martes, 19 de febrero de 2019

Un hombre en la oscuridad.-Paul Auster


August Brill ha sufrido un accidente de coche, y se está recuperando en casa de su hija, en Vermont. No puede dormir, e inventa historias en la oscuridad. En una de ellas, Owen Brick, un joven mago que ha adoptado el nombre artístico de «El Gran Zavello», despierta en el fondo de un foso de paredes muy lisas que no puede escalar. No sabe dónde está ni cómo ha llegado hasta allí, pero oye el ruido de una batalla. 
Hasta que aparece el sargento Serge, que le ayuda a salir del pozo para que Brick pueda cumplir su misión. América está inmersa en una oscura guerra civil. Los atentados del once de septiembre no han tenido lugar, y tampoco la guerra de Irak. Brick no entiende nada. Pero se entera de que su misión es asesinar a un tal Blake, o Block, o Black, un hombre que no puede dormir, y que como un dios, inventa en la noche esa guerra que no acabará nunca si él no muere. Aunque no se llama Blake ni Block ni Black, sino August Brill, y es un crítico literario que ha sufrido un accidente, se está recuperando en la casa de su hija, en Vermont, y no tiene los infinitos poderes de Dios para inventar mundos infinitos, pero puede contarnos una feroz y veraz fábula de nuestros días.




La novela atrapa, pero cojea, como siempre Auster utiliza dos mundos paralelos, el ficticio y otro real. También el cine, en este caso nombra:
El ladrón de bicicletas, Cuentos de Tokio, La gran ilusión y El mundo de Apu.
Estamos en la época de la guerra de Irak durante el mandato de George Bush hijo.
Nos encontramos con el narrador, August Brill, su hija Miriam y su nieta Katya. Viven juntos ya que August ha padecido un accidente bastante grave y ha ido a vivir a casa de su hija. Es una historia familiar. Carencias, infidelidades, sentimiento de culpa, etc.
En el mundo paralelo está Virginia y Owen, es un mundo imaginario que está en guerra. Owen está casado con Flora, pero aparece en su vida Virginia y no puede resisitirse a la atracción de esta. Y ahí es donde cojea el libro, porque hacia la mitad no volvemos a saber nada mas de estos personajes, y la verdad, me ha parecido un desatino.
No estamos ante el Auster que escribió, La noche del oráculo, El libro de las ilusiones, El palacio de luna o Brooklyn Follies, por nombrar algunos, también es verdad que no soy nada objetiva, ya que desde hace años, cuando leí el primer libro , siento fascinación por este escritor. Los que me conocen, aquellos con quienes he compartido lectura, lo saben.

"La noche aún es joven, y sin moverme de la cama  con los ojos clavados en la oscuridad, en una tiniebla tan impenetrable que no se alcanza a ver el techo, me pongo a recordar la historia que empecé anoche. Eso es lo que hago cuando no logro conciliar el sueño. Me quedo tumbado en la cama y me cuento historias. Quizá no sea gran cosa, pero siempre y cuando no me salga de ellas, me evitan pensar en cosas que prefiero olvidar. La concentración , sin embargo, puede darme problemas, y las más de las veces mis pensamientos acaban derivando de la historia que pretendo contar a las cosas en las cualesno quiero pensar. No hay nada que hacer. Fracaso una y otra vez, hay más chascos que aciertos, pero eso no quiere decir que no ponga todo mi empeño."
Pag 10


"No hay una sola realidad, cabo, existen múltiples realidades. No hay un único mundo. Sino muchos mundos, y todos discurren en paralelo, mundos y antimundos, mundos y sombras de mundos, y cada uno de ellos lo sueña, lo imagina y lo escribe alguien en otro mundo. Cada mundo es la creación mental de un individuo"

Nº de páginas: 208
Encuadernación: Tapa blanda
Editoral: ANAGRAMA
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788433974853

domingo, 17 de febrero de 2019

Imaginar, soñar






Hay quien le gusta soñar y luego están los que prefieren imaginar.Yo, que soy algo, pragmática dejo a un lado los sueños para dar rienda suelta a la imaginación, pongamos por caso que un dia de estos 
 vendrás a casa. Prepararé aquello que tanto te gusta y nos pasaremos toda la noche a la mesa del salón, entre música de Mahler y cóctel de pomelo.Comeremos cualquier cosa y lo haremos del mismo plato. Y tú, esa noche de febrero, llevarás el jersey de lana que te regalé por tu cumpleaños. Hablaremos hasta altas horas de la noche, quizá esperemos a ver amanecer, con el placer que da las conversaciones repetidas, pero que cada vez suenan a nuevas y afortunadas. Mi mirada estará depositada en tus cabello blanco, y la tuya sobre mis hombros, ambos inclinados sobre la madera de la mesa, los cuerpos bañados en el reflejo que la luna proyecta en la madrugada.
Quizá describo esa noche como algo irreal, transfigurada por las ganas de volver a verte; pero yo sigo imaginando, y pienso incluso en el tono de voz, será pausado y dulce, por momentos conteniendo el deseo, esas ansias de quer saber todo provocadas porque sé que  la visita será breve,  ya que sólo estarás conmigo una noche. He dicho febrero, pero puedes elegir el mes que quieras, un día cualquiera, una hora indeterminada, qué más da. Tal vez llegarás cansado o habrá llovido por la tarde, sé que no avisarás, para mí  el encuentro será inesperado.No me gustan las sorpresas, pero ese día lo pasaré por alto. Llegues a la hora que llegues, yo pensaré, ¿por qué no habrá venido antes ?
Si lo supiera, si me avisaras me vestiría para lo ocasión, aunque puede pasar que ese día lleve puesto casualmente el vestido rojo que tanto te gusta.
A fin de cuentas conoces toda esa felicidad que hemos vivido y ahora yo dia a día sigo soñando, la felicidad que da las primeras noches juntos en un pequeño apartamento los dos sentados cobijados con una manta porque no había calefacción. Castañas asadas en noviembre y cerezas en mayo. Ha pasado una vida de todo aquello, ahora la casa es grande, tal vez demasiado y funciona la calefacción. Para ti he ido guardando palabras nuevas en un cuaderno que tengo y he memorado tu imagen a base de tibios silencios. Y en los días que me siento muy sola me pongo tu sudadera azul turquesa que todavía huele a ti. Por unas horas volveremos a gozar de la calidez y el bienestar de nuestro hogar, a puertas cerradas.