Ah, he enlazado este café siempre abierto a mis paisajes. Y una cosa que no comenté: mi primera entrada era un fragmento de una carta de H. Miller a A. Nin. Por si interesa. Un saludo.
Leí "Que te voy a contar" cuando era una cría y me enamoré del protagonista que contaba de que manera estaba enamorado de otra. Luego he ido leyendo cada cosa que he visto de Martín Casariego esperando que se reedite el flechazo, pero no fue lo mismo ;) Me pasa igual con Manuel Rivas, nada volvió a ser igual después de "El lápiz del carpintero". Sin embargo, siempre me gusta encontrarme con ellos. Gracias Madison
A pesar del ansia y el deseo por la llegada, hay un punto en el amor en el que nunca nada se produce tarde. La espera es constante, fuera del mismo tiempo, como así la presencia del ser amado, llegue tarde, llegue pronto o quizás ni lo haga nunca. El que ama siempre la tiene presente.
Me ha salido una especie de trabalenguas, pero es que tu entrada hace reflexionar mucho (y sentir) Madi. Ah, y como dice Jorge Andreu habrá que visitar la obra de Martín c Casariego.
A medida que dejaba, uno tras otro, los peldaños que desembocaban a la plaza, la luz se hacía mas presente a esa hora señalada. Un breve movimiento a mi izquierda, enfocaba mi vista frente a ese semáforo que señalaba el rojo peatonal. A mi derecha, quedaba el centro comercial de libros y música, la línea divisoria ofrecía un moderno café que dejó de ser centenario por el bullicio turístico y centro de citas a las cinco de la tarde, como si de una fiesta taurina se tratara. A pie de semáforo, la ausencia de Ella me hizo mirar el reloj. La pequeña manecilla marcaba las 16h y el minutero señalaba esos seis minutos que mi voz telefónica dejó marcada en su oído de recibo: “Sí; llegaré sobre las 16h 05 más o menos, sin llegar al 10 de retraso. Pasados dos minutos marqué su número. -¿Dónde te encuentras. Algún problema? -No no, balbuceó su hermosa voz. Estoy aquí, donde dijimos. -Ei, un momento. Nos citamos bajo el semáforo ¿recuerdas? -Uy sí, que despistada. Estoy en las Ramblas, un poco más debajo de la fuente Canaletas, mirando unos trapos en el HM. -De acuerdo, no te muevas. Cruzo el semáforo y voy a tu encuentro. (Interpreté HM como la antigua sastrería Modelo) Eché a andar Rambla abajo por el lateral lado Llobregat. El gentío que subía cruzando con el personal de bajada, hacía jugar a dribling sin proponértelo. Al llegar a la puerta de HM, Ella brillaba por su ausencia. Volví a desandar mis pasos y allí, en esa esquina, calle Pelayo con Ramblas, bajaba su risa acompañando su persona. -¿No habíamos quedado en ese marcado semáforo y, posteriormente hace un minuto en la puerta de HM? -Tenía ganas de llegar a ti, sin pensar que el movimiento de los dos, nos llevaría a falta a la hora citada. Nos encaminamos a un nuevo café. En su altillo, bullicio de voces antes de la hora de clase, desheló esos minutos primeros. Luego, una amena conversación de sinfines y principios. Luego……….Ei, esto es un comentario o una crónica sin anunciar?. Un comentario. Fin a la crónica.
Hola Magdalena,yo tambien te he añadido, de hecho hace tiempo que me paso tu blog porque lo encuentro magnífico. Genial la carta de Anais y Henry ¿verdad? me encanta el tema epistolar. Un abrazo
Almalaire, sí que es verdad que sucede eso, leemos algo que nos enamora y el flechazo no vuelve a surgir. Creo que las lecturas nunca se leen de la misma manera incluyendo el mismo libro, a cada instante que pasa dejamos de ser aquella persona para convertirnos en otra. Un abrazo
Pues sí gaviero, aunque esa persona no esté a nuestro lado físicamente la llevamos pegada a nosotros como una lapa. ¡Qué buena sensación cuando eso sucede! tan lejos y tan cerca. Un abrazo
Y tanto Thorton, el lápiz ya lo dejo siempre entre las páginas del libro, así no me despisto o se me pierde, que si ni luego me da mucha rabia. El otro día me iba riendo yo sola, porque iba en tren y subrayando, obiviamente una porquería de subrayado con el traqueteo , pero yo me aclaro. Un beso
Me parece una definición perfecta, enf orma de diálogo, de la ansiedad.
