[por 1452]
Carta VIII
Te echo de menos, no me preguntes cuánto; sólo sé que dos de cada tres minutos, quizás tres de cada cuatro que mi reloj marca, te pertenecen a ti; el minuto restante es sólo eso: restante, muerto, vacío, sin alma.
Te extraño de mil formas diferentes cada día, tantas, que a veces me hacen sonreír; algunas ni siquiera sabía que existían y otras, probablemente, únicamente las haya inventado para ti.
Y ya ves, hoy me he decidido a escribirte, a sabiendas de que no me leerás ni tampoco sabrás nunca, que pierdo un latido cada vez que te pienso y que sin serlo, me siento tuya.
Jamás sabrás que te quiero, que te escribo, que me haces falta, que te necesito; porque nunca romperé este silencio, que sin serlo, hace que te sienta mío.
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