domingo, 29 de mayo de 2011

Javier Egea



Otro romanticismo

Te escribo nuevamente desde una tarde helada
de esas en que nos puede el sentimiento
y la obsesión -ese pingajo de la soledad-
te derriba, te ocupa, sienta plaza en tu cuerpo
y, lo más peligroso, te alumbra, te interroga.

Y ves que los renglones se estrechan,
las letras se amontonan
y comprendes el hueco imposible,
el espacio que nunca compartimos
y este bello recurso de contarte la vida
poblando de historia y de sueños
las hojas tibias del dolor
que tanto me recuerdan tus muslos o tu espalda.
Por ellos navegué durante tanto tiempo,
en ellos aprendí tantas cosas extrañas,
tanto golpe de mar,
que parece imposible olvidarte así, de pronto,
como quien tira la luz por la ventana,
como quien se despuebla de golpe de esperanza.

¿Quién puede responder sin ningún truco
a las preguntas viejas, enquistadas,
hechas parte de ti?

¿Quién cruzará de un salto las aguas del olvido
sin sentir cómo quema en la carne la sorpresa de un día,
las sábanas de un día, los cuerpos ofreciéndose,
las ojeras del gozo al amanecer?

¿No volverá el amor ,
aquel juego con náufragos y cofres,
a sorprendernos con su mano abierta,
a dejar en la playa de un hombro
como alga de plata que reposa
la saliva brillante del deseo?

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

Por eso he de decirte -aunque sea por escrito-
f que está la casa abierta para ti,
que te esperan los libros, el té, mi soledad,
las dudas de las tardes de domingo,
la pequeña verdad
que no se tiene en pie sin tus palabras.

No es posible saber cuando todo enmudece
y la vida se ha vuelto una sórdida esquina
si nos falló el presentimiento
o será que el mercado nos fue tragando
con sus comadres y su algarabía,
que no supimos vernos ni hablarnos
entre anuncios de sopas luminosas,
promesas y altavoces
pregonando los últimos saldos
de la felicidad.

Será que llevaremos inevitablemente
un lenguaje podrido que amarga el paladar
y te pone a escupir en mitad de la urgencia
cuando toda la historia apenas si consiste
en decirnos que sí, que nos amamos.

Y los golpes, tan fuertes, las aguas del olvido,
tan hondas... Yo no sé!

Hay cosas en la vida
que sólo se resuelven junto a un cuerpo que ama.

Y cartas que se escriben
cuando la prisa clava su aguijón
y te deja colgando del alero
y te da por pensar
que es posible que no nos conociéramos
aunque fuimos viviendo el mismo frío,
la misma explotación,
el mismo compromiso de seguir adelante
a pesar del dolor.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Esa manía nuestra


Van Gogh.

Por tanto, no es la vida la que cambia

somos nosotros con nuestro estado de ánimo,

con nuestras subidas y bajadas,

que la vemos distinta.

La vida es perfecta, hace lo que tiene que hacer

que es ofrecernos la facultad de poder decidir

La vida es el mejor regalo y qué mal la tratamos a veces

qué desagradecidos nos mostramos con ella

martes, 24 de mayo de 2011

Cuando tú te diluyes


Iain Faulkner

Quiero que sepas que con el paso de los días las facciones de tu rostro van desdibujándose de mi memoria

Que tu voz se diluye despacito, como el azúcar al mezclarse con el café

Y extrañamente con del día a día, te pienso y te siento con una intensidad que duele.

Cuando te pienso siento descargas eléctricas que se introducen por cada poro de mi piel.

Cuando te siento descubro que cosas de mi que hasta ahora no conocía.

Llévame contigo allí donde deberíamos estar. Donde sabemos que está nuestro lugar.

Retomemos lo imposible, lo improbable. Desafiemos a la vida, al mundo

Mírame y dejate seducir, descarga tu mirada de deseo sobre mí

Qué puedo decirte que no sepas. Echo de menos encajar mi cuerpo en el tuyo, entrar en ti. Que abraces mi espalda. Echo de menos la extenuación desprendida y desmayada. El cansancio.

Dame tu mano.

No sueltes la mía.

Y maldigo el destiempo.

Las deshoras.

El callar.


martes, 10 de mayo de 2011

Emile Cioran

Si se ven negras las cosas es porque uno las sopesa en la oscuridad, porque en general los pensamientos son fruto de vigilias, es decir, de oscuridad. No pueden adaptarse a la vida porque no han sido pensadas con miras a la vida. La idea de las consecuencias que podrían tener ni siquiera roza la mente. Estamos fuera de cualquier cálculo humano, de cualquier idea de salvación o de condenación, de ser o de no ser, en un silencio aparte, modalidad superior de vacío.