ResponderEliminarAh, he enlazado este café siempre abierto a mis paisajes. Y una cosa que no comenté: mi primera entrada era un fragmento de una carta de H. Miller a A. Nin. Por si interesa. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bueno. Desde este momento, me asomaré a la obra de Martín Casariego.
ResponderEliminarUn beso.
Jorge Andreu
Leí "Que te voy a contar" cuando era una cría y me enamoré del protagonista que contaba de que manera estaba enamorado de otra. Luego he ido leyendo cada cosa que he visto de Martín Casariego esperando que se reedite el flechazo, pero no fue lo mismo ;)
ResponderEliminarMe pasa igual con Manuel Rivas, nada volvió a ser igual después de "El lápiz del carpintero". Sin embargo, siempre me gusta encontrarme con ellos. Gracias Madison
La espera... a veces ahoga.
ResponderEliminarUn biquiño.
A pesar del ansia y el deseo por la llegada, hay un punto en el amor en el que nunca nada se produce tarde. La espera es constante, fuera del mismo tiempo, como así la presencia del ser amado, llegue tarde, llegue pronto o quizás ni lo haga nunca. El que ama siempre la tiene presente.
ResponderEliminarMe ha salido una especie de trabalenguas, pero es que tu entrada hace reflexionar mucho (y sentir) Madi. Ah, y como dice Jorge Andreu habrá que visitar la obra de Martín c
Casariego.
Besazo.
Se me había olvidado que existía este autor del que disfruté "La hija del coronel" hace ya.
ResponderEliminarBreve pero intenso,muy chulo!
ResponderEliminarEl que espera desespera.
ResponderEliminarUn saludo.
El que espera no desespera si sabe que tendrá algo hermoso.
ResponderEliminarUn beso, Madi
Qué bien subrayas. Siempre leo con un lápiz en la mano, veo que tú también.
ResponderEliminarUn beso.
A medida que dejaba, uno tras otro, los peldaños que desembocaban a la plaza, la luz se hacía mas presente a esa hora señalada. Un breve movimiento a mi izquierda, enfocaba mi vista frente a ese semáforo que señalaba el rojo peatonal. A mi derecha, quedaba el centro comercial de libros y música, la línea divisoria ofrecía un moderno café que dejó de ser centenario por el bullicio turístico y centro de citas a las cinco de la tarde, como si de una fiesta taurina se tratara.
ResponderEliminarA pie de semáforo, la ausencia de Ella me hizo mirar el reloj. La pequeña manecilla marcaba las 16h y el minutero señalaba esos seis minutos que mi voz telefónica dejó marcada en su oído de recibo: “Sí; llegaré sobre las 16h 05 más o menos, sin llegar al 10 de retraso.
Pasados dos minutos marqué su número.
-¿Dónde te encuentras. Algún problema?
-No no, balbuceó su hermosa voz. Estoy aquí, donde dijimos.
-Ei, un momento. Nos citamos bajo el semáforo ¿recuerdas?
-Uy sí, que despistada. Estoy en las Ramblas, un poco más debajo de la fuente Canaletas, mirando unos trapos en el HM.
-De acuerdo, no te muevas. Cruzo el semáforo y voy a tu encuentro. (Interpreté HM como la antigua sastrería Modelo)
Eché a andar Rambla abajo por el lateral lado Llobregat. El gentío que subía cruzando con el personal de bajada, hacía jugar a dribling sin proponértelo. Al llegar a la puerta de HM, Ella brillaba por su ausencia.
Volví a desandar mis pasos y allí, en esa esquina, calle Pelayo con Ramblas, bajaba su risa acompañando su persona.
