Seguí no obstante disfrutando de otras personas interesantes, pero con el tiempo las circnstancias fueron modificándose, o tal vez fui yo mismo; sea como sea, la otra noche, sentado en mi rincón de la asidua taberna, me sentí fuera de lugar, acaso olvidado, decididamente sólo y alejado de quienes hasta entonces me había ofrecido su hospitalidad. Tome conciencia de que últimamente estaba desaprovechando el tiempo simplemente esperando, no sabía muy bien qué.
Por eso, y dado que no es ésta mi manera habitual de enfrentarme a la vida, he decidido que ya es hora de partir, y sin más demora pienso hacerlo esta misma noche poniendo rumbo al lugar donde la última vez creí vislumbrar a mi eterna desconocida, a las orillas del Bósforo, mientras las llamadas a la oración inflaman el aire de la mágica ciudad y los últimos rayos de sol encienden la cúpula de la Mezquita Azul.
Me llevo el recuerdo de todo lo vivido en este lugar especial.
¡ Todos al barco ! ¡Nos hacemos a la mar !
Sí que cambian las circunstancias, Gaviero; a veces sin que nos demos cuenta alcanzamos como otra dimensión... no sé explicarlo, pero el cambio nos transforma. Esperamos como bien dices, sin saber muy bien qué, y el tiempo pasa y lo que fue no vuelve a ser.
ResponderEliminarQuiero decirte ya una vez hayas partido que te echaré de menos, que pese a las pocas frases que nos hayamos cruzado o quizá por el especial significado de las palabras, te siento un amigo. Un amigo del que me gustará saber que navega por mares más o menos peligrosos, siguiendo rumbos más o menos inciertos, pero sintiéndose feliz.
Cuando te hagas a la mar mira la tierra que dejas a tu espalda. La tierra que volverás a encontrar.
Cuidate muchísimo. Un abrazo muy fuerte y besos,
Wara
Ehhhhhhhhhhh, ¡detengan ese barco! Que en ese barco va un trocito de mí.
ResponderEliminarEl marinero necesita recalar en otros puertos, comprensible, pero el marinero, también regresa de vez en cuando a algunos puertos ya conocidos, así que espero el regreso del barco... y si no regresa, lo buscaré para hacerle un agujero al casco (lo siento :( pero se lo haré), para que el marinero recale de nuevo en nuestro puerto, y se quede en él mientras dura la reparación.
Espero que mi espera por el regreso del barco no sea en vano, y no tenga que terminar haciéndome la misma pregunta que el marinero, ¿qué espero?
Gaviero, un abrazo muy fuerte. Me gustaría poder poner por escrito la tristeza que he sentido al leer tus palabras, pero a veces, las palabras no son suficientes.
Wara amiga, gracias por tus palabras, me ayudan a afrontar este nuevo viaje que apenas comienza hoy.
ResponderEliminarDe vez en cando es necesario un cambio de aires, al menos para mi, lo que no significa el olvido ni del lugar donde se han experimentado tantas y variadas experiencias, ni mucho menos de las personas que se han conocido. Amiga, tu ya formas parte de mi historia personal y ahí permaneceras, y seguramente volveremos a coincidir. Gracias por tu despedida (mejor por tu "hasta pronto"), vive y se feliz. Nos veremos.
Un abrazo enorme
Mil, continúo con lo qe ya le he dicho a Wara; y en tu caso también te llevo conmigo, me acompañarán las palabras de todas tue hermosas cartas que casí me se de memoria, tu recuerdo y tu presencia viajan conmigo.
ResponderEliminarConmo ya digo es un viaje necesario, una recarga que me hace falta; quiero perderme en soledad por los bazares de sultanahmet en el Cuerno de Oro, ahogándome en sus aromas; disfrutar de un café en el delicioso Al Fishawi cairota, donde escribia Naguib Mahfuz; pasear por La Corniche en Alejandría...
Pero tendras noticias mías, me comprometo a escribiros de vez en cuando y daros noticias mías.
Hasta la vuelta, un fuerte abrazo.
Hola Gaviero :-)
ResponderEliminarComo todos tus demás fans, yo también espero que recales en este puerto en alguna otra ocasión entre viaje y viaje y eches alguna de tus cartas en el buzón de todos estos viajeros inconformistas y de amplio corazón que habitan en esta pequeña aldea "Madisiana" :-)
Un abrazo amigo y hasta pronto,
Maverick
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