lunes, 7 de junio de 2010

La lluvia


Me gustaba visitar el parque por las tardes, sobre todo en otoño cuando los árboles parecían estar siempre vigilantes, en tensión, con sus ramas desnudas, carentes de hojas. También me llamaban la atención aquellos bancos y mesas de piedra, de aspecto sólido, robusto, anclados al suelo como si hubieran enraizado como sus vecinos.

Cuando a veces, como había ocurrido hoy, estaba ella paseando por el lugar, solitario a esas horas, que bien sabía eran sus momentos preferidos, se sentía feliz. Contemplarla allí parada, casi inmóvil, esperando sin duda, le llenaba de dicha.

Entonces muy despacio, lentamente, comenzaba a acariciar su rostro, la envolvía totalmente, y en unos momentos no podía controlarse, notaba como iba acrecentándose su pasión. Ella se dejaba envolver, levantaba su cara hacia arriba para mejor recibirme y se producía una entrega total. Según nos íbamos fundiendo e uno solo, se desprendían nuestras aromas confundiéndose incluso con el de la propia tierra.

Cuando ella ya no podía aguantar más la emoción de mi presencia, abría su paraguas y entrecerrando los ojos me susurraba: “gracias lluvia, siempre me reconfortas”.

7 comentarios:

  1. La lluvia es una bendicion para la tierra sedienta pero tambien para los poetas...
    Poco temas son tan inspiradores como la lluvia y en este hermoso texto queda demostrado.

    Saludos.
    LUIS

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  2. Dulce, intenso, pasional, como el olor a tierra mojada.
    Gracias Gaviero

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  3. Cuando la lluvia habla con esta ternura y uno puede decodificar sus palabras suceden cosas bellas.

    Besos.

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  4. Jamás le abras un paraguas a la lluvia, a no ser que se haga pesada, se ponga furiosa.

    Un saludo,

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  5. LLUVIA

    La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
    algo de soñolencia resignada y amable,
    una música humilde se despierta con ella
    que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

    Es un besar azul que recibe la Tierra,
    el mito primitivo que vuelve a realizarse.
    El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
    con una mansedumbre de atardecer constante.

    Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
    y nos unge de espíritu santo de los mares.
    La que derrama vida sobre las sementeras
    y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

    La nostalgia terrible de una vida perdida,
    el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
    o la ilusión inquieta de un mañana imposible
    con la inquietud cercana del color de la carne.

    El amor se despierta en el gris de su ritmo,
    nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
    pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
    al contemplar las gotas muertas en los cristales.

    Y son las gotas: ojos de infinito que miran
    al infinito blanco que les sirvió de madre.

    Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
    y le dejan divinas heridas de diamante.
    Son poetas del agua que han visto y que meditan
    lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

    ¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
    lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
    lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
    la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

    ¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
    almas de fuentes claras y humildes manantiales!
    Cuando sobre los campos desciendes lentamente
    las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

    El canto primitivo que dices al silencio
    y la historia sonora que cuentas al ramaje
    los comenta llorando mi corazón desierto
    en un negro y profundo pentagrama sin clave.

    Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
    tristeza resignada de cosa irrealizable,
    tengo en el horizonte un lucero encendido
    y el corazón me impide que corra a contemplarte.

    ¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
    y eres sobre el piano dulzura emocionante;
    das al alma las mismas nieblas y resonancias
    que pones en el alma dormida del paisaje!

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  6. Qué hermoso Gaviero, al leerlo pareces sentirlo, gracias por este regalo.

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  7. "Gracias lluvia, siempre me reconfortas”.

    A mi me reconfortan tus palabras.

    Me ha gustado leer, es fácil porque se nota que has escrito dejandote llevar.

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