Cuando era niña sentía miedo a la oscuridad. Recuerdo cuando visitaba a mi abuelo, su casa era enorme. El sabía de mis miedos a aquellos cuartos de paredes encaladas y techos altísimos, pero aún así no había día que no me enviara a buscar algo. Cualquier excusa era buena para pedirme que subiera arriba y le trajera alguna cosa que según él necesitaba y había olvidado. Yo subía las escaleras de dos en dos canturreando y corriendo intentando disimular. A toda prisa buscaba primero con la vista hasta dar con el objeto que me había pedido y que él tranquilamente esperaba abajo, sentado en una mecedora de mimbre.De vez en cuando giraba la cabeza hacia atrás, porque tenía la sensación de que además de mi alguien mas se paseaba por la habitación.
También recuerdo mis miedos nocturnos, sobre todo cuando me dio por leer a Edgar Allan Poe,me acostumbré a leer por la noche en la cama antes de dormir y lo pasaba fatal, pero la fascinación que sentía hacia ese autor era tal que no podía ni quería dejar de leerle. Cuando terminaba el capítulo que aquella noche tocaba apagaba la luz y escondía la cabeza bajo la almohada.
Aquello ya pasó. No siento miedo cuando leo a Poe o Lautremont, tampoco siento miedo a la oscuridad de una habitación, pero los miedos no han desaparecido, simplemente han cambiado de y aquellos miedos infantiles han dado paso a miedos de adultos y si queréis que os diga la verdad no se cual es peor.
Yo me inclino por los de adulto, Madison: los de la infancia te hacen más fuerte, éstos de ahora nos debilitan.
ResponderEliminarPdta: ¡Que "joío", tu abuelo.
Beso.
Elías
Yo creo que el miedo forma parte de la vida de cualquier persona.
ResponderEliminarEs una forma que tenemos de protegernos de cualquier posible peligro.
Ahora, una vez detectado el miedo, si se puede se debe vencer, para poder vivir con cierta tranquilidad
A mí el relato que más me produjo inquietud fue "El entierro prematuro". Me hizo pensar la muerte tan horrorosa que puede tener una persona al ser enterrada viva.
ResponderEliminarLos miedos infantiles son terribles pero se conjuran fácilmente con la mera presencia de la madre, por ejemplo. Los miedos de adulto tienen peor remedio, creo yo y además son miedo en sí mismos porque uno tampoco dice que los tiene.
ResponderEliminarBesos, Madison
Umberto Eco, medio en serio medio en broma, decía que había cambiado sus miedos infantiles a vampiros y fantasmas, por otros menos poéticos pero más preocupantes, como el miedo al cáncer, al deterioro de la capa de Ozono, o a las subidas del colesterol.
ResponderEliminarSobre lo de leer esas historias, a solas y en una habitación poco iluminada, es lo propio. Ambrose Bierce tiene un simpático relato en el que un escritor de novelas de terror pilla a un lector con uno de sus libros, leyéndolo en el tranvía y de día, lo que le enoja muchísimo y hace que le suelte un tremento rapapolvo a ese lector. Cada libro tiene su momento y su espacio. Es bueno respetar esa liturgia.
Tengo un amigo que dice, creo, con mucha razón, que es bueno tener miedo de mayor, porque eso significa que aún tenemos imaginación. Yo también tengo miedos. Quien no los tenga, que tire la primera piedra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge Andreu
Madi, como tú, tuve muchos miedos infantiles, sobre todo de corte extraordinario, como apariciones de santos y mandangas de ese tipo.
ResponderEliminarMás tarde, leí a Poe, que mi padre tenía la obra completa, así como unas historietas de asesinos (Landrú recuerdo) y otros cuentos de misterio y uf..., pero cómo enganchaban.
Ahora, tiemblo con la condición humana, la que más miedo me genera.
Un besazo.
Tu relato merece una profunda reflexión ...
ResponderEliminarMe enganchaste ...
con amor Marga.
www.margaseoane.blogspot.com
Y ahora de mayor lo normal es que te persigan fantasmas ajenos a esos relatos que leías.
ResponderEliminarCreo que los miedos adultos son peores que aquellos miedos infantiles,que en algunos caso eran provocados...Recuerdo jugar a las "tinieblas de la noche" las noches de verano en una escalera cercana a casa...je,je...
ResponderEliminarAquel miedo era genial...sin aditivos ni adicciones,era,eso miedo...
Besicos.
Todos tenemos miedos que nos invaden acechan muestro mundo....muchas veces de forma irracional otros totalmente justificados...un tema para reflexionar que sabio tu abuelo te amaba mucho ....te enseño a ser valiente y enfrentarte a tus miedos ...te dejo un beso
ResponderEliminarMejor dejar de tener miedo cuando seas adulto.
