viernes, 25 de diciembre de 2009

Confesiones de un burgés












La atmosfera de Londres era erótica; Londres es quizá la única ciudad del Mundo con una atmosfera erótica inconfundible.
En París la gente se besaba en la calle y hacía el amor en los cafés..., pero el erotismo es algo oculto y rodeado de secretos; el erotismo es siempre el "dessous", nunca la desnudez.
En Londres no he visto ni un beso dado en una mano en público que durase un segundo más de lo debido o se prolongase de cualquier forma.
Mas la ciudad rebosaba erotismo y en la niebla se oían gritos de placer.
Me gustaba detenerme por las noches delante de la entrada de algún teatro para observar el desfile de unos cuerpos humanos vestidos perfectamente construidos, envueltos en frac y en vestidos de noche con escote; me gustaba contemplar la suave debilidad de la sonrisa solemne y social de aquellas personas selectas, cuando mostraban, en el vestíbulo del teatro, sus cuerpos idealmente esculpidos y cuidados, cuando hacían gala de su educación, como animales de circo amaestrados demostrando sus habilidades, cuando mostraban sus joyas, que resplandecían bajo las luces, y al contemplarlos, pensé que para que aquellos cuerpos estuvieran atléticos y pulcros, cada día moría en algún rincon del mundo un africano o un hindú.
Sentía como si aquella representación deslumbrante y trágica hubiese llegado a su fín; lo observaba todo con mucha atención, y los propios actores parecían opinar que el dramático desenlace no podía pasar desapercibido.
Por cada uno de aquelos ingleses cuidados, quizá incluso hasta por el ascensorista del hotel, trabajaban hasta la muerte varias personas de color, trabajaban hasta la muerte varias personas de color.

Confesiones de un burgués, de Sándor Márai

12 comentarios:

  1. No he leído nada de Márai, voy a investigar, voy a leerlo. Es lo mejor de los blogs, los chivatazos que nos damos la gente curiosa. Por cierto te dejé una sugerencia cinematográfica en mi club. Un saludo. Feliz año.

    ResponderEliminar
  2. Aquellos días aprendí que todo lo que sabemos sobre los motivos que impulsan a los seres humanos a relacionarse es puro lugar común.
    En la mayoría de las ocasiones estos impulsos asumen una forma vulgar, cómoda, como si se presentaran en albornoz: sexo, desnudez, placer. Pero todo ello es simple camuflaje, manifestación enmascarada de algún fenómeno muy profundo que sólo en ocasiones asoma a la superficie. Toda relación humana íntima –amistad, amor, e incluso los extraños vínculos que unen a dos adversarios en la vida y en la muerte- se inicia con es toque mágico; como si uno sintiera la realidad del sueño: en la multitud, entre desconocidos, de súbito te llega una mirada, una voz, y te mareas como si ya hubieras vivido aquella misma experiencia, como si supieras de antemano todo lo que va a suceder, tanto las palabras como los gestos; y todo ello es la realidad más profunda, más definitiva, pero al mismo tiempo parece un sueño.
    Así se inician las grandes relaciones humanas.
    Y en aquellas circunstancias volvía a sentir ese toque -quizá por última vez, alguien se me había acercado al borde del abismo, nuevamente volvía a encontrarme con alguien-, esa solemne realidad onírica que ya había vivido una vez. Pero ¿Cuándo?
    Entonces lo supe: al encontrarme con E, cuatro años atrás.
    (La Hermana. Sándor Márai)

    ResponderEliminar
  3. Es que la niebla es como un suave telón que oculta el escenario.

    ResponderEliminar
  4. Bonito eso que cuenta de la niebla, yo tampoco he leido nada de Marai...tendré que `ponerme a ello..

    ResponderEliminar
  5. Thornton, Márai es un gran escritor, que mientras lees sus libros te olvidas de todo lo que te rodea.
    Tengo en cuenta tu recomendación, de hecho estoy a la espera de que me la traigan a casa, pues no la encontré en mi colección.

    ResponderEliminar
  6. Manel, veo que en cuestión de lecturas tenemos mucho en común.
    Por lo tanto, es un placer para mi leerte.
    Quédate ¿si?

    ResponderEliminar
  7. Logio, a mi la niebla es algo que siempre me ha dado miedo, la encuentras sin avisar y uno se siente perdido.

    ResponderEliminar
  8. Logio, a mi la niebla es algo que siempre me ha dado miedo, la encuentras sin avisar y uno se siente perdido.

    ResponderEliminar
  9. miette, lee algo de él y ya verás, mi primer libro de Marai fue El último encuentro, ufff, caí rendida.
    hace poco leí sus diarios y la verdad, son impresionantes.

    ResponderEliminar
  10. he leído unos cuanto de SM, éste no, veo que no voy a poder evitarlo; de lo que he leído, "El último encuentro" y "Los rebeldes" me parecen dos libros extraordinarios, literalmente.

    ResponderEliminar
  11. Los rebeldes no lo he leido, pero tengo previsto hacerlo.
    El último encuentro es una maravilla y La mujer justa me dejó sin palabras.

    ResponderEliminar
  12. Marai, imprescindible.

    Besos, Madison.

    ResponderEliminar