sábado, 31 de mayo de 2008

Carta III

[por 1452]

Publicado inicialmente en AbreteLibro el 12-Marzo-2008

Hoy me he acordado de ti. No porque te eche de menos, mentiría si afirmara tal cosa (aunque de vez en año, me acuerde de algún gesto tuyo), sino porque quizás estoy empezando a cometer los mismos errores que cometí en la época en la que nos conocimos.
Pero esta vez es distinto, entonces los dos éramos unos perdedores que jugábamos a arañarnos el ego, a retarnos sin tregua, a jugar con nuestras voluntades y a construir fantasías que jamás serían ciertas, más allá de mi mente y más allá de tus sentidos excitados, por cualquier sustancia que te hiciera volar sin alas.
Hubiéramos podido vivir toda la vida a espaldas de los demás, autodestruyéndonos en brazos uno del otro, sino hubiera sido, porque me cansé de ayudarte a vencerte y quise hacerte más grande, más bueno, más tú…y sólo encontré una manera: quererte como eras. Mal camino, lo tuve que ver a tiempo, no hay nada más doloroso para alguien que no se quiere a sí mismo, que otro lo quiera por como es.
Nunca creí que pudiera alejarme de ti, algo paradójico pensando que estábamos separados desde el principio, pero lo hice…enamorada, pero lo hice. De todas maneras nunca fuiste mío, por más que tú te empeñaras en mentirte, tan sólo viste algo en mí que te deslumbró por unos momentos y que quisiste alcanzar, aunque después de alcanzarlo, quisieras robarlo, pisarlo, hacerlo desaparecer, para sentirte menos malo, más adecuado, sin llegar a comprender jamás, que no había nada que te hiciera más adecuado que ser tú mismo, no ese proyecto de hombre irónico en constante proceso de autoaniquilación, que a fuerza de querer ser, fuiste.
Es una pena, que nunca puedas llegar a ver lo maravilloso que eres, detrás de toda esa capa de cinismo, sarcasmo, ironía, ego, porque realmente eres alguien maravilloso y grande, no habría nada en la vida que te detuviera, en el camino de aquello que qusieras conseguir, si te propusieras boicotearte un poco menos a ti mismo.
Pero supongo que a muchos, los mató el primer amor, como sucedió contigo…y después siguen; trabajan, se casan, adquieren su rutina…pero en realidad, están muertos y sólo existe alguien que les puede hacer revivir: la persona que los mató.
¿Sabes? Siempre deseé que ella volviera a ti y pudieras sentir de nuevo la vida, lo que yo sentía cuando estaba contigo. O que tú te decidieras y salieras a buscarla y tiraras por la borda todo lo que tenías; tu trabajo, tu matrimonio, tu rutina. No sé si habrá sucedido, pero conociéndote, creo que no. Detrás de tanta valentía y egocentrismo que aparentas, sólo eres un niño que no pudo tener infancia y que ahora se dedica a jugar con la vida, rompiendo todos sus juguetes.
Fuiste lo mejor de lo peor que me sucedió en la vida.
Te quiero, siempre te querré.
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