?
-Por supuesto.

Will se dirigió a la pequeña enfermera
-¿Usted también puede?
-A mi yo-respondió ella- y al mismo tiempo mi no-yo. Y al no-yo de Ranga y al yo de Ranga, y al cuerpo de Ranga y a mi cuerpo, y a todo lo que éste siente. Y a todo el amor y la amistad.
Y al misterio de la otra persona...al perfecto desconocido, que es la otra mitad del propio yo y que es lo mismo que el propio no-yo

La Isla-Huxley

miércoles, 3 de febrero de 2010

Los viejos cafés



“Estoy solo entre un laberinto de espejos, como el niño perdido en un bosque poblado de fantasmas geométricos. Estoy cerca del piano al que arranca un pianista ciego valses marchitos y habaneras sentimentales.

. . . . . . . . . .


Este café es el café donde se ama, donde se sueña y donde se muere. Quizá porque amar y soñar es irse muriendo un poco. Todo parece estar sumido en una niebla de lírica decadencia, en una pura pena de no saber por qué.


Café mágico, donde, desde los lomos de sus elefantes sagrados –rojo pelouche de galas alfonsinas-, asisto a la agonía del año 1932. Ha resistido un año más este café romántico la seducción de la moda, el canto de las sirenas de níquel, obstinado y absorto, como esas viejas señoras que, arruinadas y venidas a menos, sacan la cabeza entre almenas de tul y tienen aún una mirada de protección para aquellos que ofrecen protegerlas.


Café de poetas y de enamorados. Café de citas que nunca se han de cumplir, porque, si la Gloria llega pocas veces hasta proyectarse en las últimas frentes pálidas de quienes escriben con la tinta horrible de los tinteros pobres, tampoco los enamorados de los divanes han de recibir jamás la visita del Príncipe Azul o de ña mujer hermosa y espectral que visita a los poetas sólo cuando duermen y no puede ser vista.


Mientras se desangra 1932 en las copas de grueso labio, al costado de mi juventud paso revista de amor por los divanes. Nada. No ha pasado el año, no se ha movido el tiempo. Aquí están, como figuras de cera, todos mis fieles amigos de los viejos cafés. Viene por las tardes a la mesa larga la tertulia de don Fidel, de don Lorenzo, de don Antonio… Todos recuerdan bien la guerra de Filipinas y de Cuba.”


“Recortes madrileños” (fragmento), artículo de Cesar González Ruano, publicado el 1 de enero de 1933.