Sentado en la cubierta en la noche de domingo, con los ojos cerrados, dejándome abrazar por la música del piano que tenuamente brota del equipo de música, pienso en mi desconocida, que tal vez en este instante está mirando al mar. Y con mi mente en ella rememoro los versos del gran Ángel González:
Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.
Me he quedado sin pulso (Ángel González)
Os dejo un regalito en mi blog Te he dejado un regalito en mi blog http://sugieropalabras.blogspot.com/
ResponderEliminarUn abrazo
La poesía, también preciosa.
ResponderEliminarCasi parece un diálogo.