Colección de cartas reales y ficticias para disfrutar del simple placer de leer y escribir.
miércoles, 7 de abril de 2010
John Cheever
Lo que llamamos pena o dolor suele ser nuestra incapacidad para entablar una relación viable con el mundo; con este paraíso casi perdido. A veces comprendemos las razones, a veces no. A veces, al despertar, descubrimos que la lente de aumento que magnifica la excelencia del mundo y sus habitantes está rota. Eso es lo que sucedió el sábado. Planté unos bulbos y antes de almorzar me tomé un par de ginebras. Pero nervioso. Luego a jugar fútbol, lo que me parece un paso en la dirección indicada; un medio de relacionarnos con el cielo azul, los árboles, el color del río y unos con otros. Una cena aburrida con amigos y vecinos. A misa temprano. Un día ininterrumpido y espléndido. Los S. A tomar una copa. Les di a leer ‘The Country Husband’. Puedo intuir por dónde flaquearían durante una crisis social, por lo que el relato puede causarles rechazo. Pese a todo, los quiero mucho. Más tarde llevé a la perra a pasear por un jardín desolado. Sobre las piedras, bajo la arboleda, vi un cardenal muerto. Unos crisantemos enanos entre las piedras y el pájaro color sangre. El mármol poroso de los adornos sigue empapado con el agua de la lluvia de la semana pasada. Eché una mirada en el invernadero. Las higueras están cargadas de fruta, pero algunas hojas están marchitas. Como el pájaro muerto de colores brillantes -un pájaro que siempre asocio con el amor y la alegría-, me pareció un vago portento -que tontería-, pero parte de la fría claridad, la belleza de la tarde. Sólo que todo, las luces encendidas en la casa grande, el oro cincelado de los árboles, parece afirmar nuestra buena salud. Es hermoso, pienso, pero tal vez mi buen ánimo dependa del jardín de un rico. En el mundo -en sus calles y rostros- hay una fealdad inevitable; ¿el texto sería el mismo si contemplara una casa desdichada? Creo que sí.
Párrafo extraido de Diarios de John Cheever
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Bueno, bueno. Me lo tomaré como algo personal. Cheever es mi descubrimiento literario más impctante -y ojalá que influyente- de los últimos años. Sus diarios son bellísimos y desoladores. Sus cuentos, maravillosos. Algunos de ellos, geniales. Sus novelas -pese a que a muchos les parezcan cuentos más o menos hilados- me parecen brillantes. Sí, no sé si soy muy objetivo, pero soy un Cheeveriano impiadoso. Gracias, Madison.
ResponderEliminarPD: verás el comentario estupendo que no tarda en colgar Daniel Domínguez, verás.
Blanco, me alegra coincidir contigo en lecturas tan magníficas..
ResponderEliminarEmpecé a leer a Cheveer con estos diarios,prologados por Rodrigo Fresán, todo un lujo.
Para mi es de esos autores que tienen identidad propia, es decir que si cae en mis manos un párrafo escrito en un papel cualquiera, aunque no ponga su nombre creo que lo reconocería sin duda alguna.
Tengo pendiente algún libro, pero caerá.
Un autor que ronda la genialidad aunque en su vida personal no fue muy afortunado ¿sabes? imagino a Chevver y Carver y me digo que vaya par.
Estoy impaciente por ver aparecer por aquí a Daniel.
Puedes quitar alguno de mis comentarios. O los dos. Soy muy torpe.
ResponderEliminarTe gustará cualquier cosa que leas de Cheever. Si no, te las verás con Fresán y conmigo. Dos argentinos cheeverianos.
jajaja Ché ese acento argentino tan maravilloso!
ResponderEliminarBorro un comentario, que no me habia fijado
Siempre nos descubres piezas literarias maravillosas en tu blog.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Carlos, aunque tu no te quedas atrás, lo que he leido hoy me ha dejado atónita, lo del libro de Joyce, y tengo unas ganas de poder tenerlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Que amor por el detalle se entrevee en estos diarios. Yo también quede prendado con sus relatos y coincido en que es uno de los mejores cuentistas norteamericanos. Creo que te viene bastante bien por lo que tu escribes. Un abrazo
ResponderEliminarMadre mía, MADISON, alucino con lo que leer. ¡Qué envidia, leer tanto!
ResponderEliminarSalu2.
Supongo que ya conoces la pagina que sobre Cheever tiene la chica que lleva el blog de Javier Marias
ResponderEliminarhttp://cheever.wordpress.com/
Pincio
Dyhego, es que soy muy mayor!!
ResponderEliminarClaro que desde que recuerdo me veo con un libro en la mano.
No la conozco Pedro, pero ahora mismo lo soluciono.
ResponderEliminarGracias por el enlace, y mira que a Javier Marías le he leido mucho, vaya casi todos sus libros, pero no he ido a esa página.
Un abrazo
Los detalles es algo para mi imprescindible Carlos, me gustan mucho, así como las personas detallistas.
ResponderEliminarMira, leer a Cheveer escuchando música de Rota no creas que es mala combinación ¿no crees?
Un abrazo