[por Wara]
Mi buen amigo:
Muchas veces he querido escribirte, decirte lo que significas, lo que representas, el lugar que ocupas en mi corazón y en mi vida desde el momento en que te lanzaste a rescatarme sin conocer mi historia, sin cuestionarte siquiera si lo merecería o no.
Hace sólo unos meses de aquello, fue en marzo o abril, pero has escrito tantas y tantas palabras para mí, has estado tan pendiente de mi estado de ánimo, de mi tristeza, de mi llanto, de mi dolor, has sufrido conmigo, has sonreído, me has acompañado, me has reñido, me has hecho feliz. Incluso has cantado mi nombre por escrito, qué cosa tan difícil, y cuánto lloré aquel día cuando tu voz se materializó como por arte de magia, y pude sentirla en cada una de las letras de mi nombre, que bailaba risueño ante mis ojos llenos de lágrimas, que sonaba en mis oídos con la suavidad de esa música celta que ya compartimos.
Que nadie dude que los besos, los abrazos y las palabras cicatrizan las heridas. Que nadie dude que desde muy lejos, sin conocernos, sin nunca antes habernos visto y sin que acaso lleguemos a vernos alguna vez, esa luz que llevas dentro brilla siempre para mí. Te siento muy cerca en ese cielo azul, en ese mar que también compartimos, en ese verde brillante y vivo de campos y montañas que hermanan tu tierra y la mía… No importa que nunca camine a tu lado ni que tu rostro o el mío sean una incógnita hasta el fin, tu voz me alcanza siempre, estás junto a mí; cuando te necesito, al instante estás aquí.
No sé cómo compensar todo tu apoyo, tu comprensión, el tiempo, tu valioso tiempo. Escúchame, sólo quiero que sepas que igual que tú estás para mí, yo estoy para ti. Estos meses he pensado mucho, he leído sobre la amistad, los amigos, el sacrificio, la entrega, lo que uno espera recibir, lo que uno cree debe dar de sí… He comprendido que pocas cosas hay más difíciles que la verdadera amistad, la que no pide, no exige, la que simplemente existe y da. Si las cosas pasan por una razón, si mi vida debía sufrir un auténtico cataclismo para llegar a ti, entonces bienvenido seas a mi vida. Nada de lo que fue lo podemos cambiar. Pero debo advertirte ya que no soy tan buena amiga, no soy tan desprendida, yo nunca querré dejarte marchar. Mas recuerda siempre la diferencia: depender, de dependencia. Depender, con afecto y libertad.
Escribir tu nombre es innecesario, sabes que te hablo a ti, sólo a ti. ¿Ves? Aunque hoy sea la primera vez, no me avergüenza decir que
Muchas veces he querido escribirte, decirte lo que significas, lo que representas, el lugar que ocupas en mi corazón y en mi vida desde el momento en que te lanzaste a rescatarme sin conocer mi historia, sin cuestionarte siquiera si lo merecería o no.
Hace sólo unos meses de aquello, fue en marzo o abril, pero has escrito tantas y tantas palabras para mí, has estado tan pendiente de mi estado de ánimo, de mi tristeza, de mi llanto, de mi dolor, has sufrido conmigo, has sonreído, me has acompañado, me has reñido, me has hecho feliz. Incluso has cantado mi nombre por escrito, qué cosa tan difícil, y cuánto lloré aquel día cuando tu voz se materializó como por arte de magia, y pude sentirla en cada una de las letras de mi nombre, que bailaba risueño ante mis ojos llenos de lágrimas, que sonaba en mis oídos con la suavidad de esa música celta que ya compartimos.
Que nadie dude que los besos, los abrazos y las palabras cicatrizan las heridas. Que nadie dude que desde muy lejos, sin conocernos, sin nunca antes habernos visto y sin que acaso lleguemos a vernos alguna vez, esa luz que llevas dentro brilla siempre para mí. Te siento muy cerca en ese cielo azul, en ese mar que también compartimos, en ese verde brillante y vivo de campos y montañas que hermanan tu tierra y la mía… No importa que nunca camine a tu lado ni que tu rostro o el mío sean una incógnita hasta el fin, tu voz me alcanza siempre, estás junto a mí; cuando te necesito, al instante estás aquí.
