martes, 31 de marzo de 2015

Transitar

A veces nos pasamos media vida coincidiendo con alguien sin prestar atención, nos vemos en una cafeteria, en la estación de metro, en el parque... no sé, puede pasar en cualquier sitio. Es algo corriente, pero llega un  día que esa persona hace algo diferente y consigue  que nos fijemos en ella como si le viéramos por primera vez, y,en ese instante, sabemos que los dos acabaremos irremediablemente enamorados.
Es una sensación inexplicable, un sentimiento no premeditado. No sé si hay una palabra científica para definirlo, supongo que sí, yo, lo llamo azar. A veces  de un modo tan sencillo que te preguntas cómo no había ocurrido antes.
 Las personas  llegamos a la vida del otro sin habernos buscado y sentimos  el impulso a salir corriendo tras ella, de no dejarle escapar porque sabemos que un abanico de posibilidades se han abierto ante nosotros. Proyectos. Un empezar. Una alegría interior que provoca estado de felicidad. Un despertar al mundo. Una resurreción. Un asombro.Somos muy afortunados

Imagen deAlexander Rodchenko

sábado, 28 de marzo de 2015

Lo que me das


Un beso en el pelo. Una mano en la rodilla .Notar el corazón que se acelera. Risita boba sin motivo aparente, pero  intensa hasta el punto de hacerse contagiosa .Morderse el labio inferior intentando disimular yo qué sé!
No se trata de una realidad imaginaria.Son momentos que todo vale y nada sobra
 Intimidad compartida, donde dar rienda suelta al deseo que provoca el amor en cada uno de los encuentros que se producen.
  A fin de cuentas es lo que cualquiera de nosotros necesitamos ¿O no?
 sin vivir todo eso poco merece la pena.
Gracias mi amor, porque contigo todo recobra color y sentido

Imagen de  Bernard Plossu

viernes, 27 de marzo de 2015

¿Podrás?

Te puedo parecer diferente, quizá algo rara, porque no quiero desvelar mucho, solo darte las pistas necesarias, ayudarte a entrar en mi mundo.No sé cómo es en otras partes,o cómo lo hacen otras personas, pero aqui es asi,  mi corazón habla así. Yo soy así. Mírame, debes imaginarme, adivinarme. Entérate qué hay detrás de estos  rasgos, de estos ojos que no te pierden de vista ni cuando estás dormido.
Espero que me hayas entendido y que esto salga bien el encaje. No lo sé. 
Mientras tanto seguiré contemplando el amanecer

jueves, 26 de marzo de 2015

Lo útil






Y de qué me sirve tanta lucidez si la solución se me escapa de las manos
Imagen de  Stanko Abadzic



martes, 24 de marzo de 2015


Así,
en ti me quedo,
paseo largamente tus piernas y tus brazos,
asciendo hasta tu boca, me asomo
al borde de tus ojos,
doy la vuelta a tu cuello,
desciendo por tu espalda,
cambio de ruta para recorrer tus caderas,
vuelvo a empezar de nuevo,
descansando en tu costado,
miro pasar las nubes sobre tus labios rojos,
digo adiós a los pájaros que cruzan por tu frente,
y si cierras los ojos cierro también los míos,
y me duermo a tu sombra como si siempre fuera

sábado, 21 de marzo de 2015

Mi padre



Adoro a mi padre, pero cuando era pequeña me infundia mucho respeto, no sé, siempre le veía lejano, inalcanzable. Figuraciones mías  supongo. El caso es que yo siempre pensaba en que debía esforzarme por agradarle mas, y eso hice. En vacaciones me gustaba ir a visitarle a su trabajo, a eso de media mañana cogía algo de fruta y se la llevaba. Al verme sonreía mientras alargaba sus brazos hasta mí, y yo me sentia feliz y afortunada. Los domingos por la tarde íbamos a la playa, eso en verano, porque  en invierno nos gustaba el cine y al salir nos llevaba a comer algo.
Tenia un pequeño negocio. Se empeño en que yo debia hacer los presupuestos y después las facturas, asi que cuando cumplí, si no recuerdo mal, trece o catorce años  me llevó con  él  a la tienda a que eligiera  una maquina de escribir Olivetti- hace poco, en casa de mi madre, abrí un armario y allí está todavía- era de un verde oscuro y yo la aborrecia. Odiaba el ruido que hacia al teclear y la voz de fondo de mi padre dictándome lo que debía escribir. Números y letras, uf qué horror. A veces lloraba de impotencia, pero él ni caso. Me decia que algún día me alegraría, yo no lo veía así,  pero algo de razón tenía porque a dia de hoy me gano la vida con los números.
Ahora, cuando lo miro siento una infinita ternura. Por Navidad  le regalé una gorra de pana color negro. Siempre la lleva puesta, no se la quita ni cuando está en casa. Otra vez que le acompañé al médico, me dijo que ya no veía con sus gafas como antes. No te preocupes, -le dije- cuando salgamos nos acercamos a la óptica. Se pasó un mes presumiendo de gafas y de hija ante sus amigos. Últimamente, debido a la enfermedad de  mi madre paso bastantes horas con ellos. Mi padre que siempre que hablábamos de él  decíamos.."a este hombre no se le caerá la casa encima", porque no paraba quieto, se iba a andar, a tomar el cortado, a jugar la partida de dominó... ahora, no se mueve de al lado de mi madre.
Ayer mismo, que estuve con ellos le dije que saliera un rato. Después de mucho insistir y a regañadientas aceptó, pero no habían pasado ni dos minutos que volvía a estar en casa. Lo que más me sorprende es que el amor que siente el uno por el otro nada ha cambiado, a pesar de los problemas de la vida después  de tantos años llenos de peripecias y de cambios. Esa perseverancia me conmueve
Cuánto daría por volver atrás y ser otra vez la niña que cada tarde esperaba intrigada y alegre su regreso después del trabajo
Imagen de Igor Bellkovsky