En mayo de 1992 miles de bosnios convergen en la pequeña población fronteriza de Srebrenica, donde esperan encontrar refugio ante el imparable empuje de las fuerzas nacionalistas serbias, que llevan a cabo una limpieza étnica de musulmanes en los pueblos de la Bosnia oriental. Sin embargo, a pesar de que Naciones Unidas ha declarado zona de seguridad la población de Srebrenica, lo cierto es que sus habitantes viven un asedio atroz. El estallido constante de las bombas, la hambruna y la continua convivencia con la muerte, el dolor y la desolación hacen de la vida de sus gentes un infierno. Finalmente, en julio de 1995, tras una larga agonía y ante la absoluta pasividad de los cascos azules allí destinados, la población es radicalmente aniquilada en una masacre genocida que acaba con la vida de cerca de ocho mil personas. Emir Suljagic, con tan solo diecisiete años, fue uno de los pocos que escaparon a aquella terrible matanza.
casa del libro
Así empieza el libro:
" He sobrevivido.¿Mi nombre? Podría ser cualquiera; Muhamed, Ibrahim, Isak, no importa. Yo he sobrevivido, muchos otros no. He sobrevivido del mismo modo que ellos murieron. Entre mi supervivencia y su muerte no hay ninguna diferencia, porque permanezco vivo en un mundo que está marcado para siempre, indeleblemente, por su muerte. Procedo de Srebrenica. En realidad procedo de otra parte, pero elegí ser de Srebrenica."
Narrado en primera persona por el autor, cuenta el inicio de la guerra de los Balcanes en el año 1992 hasta el 1995, un día de julio gran parte de la población fue aniquilada totalmente ante la pasividad de los cascos azules que en ese momento estaban allí destinados, en total unas ocho mil personas fueron asesinadas.
Emir Suljagic con tan solo diecisiete años debe huir junto a su familia de un dia para otro como todos los de su pueblo, después de mucha penalidades llegan al enclave Srebrenica.
El narrador explica su corta vivencia en su pueblo, junto al río Drina, el colegio....aún después de mucho tiempo y a pesar de tantas calamidades continua creyendo que puede hacer realidad su sueño de acabar el bachillerato y más tarde ir a la universidad.
A través de este libro se puede comprobar cuántas mentiras, manipulaciones, corrupciones por parte de las autoridades, etc. sucedieron en el intervalo de esos años. Srebrenica, como cuenta el autor era una ciudad cercada, dónde quizás había una puerta de salida, pero nunca de entrada
En libro creo observar cómo el autor se siente culpable por haber sobrevivido a esta masacre en el que casi toda su familia y amigos perecieron.
En un párrafo mientras conversa con un amigo hacen balance de las calorías que digieren durante el día, y comprueban que son muchas menos que la gente que estuvieron el el Gulag de Stalin.
Hay otro capitulo en el que cuenta unos crímenes y él se pregunta....¿Todo crimen es realmente un crimen?
Emir Suljagic dominaba a la perfección el idioma inglés y eso le proporcionó trabajo de traductor e interprete para los cascos azules, gracias a eso salvó su vida.
Me ha gustado el libro porque no sentencia ni hace culpable a nadie en concreto, simplemente expone la realidad vivida de una gente que a pesar de que Naciones Unidas declaran la seguridad en Srebrenica, la ciudad continuó asediada y sus gentes muertas de desolación, miedo, hambre....y a nadie les importó gran cosa
En la muerte, más exactamente en el instante en que dejamos de existir, no hay diferencias: la cámara de gas, la ejecución en masa o el infame brillo del filo de la navaja en la oscuridad, el doloroso jadeo o gorgoteo y la cuchillada final. Diez mil personas, diez mil ataúdes, diez mil lápidas, ¡diez mil! De esta muerte se sabe todo, o por lo menos hoy todos fingimos querer saberlo; violamos sus muertes en las columnas de periódico, sin preguntarnos por sus vidas. No sabemos nada de estas personas, que no fueron ni más ni menos maravillosas que otras, ni más buenas ni más malas. Fueron maravillosas en la medida que eran humanas. Y en la medida en que yo las conocía,
Pág 15
Postales desde el filo, de Emir Sulagic
casa del libro
Así empieza el libro:
" He sobrevivido.¿Mi nombre? Podría ser cualquiera; Muhamed, Ibrahim, Isak, no importa. Yo he sobrevivido, muchos otros no. He sobrevivido del mismo modo que ellos murieron. Entre mi supervivencia y su muerte no hay ninguna diferencia, porque permanezco vivo en un mundo que está marcado para siempre, indeleblemente, por su muerte. Procedo de Srebrenica. En realidad procedo de otra parte, pero elegí ser de Srebrenica."
