Vamos perdiendo la vida a jirones, no somos conscientes de su finitud, es un bien escaso, y parece que nos empeñamos en dilapidarla en cosas absurdas; nos enzarzamos en discusiones vanas y sin sentido, nos fijamos unas metas que no nos conducen a ningún sitio. Sólo apreciamos y valoramos lo que obtenemos cuando lo perdemos o estamos a punto de hacerlo, sea salud, familia, amigos o lo que sea. Pero mientras esto no sucede seguimos estropeando cariños, relaciones, disfrutes...
Y nos cuesta darnos cuenta, cuidar nuestros sueños, gozar de las cosas más insignificantes, y a la vez las más hermosas, pasear, conversar, mirarse a los ojos, sentir junto a alguien, tocarnos, no tener miedo a hablar, a expresar nuestros sentimientos. Es curioso, mucha gente sólo abre su corazón, sus deseos, sus sueños, sus espacios interiores, a otra persona que sabemos no volveremos a ver, con la que simplemente hemos coincidido en un momento puntual.
Hay que vivir, y no ir perdiendo lo poco o mucho que tenemos cada uno. Y compartirlo.
Qué manera de perder el tiempo de forma gratuita, somos bobos, con lo valioso que es y nos entretenemos en todo lo superfuo.
ResponderEliminarUn abrazo Gaviero