Es que Cortazar es mucho Cortazar, a mi me encanta leerle así, a estrofas sueltas. Bueno siempre digo que me gusta abrir un libro y leer al azar. Un abrazo Carlos
Gracias a ti Blanco por estar siempre ahí. Estoy contenta por haber coincidido contigo por estos caminos extraños que son internet, los cuales parecen frios e impersonales, pero no es cierto, tras esos hilos se encuentran personas geniales. Hala, ya lo he dicho!
Al leerlo imagino un papelito de seda, de esos que utilizba cuandor era pequeña para calcar, y lo imagino de color azul porque es el color que más me gusta. Un abrazo pato
- Yo veo esta concepción del amor muy esclavizante. - ¡Qué pragmático, racional y malaje eres! ¡Con lo bonito que es el post de hoy de Madi! - Sí, es bonito. Ella ya sabe que me gusta lo que nos trae. - ¡Pues podrías decírselo de vez en cuando! - Pero si acabo de hacerlo. - ¡Ay hijo, qué esaborío eres a veces! - ¡Madison! ¡Nuestro espejo eres tú! ¡Por eso venimos aquí a mirarnos! - Mira, ves, al final has quedado bien, hombre. - ;·)
Dejó sus lentes sobre la mesa. Unas gotas de lluvia, arrastraron un fino polvo, dejando en su cristal de miope, una esparcida superficie lunar. Echó en falta ese pedacito de papel cebolla, arrugándolo entre su mano para pasarlo suavemente sobre sus lentes. Recordó el papel de fumar, fino y transparente que, en más de cuatro ocasiones, robaba a escondidas para tal menester. A tientas, desdibujando sus ojos los cercanos objetos, se hizo con aquella viaja caja que descansaba en el desván del armario. Una caja de latón, de hojalata. Allí se escondían recuerdos de ayer. Sus dedos sintieron, a pesar de los años transcurridos, la tersura y finura; notó el sus arrugas, esa porosidad fina del papel de pinocho. Ahí estaban sus letras, como pequeña nave sobre el azul, el color preferido de ella, de ese papel de exquisita levedad. Fue el primer poema que escribió, para que ella le mirara, le descubriera. Al recoger sus lentes y colocárselos sobre la montura de su nariz, le pareció que toda esa claridad, presente hace escasos segundos, había desaparecido al colocarse sus lentes de miope.
A veces nos ponemos lentes sin necesidad de ellas, o puede que nos las pongamos porque no queremos ver, preferimos engañar a la vista y a la memoria. Pero las cosas que suceden y son auténticas no se les puedo evitar. Porque ahí están en nosotros, para siempre. Y deberíamos sentirnos felices por ello, porque permanecen intactas. Y los poemas se recuerdan Y las palabras se recuerdan Y los lugares se recuerdan Y las fechas se recuerdan Y todo se recuerda, porque fue, es importante Y la pena por lo injusto se mantiene.
Como siempre un placer verte Manel, ya sabes cuanto te quiero
Sí que me interesa Jesús, ya he visto que está en casa del libro. Yo tengo uno que se llama Greguerias, es de hace años que hice una colección de El País.
No se puede decir tanto en tan pocas palabras...
ResponderEliminarMaravilla.
ResponderEliminarMuchas gracias por las cosas que andas diciendo por ahí de mí, Madison.
Papelito que me encanta :)
ResponderEliminarBesos.
Es que Cortazar es mucho Cortazar, a mi me encanta leerle así, a estrofas sueltas. Bueno siempre digo que me gusta abrir un libro y leer al azar.
ResponderEliminarUn abrazo Carlos
Gracias a ti Blanco por estar siempre ahí.
ResponderEliminarEstoy contenta por haber coincidido contigo por estos caminos extraños que son internet, los cuales parecen frios e impersonales, pero no es cierto, tras esos hilos se encuentran personas geniales.
Hala, ya lo he dicho!
