1 de enero
A las siete y media los enfermos del hospital ya están en las habitaciones con las luces apagadas, esperando el sueño narcótico que unas veces llega y otra se resiste.
Los enfermeros me saludan con un amable Happy New Year que se me antoja repugnante, como una broma de extremo mal gusto: ¿qué podría ser happy en este lugar, para mí y para L.? Al lado de su cama, la veo plácidamente dormida, pero esta calma, esta paz que irradia, ya no es el sosiego de la vida, sino una realidad ajena que se perfila entre la vida y la muerte. Hoy no ha tomado más que una cuarta parte de su comida. A veces bebe, todavía es capaz de tragar.
Año Nuevo. Nuestros días tocan a su fín. A ella le quedan tal vez unas semanas, pero no serán ya de vida, sino de esta existencia apagada, inconsciente. Para mí este año significa el final, por más que logre sobrevivir a él. No me siento con fuerzas para morir ni para seguir viviendo. En esta existencia apagada, todo lo que me ha sido dado a lo largo de los años se me antoja absurdo, casi grotesco.
Diarios 1984-1989, de Sándor Márai
Año Nuevo. Nuestros días tocan a su fín. A ella le quedan tal vez unas semanas, pero no serán ya de vida, sino de esta existencia apagada, inconsciente. Para mí este año significa el final, por más que logre sobrevivir a él. No me siento con fuerzas para morir ni para seguir viviendo. En esta existencia apagada, todo lo que me ha sido dado a lo largo de los años se me antoja absurdo, casi grotesco.
Diarios 1984-1989, de Sándor Márai
…..A Anna siempre quiero dárselo todo, sin advertir que a veces significa más ofrecer algo con indiferencia, casi de forma inconsciente. Mi empeño es un heroico acto de amor. Anna me observa con los ojos muy abiertos desde cierta distancia. La distancia no se puede medir, yo sólo puedo sentirla, intuirla..Mientras tanto, en el rostro de Anna sobreviven la despreocupación y la sonrisa. Anna no tiene risa, Anna nunca busca tiempo para nada en especial porque tiene tiempo para todo. No puedo escapar de mí; ahora ya no es posible, aunque quizá no quiera huir. Al salir del registro civil, después de casarnos, miro confundido alrededor; tengo la sensación de haber llegado el primero a la meta, llevo la copa en la mano y la medalla al cuello, no me sorprendería que me rodearan los fotógrafos con las cámaras en alto. Y así es, efectivamente hay fotógrafos esperando…No sabía que fuera costumbre.
ResponderEliminarNos casamos en diciembre, este invierno hará nueves años -añade con una extraña avidez de exactitud- .Dos meses después de que tú te casaras. En el último mes, Anna quiso celebrar la boda a toda prisa.
(Divorcio en Buda. Sándor Márai.)
Qué libro más hermoso.
ResponderEliminarGracias por tu párrafo.
Hola Madison
ResponderEliminarTambién leí ese diario, uno de los libros más duros, en el sentido de nihilista, que leí el año pasado y al mismo tiempo tengo que admitir que, por muy nihilista que sea la visión de la vida de Sandor en ese diario, no deja de ser una visión sabia y esclarecedora de la vida y el destino que nos espera a todos.
Un libro que no deja indiferente ni al corazón más vacío.
Es verdad, hay un párrafo que quiero poner, se refiere a un periodista que le llamó, me encantó ese párrafo.
ResponderEliminarY lo que deja muy claro es el amor que sentía hacia su esposa Lola, es inceible.
La enfermedad y, más especialmente, la larga enfermedad con triste final, es debastadora como casi ninguna otra cosa puede serlo. Roe, socaba, destruye el alma y el ser, no solo del enfermo sino de cuanto ser querido le rodee. En esos extremos, la muerte es la liberación más grande y se espera con ansiedad.
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