[por Maverick]
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Querido Leon Uris:
Quisiera expresar con palabras toda la tormenta de emociones que me has hecho vivir con tu obra "Trinity", pero temo que no haya suficientes de estas palabras en mi cabeza para hacerlo con un mínimo de fidelidad a la verdad. Te leí hace ya algunos años en esta obra y, aunque sé que tienes otras maravillosas, todavía no he llegado a ellas. La próxima quiero que sea "Exodus". No puedo dejar de asombrarme de cómo un escritor nacido en Maryland en 1923, hijo de padres polacos haya escrito una perla de la Literatura tan enormemente sensible, tan cercana, tan elevadamente humana que la convierte en divina, como lo has hecho en "Trinity", sin haber estado allí, sin haberlo visto, sin haberlo vivido directamente...
Nadie ha logrado como tú meterme en la historia real de un Pueblo oprimido hasta el dolor y la muerte. Nadie me ha arrancado el corazón en un libro tan descarnadamente, tan dolientemente, como tú, Leon. He llorado lágrimas de sangre, de rabia, de dolor y de impotencia. Has relatado una historia que fue real, tan real como el execrable intento de exterminación del pueblo judío por los diablos nazis. En tu obra narras la crueldad inhumana con la que el invasor inglés intentó exterminar al pueblo irlandés después de tenerlo sometido a esclavitud durante decenas de años.
Casi dos millones de personas muertas de los seis millones que habitaban la preciosa Isla Esmeralda. Muertas literalmente de hambre. La Gran Hambruna. Uno de los cuatro jinetes del apocalípsis convertida en drámatica realidad.
Tu narración de las personas alimentándose de hierba en un intento inútil por sobrevivir. Hombres, mujeres y niños víctimas de la crueldad más miserable. Me ha traspasado el alma para siempre, Leon. Al igual que las mujeres de la fábrica de telas, encerradas y muertas por el fuego que destruyó la nave, víctimas no tanto del fuego como de la imbecilidad y la avaricia humana, si es que de humana tenía algo aquella opresión. Y todo fue real. Y yo sabía que era real, independientemente de tus personajes, que me lo hicieron sentir aún más cercano.
No sabes cuánto he llorado con tu libro. Lo cerraba para secar las lágrimas de mis ojos. Inconscientemente lo apretaba contra mi pecho como si de un bebé recién nacido se tratase, como si pudiese calmar su llanto, como si pudiese aliviar su dolor. Y volvía a abrirlo para seguir leyendo, aunque todo mi ser me decía que me apartase de ese sufrimiento, de ese espantoso dolor. Pero quise concluirlo, quise saber todo de esa Tierra y de ese Pueblo, Irlanda, que me fascina, por su carácter, por su orgullo, por su valentía, por su similitud en muchas cosas con mi propio Pueblo y mi propia Tierra. Todo lo que anteriormente había leído cobró, de repente, mayor importancia al aparecer en tu obra, tu sagrada y bendita obra, "Trinity". El nacimiento de la Hermandad y la importancia que tendría en el futuro para lograr la Libertad soñada, deseada y merecida.
Podría pasarme horas hablando contigo y seria, quizás, el más grande honor que yo hubiera vivido, pero esta es tan solo una carta a un autor que admiro, tanto, tanto, tanto... Descansa en paz Leon Uris y gracias desde lo más profundo de mi ser por el enorme tesoro que has dejado para mí y para gente como yo.
Un fraternal abrazo de Maverick
Quisiera expresar con palabras toda la tormenta de emociones que me has hecho vivir con tu obra "Trinity", pero temo que no haya suficientes de estas palabras en mi cabeza para hacerlo con un mínimo de fidelidad a la verdad. Te leí hace ya algunos años en esta obra y, aunque sé que tienes otras maravillosas, todavía no he llegado a ellas. La próxima quiero que sea "Exodus". No puedo dejar de asombrarme de cómo un escritor nacido en Maryland en 1923, hijo de padres polacos haya escrito una perla de la Literatura tan enormemente sensible, tan cercana, tan elevadamente humana que la convierte en divina, como lo has hecho en "Trinity", sin haber estado allí, sin haberlo visto, sin haberlo vivido directamente...
Nadie ha logrado como tú meterme en la historia real de un Pueblo oprimido hasta el dolor y la muerte. Nadie me ha arrancado el corazón en un libro tan descarnadamente, tan dolientemente, como tú, Leon. He llorado lágrimas de sangre, de rabia, de dolor y de impotencia. Has relatado una historia que fue real, tan real como el execrable intento de exterminación del pueblo judío por los diablos nazis. En tu obra narras la crueldad inhumana con la que el invasor inglés intentó exterminar al pueblo irlandés después de tenerlo sometido a esclavitud durante decenas de años.
Casi dos millones de personas muertas de los seis millones que habitaban la preciosa Isla Esmeralda. Muertas literalmente de hambre. La Gran Hambruna. Uno de los cuatro jinetes del apocalípsis convertida en drámatica realidad.
Tu narración de las personas alimentándose de hierba en un intento inútil por sobrevivir. Hombres, mujeres y niños víctimas de la crueldad más miserable. Me ha traspasado el alma para siempre, Leon. Al igual que las mujeres de la fábrica de telas, encerradas y muertas por el fuego que destruyó la nave, víctimas no tanto del fuego como de la imbecilidad y la avaricia humana, si es que de humana tenía algo aquella opresión. Y todo fue real. Y yo sabía que era real, independientemente de tus personajes, que me lo hicieron sentir aún más cercano.
No sabes cuánto he llorado con tu libro. Lo cerraba para secar las lágrimas de mis ojos. Inconscientemente lo apretaba contra mi pecho como si de un bebé recién nacido se tratase, como si pudiese calmar su llanto, como si pudiese aliviar su dolor. Y volvía a abrirlo para seguir leyendo, aunque todo mi ser me decía que me apartase de ese sufrimiento, de ese espantoso dolor. Pero quise concluirlo, quise saber todo de esa Tierra y de ese Pueblo, Irlanda, que me fascina, por su carácter, por su orgullo, por su valentía, por su similitud en muchas cosas con mi propio Pueblo y mi propia Tierra. Todo lo que anteriormente había leído cobró, de repente, mayor importancia al aparecer en tu obra, tu sagrada y bendita obra, "Trinity". El nacimiento de la Hermandad y la importancia que tendría en el futuro para lograr la Libertad soñada, deseada y merecida.
Podría pasarme horas hablando contigo y seria, quizás, el más grande honor que yo hubiera vivido, pero esta es tan solo una carta a un autor que admiro, tanto, tanto, tanto... Descansa en paz Leon Uris y gracias desde lo más profundo de mi ser por el enorme tesoro que has dejado para mí y para gente como yo.
Un fraternal abrazo de Maverick
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