A veces me da por inventar historias, me suele ocurrir en temporadas que atravieso algún bache y el vacío que siento se hace difícil de sobrellevar.
Cuando eso me sucede me asusto, porque tengo la horrible sensación de estar muriendo lentamente, entonces pongo en marcha mi imaginación y empiezo a escribir. Como creo que escribir sobre mí no vale la pena invento y escribo sobre otros, sobre otras personas que creo tienen una vida y mundo mucho mas interesantes que el mío. Aunque escribir e inventar sobre personas imaginarias y ajenas a mí tampoco es algo que me acaba de convencer.
Después de vagar por la casa salgo a la calle, camino, busco un paisaje que me agrade en esta mañana de sábado clara y muy ventosa, mis pasos me han llevado hasta el mismo lugar que voy desde hace años, el mismo paisaje, la misma vista y qué distinta sensación tengo entre lo que veo hoy y ayer
Me gusta venir aquí, y sentarme sobre una piedra (las hay enormes), en el suelo, observar los árboles…pero si me doy la vuelta puedo ver el mar, esta mañana hay bastantes embarcaciones de vela. Es muy bello lo que tengo ante mí; por momentos cierro los ojos y me imagino observando un cuadro de Sorolla o algún otro pintor del mismo estilo. Me fascinan las pinturas de Sorolla y Sisley.
De nuevo me doy la vuelta y dirijo la vista a los árboles, hay de distintas clases, pero a mi me gustan especialmente los almendros, están descuidados, creo que no son de nadie, aunque dicen que todo tiene dueño.
No me gustan los eucaliptos, no me gusta su olor. No me gusta su figura. Tampoco me gusta el color de sus hojas; pero los almendros son hermosos, además están a rebosar de flores.
Y sin venir mucho a cuento se agolpan una serie de reflexiones en mi cabeza.
Es aconsejable destapar sentimientos en solitario, ante una misma, sin vergüenza , abandonarse ante la belleza del instante o dejarse acariciar por el sol, he pensado en no decir nada para hablar todo. He pensado que me gusta mirar en silencio
Y pensado en las historias. En esas historias que nos suceden a nosotros, que son las mismas historias que le suceden a los demás, y he pensado en lo parecidos que somos todos.
Y me quedo un rato más por aquí, observando y pensando en poner nombres a todas y cada una de las emociones que me embarguen.
Cuando eso me sucede me asusto, porque tengo la horrible sensación de estar muriendo lentamente, entonces pongo en marcha mi imaginación y empiezo a escribir. Como creo que escribir sobre mí no vale la pena invento y escribo sobre otros, sobre otras personas que creo tienen una vida y mundo mucho mas interesantes que el mío. Aunque escribir e inventar sobre personas imaginarias y ajenas a mí tampoco es algo que me acaba de convencer.
Después de vagar por la casa salgo a la calle, camino, busco un paisaje que me agrade en esta mañana de sábado clara y muy ventosa, mis pasos me han llevado hasta el mismo lugar que voy desde hace años, el mismo paisaje, la misma vista y qué distinta sensación tengo entre lo que veo hoy y ayer
Me gusta venir aquí, y sentarme sobre una piedra (las hay enormes), en el suelo, observar los árboles…pero si me doy la vuelta puedo ver el mar, esta mañana hay bastantes embarcaciones de vela. Es muy bello lo que tengo ante mí; por momentos cierro los ojos y me imagino observando un cuadro de Sorolla o algún otro pintor del mismo estilo. Me fascinan las pinturas de Sorolla y Sisley.
De nuevo me doy la vuelta y dirijo la vista a los árboles, hay de distintas clases, pero a mi me gustan especialmente los almendros, están descuidados, creo que no son de nadie, aunque dicen que todo tiene dueño.
No me gustan los eucaliptos, no me gusta su olor. No me gusta su figura. Tampoco me gusta el color de sus hojas; pero los almendros son hermosos, además están a rebosar de flores.
Y sin venir mucho a cuento se agolpan una serie de reflexiones en mi cabeza.
Es aconsejable destapar sentimientos en solitario, ante una misma, sin vergüenza , abandonarse ante la belleza del instante o dejarse acariciar por el sol, he pensado en no decir nada para hablar todo. He pensado que me gusta mirar en silencio
Y pensado en las historias. En esas historias que nos suceden a nosotros, que son las mismas historias que le suceden a los demás, y he pensado en lo parecidos que somos todos.
Y me quedo un rato más por aquí, observando y pensando en poner nombres a todas y cada una de las emociones que me embarguen.
No hay nada mas bello que unir paisajes, dibujos y letras..
