Colección de cartas reales y ficticias para disfrutar del simple placer de leer y escribir.
sábado, 16 de enero de 2010
Mañana de enero
La semana la empecé un poco triste y desanimada.
Tengo asumido que soy una persona vulnerable y cualquier cosa que me suceda por pequeña que sea me afecta. Ya sea para bien como para mal
Esta ha sido una semana fría y lluviosa.
Pero a medida que iban pasando los días mi estado de ánimo era distinto y así al final de la semana la transformación ha sido bastante positiva.
A esta hora de la mañana, en que estoy escribiendo estas líneas, me siento, tranquila, sosegada y noto cómo la semana termina bien, mis sentimientos son agradables y en mi mente hay nuevos proyectos. Puede que no sean nuevos. Seguro que no son nuevos, que estaban ahí esperando, pero hasta ahora han pasado desapercibidos.
Durante un tiempo acá me he dado cuenta de que es cierto lo que dicen, para que te quieran debes quererte tú primero.
Para que te valoren, debes valorarte tú primero.
Para que te respeten, la primera que debe respetarse es una misma.
Soy buena alumna, no por inteligencia, pero si por constancia. No pienso rendirme a pesar de los días de desánimo, así que seguiré en ello, continuaré el aprendizaje de descubrirme a mi misma y conocerme un poco mejor cada día.Es posible que ya me conozca, pero que los miedos entorpezca el trabajo.
Pero es que es la única manera de encontrar lo que se busca, de ser quien se quiere ser, y cuando esto se consiga, poder compartir que con quien se desee compartir, si es que hay algo que compartir claro.
Es un buen sábado el de hoy 16 de enero
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Rendirse, jamás. Tienes mucho que compartir: como mínimo, tu buen gusto y tu sensibilidad.
ResponderEliminarPronto llegará la primavera. Un saludo.
El miedo siempre se puede transformar en en arma que juegue a nuestro favor.
ResponderEliminarSólo hay que darle la vuelta...el miedo nos frena pero si le damos la vuelta nos sirve de lente para distinguir, funciona como la intuición.
Yo también creo que este sábado es un buen día.
Saludo cariñoso, Madison!
El mero hecho de sentirte así es porque la vida te afecta, porque eres capaz de sentir. Muchos son incapacez de hacerlo y viven en la superficialidad.
ResponderEliminarNo sientas miedo por nada, si hoy caes te levantarás como siempre. Y si la pena es demasiado grande piensa que al final de todas las semanas hay un sábado dispuesto a sacarte una sonrisa.
Bonita reflexión.
Un abrazo.
Fumador.
tu sábado ha empezado con buen pie...!
ResponderEliminar(y recuerda: quien bien te quiera, te hará volar)
(...pero nunca está de más tomar clases de vuelo para disfrutar del viento cuando te apetezca!)
(filosofía inducida por los productos de limpieza que he utilizado para limpiar, fijar y dar esplendor a mi palomar)
.-)
Creo que tienes motivos para que sea un buen sábado. Si tu no los encuentras ( que lo harás si te miras al espejo), escríbeme a gmail, que ya te doy yo un ciento...
ResponderEliminarAy! Aplícate esa teoría que tan bien sabes. Es así. Tienes razón. Pero también es verdad que somos débiles y que la vida es dura.
ResponderEliminarDe todas formas soy de los que pienso que si uno es un poco listo y sensible puede hacer que ambas cosas se ayuden, que no entren en colisión, para de esta forma edificar un espacio agradable para la vida. Un gran abrazo.
Thornton, me queda mucho por caminar todavía, cosas que ajustar. No puedo ni debo bajar la guardia.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Lena, qué tal.
ResponderEliminarYo creo que es bueno tener miedo, si lo sabemos dominar, si no se apodera de nosotros, el miedo avisa de que algo no funciona, y entonces podemos modificar.
Sí que está siendo un buen sábado sí.
Un abrazo
Cultutajos ni te imaginas cómo me gustaría no ser así, no sentir así.
ResponderEliminarMe gustaría ser una de esas personas que no dan vueltas a las cosas.
Porque en realidad eso es una pérdida de tiempo. Y el tiempo es demasiado valioso y escaso como para perderlo en tonterías.
Mi defecto es que soy muy exigente.
Un abrazo
Lanita, ya veo que has dedicado tu sábado a la limpieza, en plan Maruja con pañuelo en la cabeza y guantes de látex incluido.
ResponderEliminarNo sabes cómo me alegra saber que eres tan...¡¡limpita!! Si te lee alguna mami con hijo en edad de desposarse te va a llamar.
Un beso guapetona
Maria Jesus, tengo pensado abusar de tu confianza y tomarte la palabra.
ResponderEliminarUn abrazo.
noooo!
ResponderEliminarsi me lee alguna mamá, que sea poseedora de algún hijo en edad de hacer algo más entretenido que desposarme... por favor!!
ya ibas a ver lo rápido que abandonaba a su suerte el trapo y el látex (el guante).
No surrender, que cantaba el otro, ¿no?
ResponderEliminarAdemás, basta escuchar ese 2Nessum dorma" que colgaste ahí al lado y es como si el mundo empezara otra vez.
Mucho ánimo.
Un beso.
Querida Madison, la sensibilidad sirve de mucho. No desprecies ese don que te ha sido concedido, porque él te salvará definitivamente de la incongruencia del vivir.
ResponderEliminarCon esa sensibilidad maravillosa despejas los días grises y aterrizas luminosa en este sábado y en este texto.
Un abrazo fortísimo.
Lanita, iba a poner (por lo de los guantes) goma, pero he creido que quedaba mucho mejor látex", donde va a parar, mucho mas bonito.
ResponderEliminarHola Daniel, pues sí, tienes razón.
ResponderEliminarademás soy una persona muy valiente y positiva.
Un abrazo
Isabel, cada día que pasa estoy más contenta de haberte conocido.
ResponderEliminarUn abrazo con todo mi cariño, te lo digo de corazón.
Hasta los días malos tienen algo bueno. Aprender a mirar, el trabajo de toda una vida, yo no sé hacerlo, pero prometo aprender.
ResponderEliminarSalud y sonrisas.
Quisque
Preciosa reflexión, Madison. Me ha llegado profundamente y la comparto.
ResponderEliminarComo ya han comentado otros... No te rindas nunca.
Mirando adelante, ya verás como acabamos con un sabado bueno, un domingo bueno, un lunes bueno, un martes bueno...
Un fuerte abrazo.
La vida, es como un tren, donde paramos en estaciones, algunas alegres, interesantes pero otra, en cambio, son lúgubres y tristes, pero así es la vida, y está en nosotros, no levantarnos a parar en esas paradas jodidamente tristes.
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