Templo de Salt Lake City, Utah.
Estimado Inb Levi,desde hace unos días me encuentro muy excitado,no sé muy bien que pensar y esta razón me mueve a comentar contigo un asunto que me tiene preocupado.
Sabes que nunca fui muy propenso a creer y menos aun cumplir con los preceptos de nuestra comunidad.
Algunos me tachan de descreido,de mal ejemplo,incluso de endemoniado y quizá no les falte razón, porque estimado Levi creo que he estado equivocado por mucho tiempo.
El caso es que anoche envié a mi esclavo Adel al páramo donde sabes se guardan mis ovejas bajo la atenta mirada de mi primogénito al que le tengo encomendada la responsabilidad del cuidado del ganado.
No salgo de mi asombro cuando Adel me cuenta algo que ha pasado en el trayecto de nuestra casa hasta el lugar donde Abukbar encierra el ganado para protejerlo de las bestias de dos y cuatro patas.
El caso es que cuenta que un ser que no parecía de este mundo se le presento cuando bajaba la cuesta que desemboca en el valle que utilizamos en esta época como zona de pasto para el ganado.
Dice que no pisaba la tierra como cualquier ser humano,que se mantenía en el aire gracias...y creeme lo que digo...gracias a unas grandes alas cubiertas de pluma blanca y pura como las primeras nieves antes de ser pisadas.
Pero ahí no queda la cosa,pues este extraño ser le dirigió la palabra, y segun mi criado, este le dijo que era un enviado del todo poderoso y siempre bien amado señor del universo,Dios de nuestros antepasados.
Le dijo que esa misma noche sucedería algo extraordinario...y creeme lo que te digo...ha pasado y no salgo de mi asombro.
De resultas de todo ello Adel se dirigió sin pensarlo hacia las afueras de Belen guiado por los consejos del ser alado que le ofreció una luz extrañamente hermosa que le acompañó hasta llegar a un pequeño y triste pesebre donde se encontraban una mujer,un hombre y un recien nacido...y cree en mis palabras... pues aunque pueda parecer un hecho extraordinario y me arriesgue a que pienses que estoy loco, ese recien nacido, no era otro que el hijo de Dios personificado.
Ya sé que pensarás que lo habré soñado,sobre todo sabiendo mi postura hacia temas de esta índole, que siempre me han granjeado la enemistad de la comunidad y un desasosiego del alma que tu bien conoces y siempre has minimizado para ayudarme y confortarme en base a nuestra antigua amistad.
Si te sirve de algo te diré que que en cuanto fui consciente de lo absurdo de lo contado por mi criado,no pude resistir la ansiedad que sus palabras produjeron en lo más íntimo de mi ser y salí apresurado con la intención de corrobar lo que me habían contado.
Cual fue mi sorpresa cuando antes de salir al páramo llamaron a la puerta de mi humilde morada en horas tan intempestivas y de madrugada.
Abrí la puerta con desconfianza pues son malos y duros estos tiempo que vivimos y allí estaba... un pequeño paje perfectamente engalanado impropio de estos lares tanto en la ropa como en ademanes.
Este me dijo que era el heraldo de tres grandes señores que pedián posada tras un larguísimo viaje pues estaban agotados y necesitaban refrescar sus monturas y si fuera posible algun refrigerio para la comitiva que los acompañaba.
Como bien sabes la hospitalidad es sagrada y posiblemente uno de los pocos preceptos que siempre he respetado,así que les ofreci mi humilde morada y un poco de pan y queso regado con un poco de agua.
Cuando se sentaron a mi mesa,los tres grandes señores me hablaron como si me conocieran de toda la vida y esto me puso en guardia,pues de todos es sabido que nuestro oscuro Rey Herodes nunca descansa y siempre anda buscando virgenes con las que satisfacer sus ansias de pecado, recurriendo para ello a un singular número de añagazas, y como tu bien sabes guardo una joya en casa, carne de mi carne y alegría de mi morada.
Finalmente se ganaron mi confianza y no pude por menos que contarles el suceso narrado por mi criado al respecto del ser alado.
Dicho esto los tres se levantaron de la mesa y llamaron al heraldo que conocí anteriormente,seguidamente empezaron a dar instrucciones concisas a este y me rogaron encarecidamente que les acompañara hasta donde el criado había encontrado el pequeño pesebre y el recien nacido citado.
Entre movimientos pausados y elegantes se pusieron los señores en marcha solicitando disculpas por su atrevimiento y musitando constantemente una palabra,un nombre...Jhosua,Jhosua recitaban...no solo era una palabra,no solo era un nombre,parecía una oración musitada con lágrimas en los ojos y expresión elevada.
Pregunté quien era Jhosua y ellos solo me miraban como si fueran dueños de algun secreto que no tardarían en desvelarme ,así tal como un padre hablaría a un hijo, como un abuelo se dirige a su querido y pequeño nieto,ellos me contaron que venían de un lugar muy lejano, más allá del horizonte protegido por las profundas y escarpadas montañas del norte.
Venían en pos de una profecia muy antigua,eran estudiosos de noble cuna descendientes de antiguos sabios y tenían la misión ...y creeme mi querido Levi,cree en mis palabras...su misión no era otra que ponerse a los pies del hijo de Dios personificado,un pequeño bebe llegado a este mundo de horror que nacería de la forma más humilde y sería portador de un mensaje inaudito que gracias a su llegada a este mundo, la historia de nuestro pueblo cambiaría de la noche a la mañana y con las mismas la historia del mundo entero pues ese pequeño ser era el encargado de la mayor de las proezas,conseguir que el mundo tenga esperanza,conseguir unir a todos bajo un mismo credo claro y diáfano como el agua que nace en los dulces manatiales de nuestras montañas.
Amaos los unos a los otros sin diferencias de credos,sin ambages,sin prioridades y además asegurarnos que con la muerte nada acaba ,que no estamos solos,que el padre prepara nuestra última morada,estas fueron sus únicas palabras,palabras que calaron muy hondo en este descreido amigo tuyo y que aun no sabe muy bien, si lo ha soñado o verdaderamente el hijo de Dios ha llegado.
Abu Akbar al senum
Belen 24 de diciembre.
Gracias Gavalia