Narrado en primera persona por el autor, cuenta el inicio de la guerra de los Balcanes en el año 1992 hasta el 1995, un día de julio gran parte de la población fue aniquilada totalmente ante la pasividad de los cascos azules que en ese momento estaban allí destinados, en total unas ocho mil personas fueron asesinadas.
Emir Suljagic con tan solo diecisiete años debe huir junto a su familia de un dia para otro como todos los de su pueblo, después de mucha penalidades llegan al enclave Srebrenica.
El narrador explica su corta vivencia en su pueblo, junto al río Drina, el colegio....aún después de mucho tiempo y a pesar de tantas calamidades continua creyendo que puede hacer realidad su sueño de acabar el bachillerato y más tarde ir a la universidad.
A través de este libro se puede comprobar cuántas mentiras, manipulaciones, corrupciones por parte de las autoridades, etc. sucedieron en el intervalo de esos años. Srebrenica, como cuenta el autor era una ciudad cercada, dónde quizás había una puerta de salida, pero nunca de entrada
En libro creo observar cómo el autor se siente culpable por haber sobrevivido a esta masacre en el que casi toda su familia y amigos perecieron.
En un párrafo mientras conversa con un amigo hacen balance de las calorías que digieren durante el día, y comprueban que son muchas menos que la gente que estuvieron el el Gulag de Stalin.
Hay otro capitulo en el que cuenta unos crímenes y él se pregunta....¿Todo crimen es realmente un crimen?
Emir Suljagic dominaba a la perfección el idioma inglés y eso le proporcionó trabajo de traductor e interprete para los cascos azules, gracias a eso salvó su vida.
Me ha gustado el libro porque no sentencia ni hace culpable a nadie en concreto, simplemente expone la realidad vivida de una gente que a pesar de que Naciones Unidas declaran la seguridad en Srebrenica, la ciudad continuó asediada y sus gentes muertas de desolación, miedo, hambre....y a nadie les importó gran cosa
En la muerte, más exactamente en el instante en que dejamos de existir, no hay diferencias: la cámara de gas, la ejecución en masa o el infame brillo del filo de la navaja en la oscuridad, el doloroso jadeo o gorgoteo y la cuchillada final. Diez mil personas, diez mil ataúdes, diez mil lápidas, ¡diez mil! De esta muerte se sabe todo, o por lo menos hoy todos fingimos querer saberlo; violamos sus muertes en las columnas de periódico, sin preguntarnos por sus vidas. No sabemos nada de estas personas, que no fueron ni más ni menos maravillosas que otras, ni más buenas ni más malas. Fueron maravillosas en la medida que eran humanas. Y en la medida en que yo las conocía,
Pág 15
Postales desde el filo, de Emir Sulagic
Qué tremendo todo esto. Qué guerras tan diseñadas y tan hipócritas.
ResponderEliminarUna entrada para reflexionar.
Besicos.
Estremece.
ResponderEliminarA veces las páginas resultan tan duras que hay que cerrar el libro y armarse de valor para entrar otra vez en él. Pero hay que volver y exlorar el horror en el corazón de (nuestra) Europa. Muy buena recomendación.
