Nunca quise tener perro, nunca fui de esas personas que se acercan cuando ven alguno por la calle para acariciarlo.
Pero hace unos años por circunstancias personales acepte tener uno aunque antes de decir sí tuve mis reservas.
Mi perro murió la madrugada del domingo al lunes después de estar con nosotros casi once años
Dicen que los perros con el tiempo son un poco como los amos, yo no lo se, no se si es leyenda urbana o algo hay de verdad en esa apreciación.
Mi perro era discreto, educado, elegante, le gustaba pasar desapercibido-cosa que no lograba debido a su tamaño-también era cariñoso, le encantaba que le mimara y a él le gustaba mimarme a mi.
Siempre iba a mi lado, por la noche cuando llegaba del trabajo me esperaba en la puerta, últimamente le costaba mucho levantarse, pero al verme entrar el rabo le iba a una velocidad asombrosa.Nos dirijíamos los dos hacia la cocina, yo me preparaba algo de cena, él bebía y comía a la par.
En casa, no solo yo, todos los que vivimos en ella nos hemos sacrificado en cierta manera por él, porque siempre ha querido nuestra compañía y no soportaba estar solo, eso ha supuesto no poder ir a una serie de lugares, ni viajar tanto como nos hubiese gustado. Tener un perro da trabajo, la limpieza ha de ser exaustiva, y muchas veces me he quejado de él, pero ahora me arrepiento porque al volver la vista atrás veo que he recibido mucho mas de lo que le he dado.
Me siento triste, le extraño. Hoy vienen a pintar la casa, también traen un sofá nuevo. La pared del pasillo estará siempre limpia, el sofá durará intacto infinitamente porque cuando yo esté descansando o leyendo, él no apoyará su morro en mi falda, nunca más veré esa mirada llena de agradecimiento cuando al terminar mi bocadillo él recibía el último bocado como premio.
Quiero mucho a mi perro y siento dentro de mi un dolor desgarrador que nunca imaginé sentir y aunque estos días en casa hay acontecimientos para estar alegres y muy felices, se que a partir del domingo que todo haya terminado y cada uno vuelva a su lugar, cuando el acontencimiento finalice, con el transcurrir de los días la pena se acentuará infinitamente más.