Me gusta la noche, es uno de mis momentos preferidos del día; la soledad para la reflexión, la luz tenue de una sencilla lámpara de mesa, el silencio, apenas roto por el rasgueo de la pluma sobre el papel.
Empieza el desfile de sensaciones con la apertura del cuaderno de notas, todo un rito para mi, abrirlo apartando la goma elástica que lo mantiene cerrado, desenroscando la pluma estilográfica y disponiéndome a plasmar mis ideas, reflexiones y sentimientos en la hoja de papel, aún en blanco. Estos simples actos me proporcionan una sensación de calma y tranquilidad, recuperando el viejo gusto por la escritura a mano, hoy ya casi olvidado.
La primera palabra que rompe la superficie del papel es “querida”, no podía ser otra; pretendo hacerla llegar mis impresiones sobre como se ha desarrollado el día, como he sentido su ausencia, y a la vez repetirla que a pesar de todo siempre la llevo conmigo. No necesito saber más de ella, es suficiente con saberla ahí, siempre a mi lado. Y se, no me preguntes cómo, que a ti te pasa lo mismo, sientes igual que estoy contigo.
Hago una pausa y, levantándome de la silla, me acerco a la ventana y miro hacia el cielo; hoy está nublado pero ello no impide ver las estrellas y buscar la nuestra. Te imagino contemplándola tu también en este mismo instante y ello hace que estemos unidos.
Vuelvo a escribir y brotan mis sentimientos sin control, te digo lo que no hace falta ya que ambos lo sabemos, pero aún así me gusta escribirlo. Vuelco mis sueños, siempre contigo, vivencias que nos unen más día a día, o mejor habría que decir noche a noche. El sueño de ésta tendrás que adivinarlo, se que puedes hacerlo, y me comprometo a escribir muy pronto un sueño entre ambos.
Simpático el texto, por acá en Lima siempre anda nublado y eso sí que impide contemplar las estrellas. Suerte.
ResponderEliminarQuerida noche,
ResponderEliminarcuaderno
pluma,
letras
palabras
ideas
sentimientos.....
Interesante, volveré otro día más despacio.
Besicos.
De noche es cuando mejor y más vivo.
ResponderEliminarDe noche, mis sueños se exilian a otras camas.
De noche es el mejor momento del día, nunca mejor dicho. De noche puedo leerte y leer que más o menos nos sucede lo mismo.
Un abrazo (y felicidades)
Precioso este momento que cuentas y todas las sensaciones que convocas.
ResponderEliminarUn abrazo
Lamayor parte de las estrellas que nos pueblan están en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Por eso no importa que a veces esté nublado.
ResponderEliminarYo, quizás, perdí ese romanticismo en alguna guerra en el camino. Me gusta leerte, directa, clara, sencilla. Besos
ResponderEliminarGaviero, qué romántico eres. Papel, pluma, silencio de la noche... ¿Cómo no le va a gustar esta carta a una romántica como yo?
ResponderEliminarTambién atesoro cuadernos, plumas, noches apuradas en su cabo, casi rozando el alba. Pero me volví comodona: escribo en el ordenador.
Un abrazo.
Otra noche más, sin tu saberlo, me dispongo a escriturar, a emborronar palabras sobre esta libreta que nunca leerás. Siempre te sorprendió, mejor dicho, te sorprendiste la primera vez que, detrás de mis espalda, tus manos apoyadas en mis hombros, observabas el trazo que iba dejando el lápiz sobre el papel. Más que la sombras negras que formaban las letras, te sorprendiste que escribiera con lápiz. Staedler número cuatro, te dije.
ResponderEliminarEsta noche limpia y claramente estrellada, recuerdo tu embelesamiento mirando el firmamento, te imagino buscando la orientación de tu estrella, Orión, Andrómeda. Entre la figuras geométricas de la Vía Láctea, repasarás, te imagino de nuevo, el trazo que dejábamos sobre el vaho del cristal aquella nuestra noche compartiendo el fuego de la vida.
La vida, nos dejó en aquel cruce de caminos, direcciones opuestas que el tiempo devuelve recordando el oro de tu cabello, el calor de tu piel envueltos en la noche estrellada.
Dejo reposar el lápiz sobre el folio, sabiendo que nunca leerás estas líneas, giro mi cabeza en busca de tu mirada, encontrando tus manos sobre mis hombros. Al pronunciar tu nombre, sellas mis labios con un beso escrito.
Recuerda, lo prometido es deuda, así que quedo a la espera.
ResponderEliminarUn abrazo
Seguro Basurero que a pesar de los nublados se pueden ver las estrellas (al menos estaís más cerca de ellas). Gracias por tus palabras y un saludo.
ResponderEliminarUn lujo ver el cielo y leer las palabras que llegan de Cabo de Palos. Gracias y vuelve cuando quieras. Besos.
ResponderEliminarMario, las noches tienen magia. Abrazos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya resultado interesante Raquel. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminarQue razñon tienes María Jesus, las mejores estrellas se ven en nuestros sueños.
ResponderEliminarMoises, creo que a veces es necesario desconectar de la realidad y dejarse llevar por la ensoñación.
ResponderEliminarIsabel todos nos hemos acostumbrado al teclado, pero hay que intentar no perder el gusto por la escrtitura a mano y el rasgueo de la pluma estilográfica. Yo al menos lo hago.
ResponderEliminarOtro fuerte abrazo para ti.
Manel tu texto supera a la entrada. Un placer leerlo.
ResponderEliminarMadi, siempre cumplo mis promesas, cumpliré. Un besazo, amiga.
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