ResponderEliminarUn beso.
Debe ser muy dura su lectura, pero también obligada para saber los horrores de un genocidio de esas características.
ResponderEliminarNo recuerdo su nombre, era una mujer bosnia, ya mayor, había perdido tres hijos en la guerra y presidía una asociación de víctimas.Vi una entrevista en el País, hace años y me conmovió. Decía, entre cosas, que si todo el dinero que la comunidad Internacional, para quitarse la mala conciencia, había destinado a la reconstrucción de Bosnia se hubiera invertido en la reconstrucción de Bosnia, el país no sólo habría sido reconstruido sino que sería una potencia mundial. Siempre hay quien rentabiliza la tragedia de los otros. Me apunto el título, Madiso
ResponderEliminarn, gracias.
Efectivamente es desgarrador,me sudeció como dice Daniel, no fui capaz de leerlo de un tiron, eso mismo sentí con Sin Destino de Imre Kertész o algún otro de Primo Levi.
ResponderEliminarEs horroroso comprobar de lo que somos capaces en situaciones límites, cuanta maldad dios mío.
Es una barabridad tanto despropósito, tanta doble moral por parte de las autoridades.
ResponderEliminarEn cada guerra sucede lo mismo.
recuerdo cuanto me impresionó la película Hotel Rwanda.
Y lo peor es que hay muchos paises que siguen sufriendo las injusticias y nosotros nos enteramos, o quizá es que preferimos no saber para así no tener cargo de conciencia y poder dormir por las noches
Nos conmovemos sinceramente al tener noticias de este tipo de atrocidades, pero despues seguimos con nuestra rutina diaría. Seguramente no es posible soportar tanto dolor y miseria moral sin volverse loco. Hace mucho tiempo que soy escéptico con la raza humana. Hay avances maravillosos pero también la capacidad de matar y destruir, así como la miseria moral aumentan exponencialmente. Pérez Reverte, en El Pintor de Batallas por ejemplo,narra hechos y salvajadas de todo tipo. Creo que nadie que sufre una situación similar o aunque solo la vea puede volver a vivir sin tener el dolor a flor de piel, dormir plácidamente y creer en las personas. Gracias por la entrada Madison.
ResponderEliminarEfectivamente es así Mariano.
ResponderEliminarEsta canción cque tantas veces he escuchado cantada por Mercedes Sosa define muy bien lo que siento ante la injusticia e impotencia del mundo:
Sólo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente,
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Sólo le pido a Dios
Que lo injusto no me sea indiferente,
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañó esta suerte.
Sólo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente,
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente.
Sólo le pido a Dios
Que el engaño no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos,
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Sólo le pido a Dios
Que el futuro no me sea indiferente,
Desahuciado está el que tiene que marchar
A vivir una cultura diferente.
Me gusta que te hayas pasado por aquí Mariano.
Un abrazo
Además de libros, suelo leer muchos comics, que personalmente considero excelente para contar historias. Traigo esto por dos historias que me parece encajan estupendamente. Joe Sacco retrata una historia parecida en "Gorazde, zona protegida" Y en el mediador se interna en los complicados mundos del periodismo en zona de guerra. Me permito recomendároslo.
ResponderEliminarY una más: "Nosotros somos los muertos" de Max. O de como detrás de cada cifra de muertos hay personas, con sus vidas, sus afanes, sus amores y sus miserias.
Saludos
Me quedo con la esperanza de esa letra León Gieco, que la guerra, el engaño, el futuro, el dolor, la injusticia no me sea indiferente.
ResponderEliminarQue no nos sea indiferente.
Besos.
Madison, es un placer disfrutar de vuestra compañia; ocurre que soy bastante novato en estos menesteres, pero mejoraré, seguro. Un abrazo
ResponderEliminarDa gusto leer tus reseñas. Siempre es bueno que alguien nos indique otras cosas.
ResponderEliminarGracias.
Salu2.