-¿No habíamos quedado en ese marcado semáforo y, posteriormente hace un minuto en la puerta de HM?
-Tenía ganas de llegar a ti, sin pensar que el movimiento de los dos, nos llevaría a falta a la hora citada.
Nos encaminamos a un nuevo café. En su altillo, bullicio de voces antes de la hora de clase, desheló esos minutos primeros. Luego, una amena conversación de sinfines y principios. Luego……….Ei, esto es un comentario o una crónica sin anunciar?. Un comentario. Fin a la crónica.
Me acuerdo mucho………………………
Y yo pensaba que era ansiosa...!
ResponderEliminar.-))
Me encanta cuando una historia se concreta en dos frases. hay que ser muy bueno para eso.
ResponderEliminar¡Vaya un piropo!
ResponderEliminarSalu2.
Es muy lindo esto.
ResponderEliminarAbrazos.
Define muy bien lo que es estar enamorado.
ResponderEliminarUn abrazo madison
Cuando la otra persona significa algo grande, siempre queda corto el tiempo.
ResponderEliminarBesos.
Hola Magdalena,yo tambien te he añadido, de hecho hace tiempo que me paso tu blog porque lo encuentro magnífico.
ResponderEliminarGenial la carta de Anais y Henry ¿verdad? me encanta el tema epistolar.
Un abrazo
PD. todavía no he leido a Proust
A ver qué te parece Jorge, a mi me gusta bastante.
ResponderEliminarAlmalaire, sí que es verdad que sucede eso, leemos algo que nos enamora y el flechazo no vuelve a surgir. Creo que las lecturas nunca se leen de la misma manera incluyendo el mismo libro, a cada instante que pasa dejamos de ser aquella persona para convertirnos en otra.
ResponderEliminarUn abrazo
Ahoga y desespera Carmela, pero a veces es lo único que tenemos, solo podemos esperar.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí gaviero, aunque esa persona no esté a nuestro lado físicamente la llevamos pegada a nosotros como una lapa.
ResponderEliminar¡Qué buena sensación cuando eso sucede! tan lejos y tan cerca.
Un abrazo
la hija del coronel, sí la recuerdo pero no llegué a leer el libro, qizá lo haga ahora, ya veremos...
ResponderEliminarUn abrazo Randle
Hola miette,una frase tan corta y un significado tan amplio ¿verdad?
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Ilona, ufff qué mal se pasa esperando cuando dudas si va a venir o no.
ResponderEliminarUn beso
Esa es la sorpresa Julio, se espera algo hermoso y único.
ResponderEliminarClaro que a veces se pierde por el camino.
Un beso
Y tanto Thorton, el lápiz ya lo dejo siempre entre las páginas del libro, así no me despisto o se me pierde, que si ni luego me da mucha rabia.
ResponderEliminarEl otro día me iba riendo yo sola, porque iba en tren y subrayando, obiviamente una porquería de subrayado con el traqueteo , pero yo me aclaro.
Un beso
Es una emotiva y hermosa crónica Manel, como todo lo que escribes y expresas.Puro sentimiento, pura poesía...
ResponderEliminarUn beso
A ti lo que te pasa es que eres genial Lanita.
ResponderEliminarUn besillo te mando
Efectivamente J.L. utilizando la mínima expresión lo dice todo.
ResponderEliminarBienvenido a este café, espero verte a menudo.
Un abrazo
Jesús, es que casi siempre queremos lo que inalcanzable y eso es un risgo y también un error, pero somos así.
ResponderEliminarUn abrazo
A qué si Dyhego?
ResponderEliminarSupongo que el cumple fue genil ¿no?
Un abrazo
Gracias austerlitz, quédate si te gusta.
ResponderEliminarUn abrazo
De forma sincera sin nigun tipo de tapujos no tabú, también pensé eso cuando leí la frase Torcuato.
ResponderEliminarUn abrazo
La espera siempre larga y el rato de estar juntos siempre escaso
ResponderEliminarUn abrazo pato