Vivir, claro está, es un poco lo contrario de expresar. Si he de creer a los grandes maestros toscanos, es testimoniar tres veces: el silencio, la llama y la inmovilidad.
Se necesita mucho tiempo para reconocer que a los personajes de sus cuadros se los encuentra uno todos los días en las calles de Florencia o de Pisa. Pero, del mismo modo, tampoco sabemos ver los auténticos rostros de quienes nos rodean. No miramos ya a nuestra conducta. Preferimos al rostro su poesía más vulgar. Pero Giotto o Piero della Francesca saben muy bien que la sensibilidad de un hombre no es nada. Y corazón, a decir verdad, tiene todo el mundo. Pero los grandes sentimientos simples y eternos en torno a los cuales gravita el amor: odio, amor, lágrimas y alegrías, crecen en la profundidad del hombre y modelan el rostro de su destino-como en el entierro del Giottino, el dolor de los dientes trabados de María-. En las inmensas maestà de las iglesias toscanas, veo muy claro una muchedumbre de ángeles con rostros calcados indefinidamente, pero en cada una de esas faces mudas y apasionadas, reconozco una soledad.
Se trata, en realidad, de lo pintoresco y lo episódico, de matices o de estar conmovido. Se trata, en verdad, de poesía. Lo que cuenta es la verdad. Y llamo verdad a todo lo que continúa.
Párrafo extraído del libro El Verano, Bodas, de Albert Camus
Colección de cartas reales y ficticias para disfrutar del simple placer de leer y escribir.
martes, 2 de marzo de 2010
Albert Camus
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Gracias por poner algo suyo. Mi ídolo. pensar que murió cuando empezaba a ser mejor escritor que nunca...en fin, gracias de nuevo.
ResponderEliminarY además morir de una manera tan...estúpida, tan sin sentido, en ocasiones como ésta la de su muerte me hace creer en el destino, en que todos tenemos nuestro camino trazado desde que nacemos.
ResponderEliminarMe alegro mucho que te haya gustado mi aportación, también es uno de mis preferidos.
Un abrazo
Qué gran Escritor con mayúsculas. Cuánto me alegro de ver que también te gusta. Cada vez me doy cuenta de que tenemos más cosas en común.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jorge
Es cierto Jorge, ya me he fijado que coincidimos en bastantes cosas y me alegro mucho de que así sea.
ResponderEliminarHoy me apetecía poner algo distinto a El extranjero, que creo es el libro de Camus que más se ha hablado o se habla.
Un abrazo
¡Pleno! de nuevo. Uno de mis escritores favoritos del que conozco prácticamente toda su obra, declarándome incondicional de Mersault, de Calígula, del doctor Rieux y de tantos otros personajes. Gracias a Camus descubrí el Existencialismo y periódicamente suelo releer alguna de sus obras.
ResponderEliminarCreo que supo definir a la perfección la sociedad de su época, y su propia personalidad, en este fragmento de su discurso al recibir el Nobel en 1957:
"Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe que no lo hará. Pero su tarea es más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga... ésta debió restaurar, únicamente a partir de sus negaciones, un poco de lo que hace la dignidad de vivir y de morir".
Gracias por traer a Albert Camús al Café.
ha sido un placer Gaviero, gracias a ti por tus amables palabras
ResponderEliminarTambién soy "camusista". Mi clase estaba presidida por una cita suya, enmarcada: "Hacer sufrir es la peor forma de equivocarse".
ResponderEliminarTengo preparada una entrada que comienza con unas palabras suyas."El sol que reinó sobre mi infancia me impidió cualquier resentimiento".
La fotografía es increiblemente sugerente, paz, belleza, luz...
Un abrazo.