No sé cómo compensar todo tu apoyo, tu comprensión, el tiempo, tu valioso tiempo. Escúchame, sólo quiero que sepas que igual que tú estás para mí, yo estoy para ti. Estos meses he pensado mucho, he leído sobre la amistad, los amigos, el sacrificio, la entrega, lo que uno espera recibir, lo que uno cree debe dar de sí… He comprendido que pocas cosas hay más difíciles que la verdadera amistad, la que no pide, no exige, la que simplemente existe y da. Si las cosas pasan por una razón, si mi vida debía sufrir un auténtico cataclismo para llegar a ti, entonces bienvenido seas a mi vida. Nada de lo que fue lo podemos cambiar. Pero debo advertirte ya que no soy tan buena amiga, no soy tan desprendida, yo nunca querré dejarte marchar. Mas recuerda siempre la diferencia: depender, de dependencia. Depender, con afecto y libertad.
Escribir tu nombre es innecesario, sabes que te hablo a ti, sólo a ti. ¿Ves? Aunque hoy sea la primera vez, no me avergüenza decir que
te quiero.
Wara
Wara
PD: Toda esta declaración tenía un motivo: Feliz cumpleaños, mi queridísimo amigo, mi buen amigo. Felicidad para todos los días de tu vida, para tu día a día, que nunca te falte; porque, aunque te faltara, saldrías a buscarla incluso al fin del mundo sólo para dárnosla a tus amigos. Y ya te digo, no quiero que corras ningún peligro.
Gracias por estar ahí y cuidar de mí.
.
¿Y por qué habrías de avergonzarte de decirlo, Wara? Los sentimientos auténticos solamente son motivo de vergüenza cuando la persona a la que van destinados se niega a aceptarlos. Y estoy segura de que ese no es el caso.
ResponderEliminarUn beso, Neke
Entrañable carta, Wara. Me imagino al destinatario esbozando una gran sonrisa de felicidad al recibirla.
ResponderEliminarUn abrazo, mi niña.
Sé con seguridad que el destinatario de esta carta aceptará todo cuanto en ella le digo y también comprenderá lo que de alguna forma no digo. Yo también me lo imagino con una enorme sonrisa...
ResponderEliminarNeke, Mil, muchos besos a las dos.
Wara, siempre es una delicia y un placer leer tus maravillosos textos, que rebosan sentimientos por doquier.
ResponderEliminarGracias por compartirlos con nosotros.
Besos
Wara, mi querida amiga, ya lo han dicho todos tus incondicionales fans por mí. Tan solo puedo añadir lo que siempre te he dicho, pero que tú ya sabes por tí misma, que tienes un don natural para la escritura y el desarrollo literario; tienes "duende" para la expresión artística; sabes mirar, observar, analizar y transmitir la belleza de cuanto te rodea y la belleza que existe en tu interior y sabes hacerlo, además, con gracia, con emoción, con ilusión y con seguridad, la seguridad de alguien que conoce la mente humana, de quien la estudia y de quien se siente fascinada por la enorme belleza de los sentimientos que unen a las personas.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda de que esa persona que cuida de tí y a quien quieres con tanta sensibilidad y cariño tampoco permitirá que te sientas sola ni en el tiempo ni en la distancia pues estos factores no existen, jamás existieron, en términos de amor y amistad humanos.
¿Puedo pedirte un favor, Wara?. No dejes nunca de expresarte, de abrir tu corazón y desparramar sobre el papel esa fantástica calidad que tienes para la creación artística y para mostrar al mundo tu enorme sensibilidad. Creo profundamente en tu capacidad para el mundo de las letras y en que asistiremos de tu mano al nacimiento de otra estrella más en ese universo creativo.
Un beso muy grande para tí.
Maverick
...
Lo que sí sé es que soy feliz aquí, tanto que a veces la necesidad de expresar lo que siento parece escaparse a mi control; quiero decir que quizá preferiría ser de alguna forma más contenida, pero que al final no puedo evitar decir lo que sé que necesito decir. Y resulta que me hace bien decirlo, que me agrada, que me ayuda a ser feliz.
ResponderEliminarMeverick, Gaviero, ¿qué os puedo decir? A Carmen, a Mil. A todos, gracias por estar aquí.