Colección de cartas reales y ficticias para disfrutar del simple placer de leer y escribir.
domingo, 24 de enero de 2010
Tengo una estrella
Cada noche antes de irme a dormir tengo por costumbre mirar por la ventana.
Me acerco, separo las cortinas de color crudo y apoyo el rostro contra el cristal, me gusta notar el frío en mi cara durante unos segundos, seguidamente la abro de par en par y dirigo la vista hacia el cielo.
Me gusta saber como está. Si es una noche cerrada con cielo nublado o si por el contrario el firmamento está nítido y puede verse las estrellas.
Esta noche, está resultando una noche estrellada, hay muchas, en el cielo se ven miles, quizás millones de ellas.
Luminosas y bonitas estrellas. Desconozco sus nombres,tampoco me hace falta saberlo.
Pero siempre reconozco la silueta de una, creo que me mira, que está puesta ahí en ese rincón del cielo expresamente para mí.
Alguien la envía para visitarme desplegando toda su luz sobre mi cuerpo, temblando,me dejo acariciar por ella, alarga su luminosidad hasta que está cerca y noto que desea cogerme de la mano.
No renuncio, me dejo llevar, y, durante unos minutos recorremos lugares que solo son reconocidos por nosotros. No sé cuanto poder posee, sólo sé que durante el rato que pasamos juntos me siento contagiada por su magia.
Ambos sabemos que uno y otro somos dos seres anónimos que no necesitamos nombre para ser el complemento perfecto
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Precioso escrito Madison. Yo que soy un obseso de mirar el cielo (para quedar más pretencioso le llaman astrónomo aficionado), no sabes cómo te entiendo.
ResponderEliminarEl cielo y las estrellas me absorben cuando las miro. Sí sé cómo se llaman muchas y hablo con ellas por su nosmbre, a ver qué cuentan cada noche.
Déjate llevar por ellas...
Un saludo.
Esa que te mira y te lleva, no lo dudes, pertenece a "La constelación de Andrómeda". Porque las casualidades no existen. También hoy habla de estrellas y de constelaciones Yaiza Martinez.
ResponderEliminarNo, definitivamente, las casualidades no existen.
Pronto sabrás por qué
Que hermoso...también podría ser que os vieraís en el pasado, y ahora la estrella ya refulja menos o esté más lejos, o que te vea a ti sonreir o llorar una noche que ya no recuerdas... ;)
ResponderEliminarTu sonrisa transparente en ríos de plata
ResponderEliminarrefleja tu mirada escondida en rizos de oro
respiro hondo la floración de jacintos en tu cuerpo.
Sentado en tu patio, llega el atardecer en ocres encendidos.
Nuestras miradas encontradas
en esa constelación de la noche
pone nombre a nuestro deseo.
Esa estrella te protege.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
No sé si soy yo el que estoy o estaré allí ( la diferencia de tiempo que se les atribuye a veces )o es ella la que "no está conmigo".
ResponderEliminarbonito texto
Ese lazo que une a dos seres anónimos cuando contemplan la misma estrella, esa sensación de compañçia, de compartir sensaciones y sentimientos, es algo inexplicable, casi mágico. Tan solo los que la experimentamos conocemos bien su alcance.
ResponderEliminarEsta noche nos espera la estrella. Abrazos desde la misma.
Al final de tu relato la estrella la has hecho del genero masculino. En quién estarías pensando. Un abrazo.
ResponderEliminarOpinador yo por mucho que lo intento no recuerdo sus nombres, pero me gusta observarlas. Y he descubierto que aunque solo hay un cielo, hay lugares que es mucho más brillante, incluso parece que caben más estrellas y su luz es más potente.
ResponderEliminarMe suede cuando estoy en el Pirineo.
Un abrazo
yo tengo muchas afortunadamentes, mi cielo noctruno, no esta demasiado contaminado luminicamente. Aunque si con otros gases.
ResponderEliminarMaria Jesús yo tampoco creo en las casualidades, creo que todo tiene un por qué.
ResponderEliminarHe buscado a Yaiza Martinez para leer lo que dices, pero no lo he encontrado.
Un abrazo Maria Jesús.
Explorador, podría ser eso que dices, quién sabe. Yo soy muy despistada y olvido los rostros en cuestión de segundos.
ResponderEliminarLo que puedo asegurar es que ésta me conoce muy bien, y me quiere.
Un abrazo
Manel, es muy romántico lo que escribes.
ResponderEliminarEs un lujor que seas asiduo de este café, ueda muy poquita gente romántica y es una pena.
Un abrazo
Estoy convencida de que así es Isabel.
ResponderEliminarUn beso
Jesús, es cuestión de ser constante y paciente.
ResponderEliminarSeguro que un día se produce el encuentro.
Un abrazo
Sí Gaviero, efectivamente, allí estaremos.
ResponderEliminarTe mando un fuerte abrazo
Ummm ¿eso he hecho Thorton?
ResponderEliminarLas estrellas me confunden...
Nos vemos en el cine.
PEDROHUELVA, eres afortunado pues.
ResponderEliminarAprovecha y observa, ya verás como entre todas hay una que te llama la atención más que las otras.
Un abrazo
No, no... las estrellas no te confunden, todo lo contrario. Te iluminan. Pasear con ellas debería ser receta obligatoria. ¿Verdad que respiras mejor una vez has volado con ella/él? Pues eso. Un abrazo.
ResponderEliminarLas estrellas nos acompañan. Hay muchas que nos miran desde lejos: las "estrellas" que miran de cerca no siempre brillan como las otras.
ResponderEliminar"Reconozco la silueta de una, creo que me mira, que está puesta ahí en ese rincón del cielo expresamente para mí". Es una frase preciosa, Madison, y creo que tiene mucho sentido. Yo también amo mirar las estrellas, ver el cielo de noche y pensar que uno de esos puntos blancos está cerca de mí, me protege y me devuelve la mirada con un gesto de cariño. Cuánto brillo hay en una sola mueca de amor y cuánto amor en un destello.
Me inscribo como seguidor en este tu mundo. Viajaré contigo adonde vayas.
Un saludo
Ramón que frase tan perfecta has dicho, "pasear con ellas debería ser receta obligatoria", genial
ResponderEliminarJorge, vaya, los comentarios siempre halagan y gustan. Hoy, con mi estado de ánimo, añado además que gratifican y ayudan.
ResponderEliminarMuchas gracias por venir
Un abrazo