Se han perdido parte de vuestros comentarios, ¡¡qué rabia!!

lunes, 9 de mayo de 2011

Simbolismo


Raíces que nacen, buscan y serpentean por caminos subterráneos .
La búsqueda sigue hasta el día que el destino decide mostrarse caprichoso y hace posible el encuentro en el marco de un lugar privilegiado convirtiendo el momento en imperecedero.
Saben que lo sucedido es indefinible, y eso les hace sentirse fuertes y con ganas, pero sobre todo se sienten dueñas de una felicidad inexplicable.
Y saben que una vez se han reconocido permanecerán enlazadas para siempre independientemente de cualquier circunstancia

miércoles, 4 de mayo de 2011

El fin de semana.-Bernhard Schlink


Contraportada
Un grupo de antiguos amigos se reúne para pasar un fin de semana en el campo y rememorar los viejos tiempos. Pero no se trata de una reunión cualquiera: uno de ellos, Jörg, exmiembro de la Fracción del Ejército Rojo (más conocida como Baader-Meinhof), acaba de salir en libertad. Tras más de veinte años encerrado en prisión por sus acciones terroristas, con cuatro asesinatos a las espaldas, ha recibido el indulto del presidente alemán. Christiane, su devota hermana, ha reunido a sus amigos para darle la bienvenida a su nueva vida en el mundo libre: Ilse, profesora de instituto que intenta ser escritora; Ulrich, exitoso dueño de unos laboratorios dentales, con su mujer y su promiscua hija adolescente; Henner, amigo de la infancia y periodista; Andreas, su abogado; Karin, pastora protestante, con su marido, y Marko, un joven y entusiasta radical que ha conocido a Jörg en los últimos años y pretende recuperarlo para la causa. A lo largo de tres días, todos estos personajes sacados de una pieza de Kammerspiel, hablarán, discutirán y se verán confrontados con el olvido y el recuerdo, el odio, el rencor, la amistad, la hipocresía y el perdón. En una sucesión de situaciones magistralmente entrelazadas, veremos resurgir heridas mal cicatrizadas y reflexiones sobre el pasado, la violencia y la lucha política. «Si me dices que nuestra guerra fue un error, no voy a contradecirte», admite Jörg interpelado por sus antiguos compañeros de ideología. Una vez más, Schlink explora la memoria colectiva alemana, esta vez para rememorar los años de plomo en una novela que, probablemente, plantea más preguntas que respuestas. «En una atmósfera íntima y combinando una brillante constelación de personajes con unos diálogos inteligentes, Schlink ha construido una novela asombrosamente densa.» (Abendzeitung). «Schlink se ha ganado una enorme popularidad penetrando con inteligencia en la mente de sus personajes y estableciendo empatía con sus dilemas. Sin duda, el profesor Schlink es un experto en leyes, pero el escritor Schlink es un intrépido explorador de un terreno mucho más espinoso: el corazón humano.» (Newsweek).

El fin de semana ha sido mi última lectura, un libro muy diferente a El lector escrito por el mismo autor y que leí hace unos años.

Se divide en tres partes, viernes, sábado y domingo.

Christiane espera a Jorg a la salida de prisión, desde allí se dirigen a la casa de campo que ésta comparte con Margarete.

Al parecer se trata de un encuentro entre viejos amigos, pero es mucho más que eso. En el transcurso de estos tres días suceden bastantes cosas. Hablan de recuerdos, pero también habla la conciencia ¿Realmente ha valido la pena su pasado de terrorista? ¿Qué sucede con la conciencia? ¿Qué pasa con las personas inocentes asesinadas por él en actos terroristas? Y además qué sucede con su vida tras su puesta en libertad.

Qué esperan los demás de él? Unos que vuelva a su vida de antes y otros que olvide y empiece de nuevo.

Quién avisó a la policia sobre el escondite de Jorg? El tiempo, la vida...siempre pasa factura.

El libro tiene mensaje y hace reflexionar, incluso en las últimas páginas donde antes de partir cada uno hacia sus casas ayudan a vaciar el sótano que ha quedado anegado de agua tras la lluvia caída el sábado.

Una lectura muy recomendable. Me gustan los libros que me absorben de tal manera que tras finalizarlos debo reposar antes de empezar otro. Eso siginifica que es una lectura que deja huella

martes, 3 de mayo de 2011

Humberto Ak´Abal


Erin Cone

Hay lugares
por donde la noche
anda suelta

y uno hace cosas
que después
quisiera olvidar.