Al leerlo imagino un papelito de seda, de esos que utilizba cuandor era pequeña para calcar, y lo imagino de color azul porque es el color que más me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo pato
Breve pero intenso y sobre todo muy bonito.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Mad.
Fumador
- Yo veo esta concepción del amor muy esclavizante.
ResponderEliminar- ¡Qué pragmático, racional y malaje eres! ¡Con lo bonito que es el post de hoy de Madi!
- Sí, es bonito. Ella ya sabe que me gusta lo que nos trae.
- ¡Pues podrías decírselo de vez en cuando!
- Pero si acabo de hacerlo.
- ¡Ay hijo, qué esaborío eres a veces!
- ¡Madison! ¡Nuestro espejo eres tú! ¡Por eso venimos aquí a mirarnos!
- Mira, ves, al final has quedado bien, hombre.
- ;·)
Cortazar tremendo, como es habitual. Pero me alegra especialmente que hayas traído a Chema Madoz, uno de mis fotógrafos favoritos.
ResponderEliminarSaludos
la foto es mucho, no sé si más o menos que él,
ResponderEliminarEl abrazo y el cariño es mutuo Fumador.
ResponderEliminarFeliz finde
Uy como te encuentre un día Enric!!
ResponderEliminarEres la repera que lo sepas, y me encanta tu buen humor
Un besillo
Xibeliuss lo trajiste a mi memoria tú el otro día con tu post de El Perseguidor.
ResponderEliminarCompartimos gusto por autor y fotógrafo
Un abrazo
Yo diría que van a la par Randle.
ResponderEliminarCortázar y Chema Madoz un binomio fantástico.
ResponderEliminarGracias preciosa. Besazo.
Me gusto mucho el poema y la imagen no conocía a ese fotógrafo es genial… una maravillosa mancuerna…besos
ResponderEliminarDejó sus lentes sobre la mesa. Unas gotas de lluvia, arrastraron un fino polvo, dejando en su cristal de miope, una esparcida superficie lunar.
ResponderEliminarEchó en falta ese pedacito de papel cebolla, arrugándolo entre su mano para pasarlo suavemente sobre sus lentes. Recordó el papel de fumar, fino y transparente que, en más de cuatro ocasiones, robaba a escondidas para tal menester.
A tientas, desdibujando sus ojos los cercanos objetos, se hizo con aquella viaja caja que descansaba en el desván del armario. Una caja de latón, de hojalata. Allí se escondían recuerdos de ayer. Sus dedos sintieron, a pesar de los años transcurridos, la tersura y finura; notó el sus arrugas, esa porosidad fina del papel de pinocho.
Ahí estaban sus letras, como pequeña nave sobre el azul, el color preferido de ella, de ese papel de exquisita levedad.
Fue el primer poema que escribió, para que ella le mirara, le descubriera.
Al recoger sus lentes y colocárselos sobre la montura de su nariz, le pareció que toda esa claridad, presente hace escasos segundos, había desaparecido al colocarse sus lentes de miope.
Gracias a ti por venir Paloma
ResponderEliminarUn beso
La imagen creo que es perfecta Beatriz, me encanta Chema Madoz.
ResponderEliminarUn beso
Pues voy a mirar ese libro Jesús, gracias por nombrarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces nos ponemos lentes sin necesidad de ellas, o puede que nos las pongamos porque no queremos ver, preferimos engañar a la vista y a la memoria. Pero las cosas que suceden y son auténticas no se les puedo evitar.
ResponderEliminarPorque ahí están en nosotros, para siempre. Y deberíamos sentirnos felices por ello, porque permanecen intactas.
Y los poemas se recuerdan
Y las palabras se recuerdan
Y los lugares se recuerdan
Y las fechas se recuerdan
Y todo se recuerda, porque fue, es importante
Y la pena por lo injusto se mantiene.
Como siempre un placer verte Manel, ya sabes cuanto te quiero
Sí que me interesa Jesús, ya he visto que está en casa del libro.
ResponderEliminarYo tengo uno que se llama Greguerias, es de hace años que hice una colección de El País.