ResponderEliminares una buena manera de pensar, reflexionar y volver a caminar con más fuerza. besos.
Me identifico totalmente. Somos naturaleza, por eso la necesitamos, porque necesitamos reencontrarnos con nuestra esencia. Y además los almendros, maravilloso cuando está florecido. Me gustan, sí, los árboles menudos pero llenos de historia. El olivo también, por ejemplo.
ResponderEliminarEfectivamente, todos somos parecidos.
ResponderEliminarLa naturaleza nos inspira y nos conmueve, los espectaculos más bellos que he visto siempre han estado vinculados a la naturaleza, como un cielo azul que se junta con un mar igual de azul, los cerezos, espectulo muy valorado por los japoneses, o un bosque en otoño, en una gama de tonos que no podria enumerar...y todo eso se nos queda dentro, el paisaje nos acompaña, ciertamente como un estado de animo.
ResponderEliminarBeso energetico. Gracias Ma
Y teniendo esos paisajes maravillosos, es más fácil imaginar y describir historias.
ResponderEliminarGracias Madi por permitirnos acompañarte en tu paseo, en tus sensaciones, y en la reflexión sobre tus sentimientos.
ResponderEliminarLa verdad es que sincerarse ante uno mismo y ver el interior tal y como es, no sólo nos ayuda a conocernos mejor sino que nos hace sentirnos bien. Y como bien dices, si comparamos nuestras historias nos sorprendemos de ver cuan parecidas son.
Me ha encantado tu paseo y tu reflexión. Ahora, compartamos el silencio.
Besos.
Pues sí Suso, he vuelto nueva tras mi paseo, además paró el viento.
ResponderEliminarUn abrazo
El olivo es mi preferido, por muchos motivos presonales además de que me encanta como árbol.
ResponderEliminarUn abrazo Ramon
Y a todos nos ocurre las mismas cosas, es extraño que antes de conocer a la otra persona le ves como álguien distinto, entonces, cuando empieza la conversación te vas dando cuenta que es como tú, con las mismas metas, las mismas limitaciones...
ResponderEliminarUn abrazo Maria Jesús
Otoño como el que se ve, se vive y se huele en El Ripollés creo que no existe otro igual.
ResponderEliminarMe encanta la gama de colores que hay por allí.
Un abrazo miette
Carlos, reconozco que vivo en un lugar de privilegio.
ResponderEliminarPor temperatura y por situación geográfica.
Gaviero, la soledad deseada y momentanea es la mejor forma de vivir en silencio, si a eso tenemos la suerte de poder añadir que la compartimos con la persona amada, ¡¡lo mejor del mundo mundial!!
ResponderEliminarMuchas gracias Madison, por compartir estos momentos. Sus reflexiones conmueven.
ResponderEliminarHace una semana estaba junto al mar, que suerte vivir a su lado. Yo también he tenido una mañana soleada y bonita, la primavera se acerca. Precioso post, besos.
ResponderEliminarEl mar, el silencio y los almendros en flor para amojonar un paseo de sábado por los territorios de la melancolía: una lluvia mansa cae sobre la tristeza. A veces el paisaje nos retrata por dentro. Un hermoso retrato.
ResponderEliminarUn beso.
No hay nada más bonito que las islas cuando florecen los almendros. Después de mi temporada de examenes en valencia, llegué a casa, a Ibiza, a cargar pilas hace un par de días, y nada sienta mejor que uno de estos momentos como el que narras... Reflexionar, reencontrar un poco de armonía y equilibrio, ordenar pensamientos...
ResponderEliminarBuen Blog, Madison. Y buena entrada.
ResponderEliminarAquí hay mucha interioridad de gente sensible.
Un saludo,
Thomas
que hermosoel poder hablar de los paisajes y las palabras, uniendolo todo en uno para formas esos sentimeintos tan tremendos , me han gustado ess palabras. saludo
ResponderEliminarwww.falsario.es
El más hermoso paisaje no es nada sin unos ojos que lo observen.
ResponderEliminarLas más hermosas historias no son nada sin nadie que nos las cuente.
Gracias por poner en esta entrada la vista y la voz con tanta sensibilidad.
Un abrazo.
Es curioso que siempre pensamos que los demás tienen una vida mucho más interesante que la nuestra. En realidd es la proyección de nuestros deseos en los otros. En muchas ocasiones los demás piensan lo mismo de nosotros. Esto me lleva a pensar que con todo lo indulgentes para con nosotros que somos en este mundo occidental nuestro, en realidad tenemos la indulgencia mal sincronizada: no actua cuando de verdad debería actuar.
ResponderEliminarUn beso.