viernes, 25 de diciembre de 2009

Warlock




Fuera sólo hay oscuridad, lastimosamente alumbrada por las frías e indiferentes estrellas, y reina el silencio en la ciudad, en la cual, para abrigarse, algunos duermen abrazados a las sábanas de la ilusión y el optimismo. Pero aquellos a quienes más quiero no duermen, ni vislumbran esperanza, y sufren por los valientes que caerán en su inútil sacrificio por todos nosotros, y cuya única ofrenda será que los lloremos durante algún tiempo; aquellos que ven, como yo he llegado a ver, que la vida no es más que lucha y violencia, sin razón ni causa, y que el único resultado es la degradación y la burla del coraje y la esperanza.

¿Acaso no es la historia del mundo sino una narración de violencia y muerte tallada en piedra? Saberlo es algo terrible, triste y cruel, como lo es descubrir- y ahora comprendo que el médico lo entendió antes que yo- que lo único que vale es el intento y no el logro, porque nunca se consigue nada; hoy puede amanecer sin nubes, o más despejado que ayer, y terminar de una forma igualmente horrible y espantosa, e incluso más. ¿Podrán aplacarse alguna vez esas fuerzas que conducen al hombre a su fin, o seguirán creciendo y prosperando, colisionando horriblemente unas con otras mientras no se sosiegue el hombre mismo? ¿Puedo mirar a las frías estrellas en este cielo negro y creer en el fondo de mi corazón que es el mismo firmamento que cubría con su manto a Belén se desvaneció su estrella.

Warlock, de Oakley Hall

10 comentarios:

  1. El día amaneció descaradamente atildado, como presagio a esas escenas que cada habitante, del olvidado pueblo, se había formado la noche anterior. Una noche sin estrellas, donde la única luz sobre las calles vacías, se debía al reflejo de la chapa estrellada, sobre el pecho izquierdo, de Pernell, el ayudante del sheriff.
    Una noche transitada por el silencio, la soledad del miedo.
    Campesinos y vaqueros permanecían expectantes, no en sus casas por miedo a ser agraciados en el recibo de una antorcha incendiaria, a la espera que despertara el alba.
    Las chicas del can-can, permanecían calladas. Ataviadas con sus medias negras y vestidos escotados multicolores, continuaban sobre el pequeño escenario, esta vez, sentadas y asustadas sobre la madera donde pocas horas antes rebotaban sus tacones y alboreaban sus faldas.
    Sam, el viejo pianista, ahogó la música petrificados sus dedos. Las ocho mesas que componían el local, estaban vestidas con ese tapiz verde, una baraja de cartas presentaba el único montículo en esa pradera de lienzo. Ahora, el único juego que reinaba sobre la mesa, eran las miradas de los tahúres expectativos. Jugadores, vaqueros, campesinos, niños y mujeres que por primera vez pisaban el suelo de madera del gran Saloom, distraían su mirada y miedos mirando aquí y allá, nadie respiraba más allá el uno del otro.
    A través del ventanal, madejas de hierbajos recorrían las calles empujadas por el susurro del viento. La noche iba a ser larga, de hecho, el amanecer sería a la misma hora de cada día, pero esta noche, esta noche las horas estarían despiertas sin estrellas.
    James Pernell, ayudante del sheriff, transitaba bajo los porches de cada una de las casas y establecimientos fríos en la noche. Sus caderas iban adornadas por sendas cartucheras enfundando su Colt 45. Entre sus brazos, descansaba un elegante Winchester 73.
    El día amaneció descaradamente atildado, como un espejo para que nadie perdiera la visión de este día amanecido.
    James Pernell hundió sus manos en la jofaina, abofeteó su cara de agua, secó sus manos, enjabonó su rostro para el afeitado, cuchilla en mano, el espejo le devolvió el acontecimiento frente a su mirada.
    Red Boy, el menor de los hermanos Boy, truhanes alborotadores y asesinos a sueldo, merodeaba provocativamente a la espera de una señal.
    El día amaneció descaradamente acicalado…………………………………………

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  2. Teng pendiente esta novela, pero con bastantes por delante, aunque la verdad es que el fragmento me ha encantado y quizá adelante algunos puestos. Muchas gracias, y feliz navidad :)

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  3. Frente este texto y, quizá, su contexto, me viene a la mente una frase de Antonio Gramsci: "Contra el pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad".
    Abrazos, siempre.

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  4. gran frase, Isabel.
    Gracias por traer un poquito de luz a mi lóbrego desconocimiento!
    .-)

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  5. Manel, genial entrada, bueno la verdad, has realizado una entrada triunfal en este café.
    Un saludo

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  6. Explorador, hace unos meses que la compré, incluso le abrí hilo en el foro, pero hasta ahora no me he puesto con ella.
    Todos los libros tienen su momento, aunque sinceramente, creo que tengo mas libros pendientes que momentos.

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  7. Isabel Martinez, como siempre, tus reflexiones son sabias y acertadas.

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  8. Lanita!!! es un libro éste muy interesante y además divertido a ratos.

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  9. Pues me lo tendré que leer!
    Menuda soy yo, que me pongo Y ME LO LEO (como te lo cuento!)
    .-)

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