lunes, 30 de agosto de 2010

El árbol y la luna

No se sabe cuando surgió la leyenda, pero ésta se fue transmitiendo a lo largo de los años de padres a hijos y hoy en día nadie del pueblo la desconoce.


Comenzó un lejano atardecer, cuando un rayo golpeó de lleno sobre el frondoso árbol de aquel prado. A pesar de que no llegó a sucumbir por las llamas debido a la rápida actuación de unos labradores que consiguieron apagar sus llamas, quedó bastante dañado; en un primer momento parecía que lograría recuperar su esplendor, pero con el paso del tiempo fue perdiendo vigor, hasta un momento en que todo apuntaba a que terminaría por sucumbir. Apenas le quedaban cinco o seis hojas verdinegras, y las ramas no tenían fuerza casi para mantenerse en el aire sin quebrarse.


Se decía que la luna estaba perdidamente enamorada del viejo árbol; noche tras noche, sus rayos parecían abrazar el tronco de su amado, acariciando con suavidad sus numerosas hojas y rodeando de luz, cuando ella estaba en su fase llena, al imponente ejemplar. Efectivamente, la noche del terrible suceso, en la que se mostraba llena y redonda, al ver al árbol herido, se apagó de repente; se habló de un eclipse imprevisto, pero la realidad, que solo supieron los habitantes del pueblo, era que todo fue a consecuencia del dolor de ver la tragedia.


Según se iba debilitando el árbol, la luna parecía crecerse, y noche tras noche, con la fuerza y la paciencia que únicamente da el amor, empezó a conseguir que éste recuperará la savia y la clorofila pérdida; toda la noche ella acariciaba las ramas casi desnudas, iba fortaleciendo, hoja a hoja, los pequeños brotes que empezaron a aparecer, sus rayos parecían besar la corteza ajada y reseca, y poco a poco, casi imperceptiblemente, estos empezaron a ir cubriendo de nuevo la madera ennegrecida, y llegó una noche en la que el árbol sintió que una corriente de savia fluía en su interior, que las raíces volvían a cobrar fuerza, y la siguiente noche, cuando apareció la amada, se agitaron las hojas, se extendieron las ramas y en un abrazo pletórico de deseo, de fuerza, de vida, se fundieron los dos.



9 comentarios:

  1. Buenas... vengo de otra cafetería y me ha gustado tomar café viendo algunos posts tuyos q, por otra parte, están geniales.

    Me gusta esta cafetyería, seguiré leyéndote... con tu permiso claro. Un saludito.

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  2. Preciosa gaviero.Redondamente romántica.
    Un saludo

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  3. Hermosa metáfora, Madison.
    No siempre, pero a veces es posible.

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  4. Oye Willy, pues yo también me he paseado por tu cafe y está fenomenal, así que me quedo por allí.
    Un abrazo

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  5. La luna posee una gran fuerza interior y no permitirá que el árbol desfallezca.
    La luna ama al arbol, o mejor dicho ambos se aman, así es que no les importa el tiempo de espera ni la manera de superar la adversidad
    Consegirán alcanzar la meta que hace tiempo se propusieron, aunque el temporal es considerable.

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  6. ¿El amor puede hacer milagros?
    Tal vez el saberte amado, realice el prodigio de querer seguir viviendo.
    Leí hace tiempo, que es triste saber que nadie te ama, pero lo terrible es no amar a nadie.
    Abrazos por la vuelta…….¿un renacer?

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  7. Que bueno Gaviero...
    Cierto que la luz de la luna parece bañar las superficies en la noche.
    Y de alguna manera el amor...etc. etc..

    Tu lo has dicho ya muy bien.
    Un abrazo

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  8. Lo primero, quiero pedir disculpas por haber tardado en responder, y al haberse acumulado tantos comentarios, me perdonareis que os contesté de manera conjunta. Menos mal que Madi, siempre pendiente si ha cumplido debidamente con vosotros.

    Willy, bienvenido al café, esperemos que te sientas como en tu casa.

    Gracias por tus palabras Gavalia, otro saludo para ti.

    Lo hago extensivo a ti, Juan Antonio, me alegro que te haya resultado interesante.

    Xibeliuss, otro saludo para ti.

    Luis, gracias por tus amables palabras.

    Nosequé, yo lo de los milagros ya me cuesta creerlos, no tengo yo mucha fe en ellos (la verdad es que ninguna). En el amor, en cambio, si creo y consideró que es necesario para la vida.

    Madi, como siempre haces la lectura apropiada y más precisa de los textos. Gracias por abrirnos tu café y hacernos sentir en casa.

    Saludos, abrazos y besos a repartir, al gusto de cada uno.

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