El hombre no sabía cómo habían sucedido las cosas, estaba aún aturdido, ignoraba como se habían podido precipitar los acontecimientos hasta llegar a la situación actual.
Pero estaba feliz.
Su mundo había experimentado una brusca sacudida, todo quedaba descolocado; él, habitualmente metódico y ordenado casi ni se daba cuenta del nuevo estado de su espacio cotidiano.
Pero no podía pensar.
Intentó analizar los hechos, buscar causas, intentar hallar una explicación lo más racional posible, poder tener unos momentos de calma y tranquilidad para elaborar la estrategia que necesitaría.
Pero únicamente sentía.
Cerró los ojos, respiró hondo y se dejó llevar, sintió como ella se iba fusionando con él, penetrando por todos y cada uno de sus poros, deslizando palabras en su oído, ahogándole en sus ojos que le miraban apasionadamente.
Y supo que la amaba.
Pero estaba feliz.
Su mundo había experimentado una brusca sacudida, todo quedaba descolocado; él, habitualmente metódico y ordenado casi ni se daba cuenta del nuevo estado de su espacio cotidiano.
Pero no podía pensar.
Intentó analizar los hechos, buscar causas, intentar hallar una explicación lo más racional posible, poder tener unos momentos de calma y tranquilidad para elaborar la estrategia que necesitaría.
Pero únicamente sentía.
Cerró los ojos, respiró hondo y se dejó llevar, sintió como ella se iba fusionando con él, penetrando por todos y cada uno de sus poros, deslizando palabras en su oído, ahogándole en sus ojos que le miraban apasionadamente.
Y supo que la amaba.
Cuando pasa parece que nunca se te va a pasar.
ResponderEliminarAmar, eso sí que es una conmoción telúrica.
ResponderEliminarSalu2.
Esa, Madison, debería la única explosión permitida.
ResponderEliminarY desde luego cuando sucede, te pone la vida patas arriba con una fuerza imparable.
Abrazo.
Esa explosión sucede pocas veces es por eso que cuando ocurre deberíamos aprovechar.
ResponderEliminarPero no lo hacemos, o no lo suficiente.Pensamos y pensamos, ponemos la balanza y al final gana "lo que debemos hacer" a "lo queremos hacer".
Ya sabes siempre hacemos mas caso a la cabeza que al corazón.
Gran error por cierto.
Y como dice Ernest Hemingway en su novela "Por quién doblan las campanas" el amor es como cuando tiembla la tierra bajo tus pies.
ResponderEliminarY eso suele ocurrir en muy pocas ocasiones.
Besos Madison.
Sólo decir que preciosa forma de redactar algo que queremos todos vivir y sentir.
ResponderEliminarUn biquiño.
El amor como Big Bang...
ResponderEliminarNos hace torpes, nos descoloca.
Y aún así, estamos plácidos.
Es el caos que precede al orden.
Un beso.
Yo creo que es así, cuando empiezas a percibir y dejas de pensar. Cuando abandonas el "yo racional", llega ella o él.
ResponderEliminarBonito escrito: "Cerró los ojos, respiró hondo y se dejó llevar". Claro, estar vivo.
Es presioso Gaviero.
ResponderEliminarHace tiempo vi en internet un texto similar a este que me conmovió de la misma manera. Sobre todo por lo díficil que es expresar y exponer los sentimientos en público si son verdaderos.
Es una suerte poder vivir un amor así en la vida real.
Besos
Ana