[por Sarah]
Al principio no quise saber nada de ti, te acuerdas?
Te miraba pasar a mi lado y ni siquiera te veía. Estaba ocupada viendo otras personas, otros paisajes, otras vidas. Ni siquiera sabía si habías estado o no.
No sé qué ocurrió, ni cuándo. Pero un día me encontré preguntándome quién eras. Luego, tal vez días, tal vez semanas más tarde, te hablé. Lo reconozco, como quien hace un favor. No me siento orgullosa, pero no voy a mentirte, eso sabes que no. Y tú, con tu encanto habitual me contestaste.
Así seguimos durante un tiempo. Hasta que un día tuviste que ausentarte durante una temporada. Imagina mi sorpresa cuando me di cuenta de que echaba de menos tu presencia, miraba nerviosa a mi alrededor para saber si habías vuelto. Y si, para ver si todavía me seguías hablando.
Volviste y mi mirada no era la misma. Demasiado tarde me dí cuenta de que te habías colado en mi vida y que ahora había un hueco en ella que era tuyo por derecho propio.
Y poco a poco, sin saber cómo, has conseguido que te espere, que te eche de menos, que te busque, que quiera que me cojas de la mano y me lleves a dar un paseo. Incluso que lo confiese.
Gracias.
¡Hola Sarah!... qué alegría verte aquí en este Café tan "chic" que tiene Madi. Ya echábamos de menos alguna de tus cartas y has vuelto con una carta preciosa y muy sugerente que te hace entrar en la historia de forma automática desde el principio. En unas pocas líneas consigues condensar esos sutiles sentimientos que discurren por todos nosotros cuando empezamos a ver más profundamente a la persona que tenemos delante de nosotros. Me ha gustado mucho Sarah :-).
ResponderEliminarUn beso, guapísima y (en secreto) creo que todavía quedan rosquillas de anís en la cocina del Café :-).
Maverick
...
Me uno a Maverick, me alegra reencontrarte en el Café y además, con esta bellísima carta, sentimiento toda ella.
ResponderEliminarNo sabes como me alegro de que estés aquí.
Besos de reencuentro
Gracias a los dos. De vez en cuando he pasado y he mirado por el cristal. Pero ya sabeis, las prisas, el día a día... No he dejado de pasar, pero por fin he tenido tiempo de entrar a tomar un café y esas deliciosas rosquillas que Maverick sabe que me encantan.
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