ResponderEliminarDejemos el miedo atrás o simplemente que nos sirva como una pequeña alerta que nos avise de que hay que apartarlo de nuestra vida.
Bicos
No recuerdo miedos infantiles, era bastante inconsciente y me gustaba el vértigo.
ResponderEliminarTodo eso lo perdí de adulta, tengo toneladas de miedos, fobias por doquier. En un determinado momento se dispararon como balas, dejándome herida de muerte.
Pero no morí, viví como un fantasma lo cual era peor.
Un día decidí enfrentar todo lo que me abrumaba y con ayuda terapéutica he podido superar esa etapa espantosa.
Igual los miedos no se van, no soy mas valiente ahora, simplemente tengo herramientas propias para salir de esas crisis de angustia.
Muy bueno este post.
Besos.
Creo que son peores los miedos "adultos". Yo me tapaba con la sábana, de noche, en pleno verano, con un calor del demonio, por si entraban los vampiros por la ventana, o el hombre lobo o Frankesntein... Pero luego amanecía y ya no había monstruos. Ahora los puñeteros monstruos no se van ni de día ni de noche.
ResponderEliminarSalu2 sin miedo.
Sí Elías mi abuelo era un ¡¡fresco!!
ResponderEliminary encima el tío se reía.
Ayy que hombre era, siempre estaba contento.
Exacto Verd, eso mismo opino yo, el miedo como defensa está genial, lo malo es cuando pasa a ser obsesión.
ResponderEliminarOstras sí Carlos, recuerdo ese relato y es brutal, también me impresionó mucho el que emparedan, creo a una mujer.
ResponderEliminarES cierto, Almalaire, a veces nos hacemos una montaña de algo que una vez lo hemos explicado vemos que no tiene importancia, que en definitiva no era tan grave.
ResponderEliminarQue bueno ese relato de Ambrose Bierce, y además muy cierto a todos los niveles a la hora de leer, no solo en terror.
ResponderEliminarClaro que también tiene razón Umberto Eco...
Vaya que nadie se libra de tener miedo.
Ya lo creo que tiene razón Jorge, pero a veces, hablo por mi, la imaginación se desborda y descontrola.
ResponderEliminarY eso es malo
Jesús yo creo que los miedos de adulto son peores porque ante ese miedo que se apodera nos sentimos perdidos, sin saber muy bien a quien acudir.
ResponderEliminarNo se yo tampoco chico...
A mi también me horroriza la condición humana Isabel.
ResponderEliminarPorque no comprendo a que lleva tanta crueldad.
Enacantada de leer tus palabras y que te guste este sitio Marga, el tuyo también está muy bien.
ResponderEliminarYa me pasé por allí.
Un abrazo
Pues sí Jesús, y cuando eso sucede de forma desmesurada cierro los ojos y cuento hasta diez. A veces ¡¡funciona!!
ResponderEliminarAhora que dices eso cabopá, recuerdo que yo le hacía pasar miedo a mi hermana.
ResponderEliminarDormíamos en la misma habitación, ella me llamba y yo me hacía la dormida; ella insistía y yo ni caso hasta que rompía a llorar gritando mi nombre y zarandeandome. Pobrecilla.
Mi abuelo era genial Xiomara, me enseñó tantas cosas...sobre todo de la naturaleza, a veces dabamos largos paseos por su finca y me enseñaba los nombres de árboles, pájaros...era genial
ResponderEliminarCreo que ese miedo de adulto está presente sobre todo en momentos de inseguridad...
ResponderEliminarPato, ni te imaginas como te entiendo. Ya lo creo que te entiendo, palabra por palabra.
ResponderEliminarPor suerte como tú dices hay mecanismos, eso sí, tengo asumido que jamás podré bajar la guardia.
Pero no importa, he aprendido bien.
Hay algunos fantasmas que se adhieren a nosotros como una segunda piel.
ResponderEliminarEs cuestión de buscar un buen jabón.
Un abrazo Dyhego
Hermosa reflexión. Yo tampoco sé cuáles con peores. Los miedos infantiles son a lo desconocido... Los miedos adultos yo creo que son a lo que conocemos demasiado bien...
ResponderEliminarBesos.
Madi, yo también me crié leyendo a Poe. Aquella selección traducida por Cortazar, que recuerdos...
ResponderEliminarBueno, y también los comics de Milo Manara :P
Besos
PD:
ResponderEliminarInteresante mujer la nieta de ese abuelo... ;)