Me encontraba ensimismada en la lectura, pero un ruido que del exterior ha hecho que levante la vista hacia la ventana, las gotas de lluvia son de un grosor considerable, golpean los cristales, en cuestión de solo unos segundos la habitación ha quedado casi a oscuras. Me levanto, miro afuera, no hay nadie en la calle. Hace viento, un viento bastante fuerte. Viento y lluvia. Y ya no soy la mujer. Ahora soy la niña, una niña muy feliz, y a bastante distancia en tiempo, época y lugar. El único nexo de unión es la lluvia y el viento.
Ahora es de noche, la niña está en la cama, leyendo como cada día a la misma hora.
En casa de la mujer es confortable y las ventanas están provistas de doble vidrio, apenas se escucha ruido alguno del exterior. La casa donde vive la niña es algo mas humilde y las ventanas tienen cristales normales, sencillos. Se escucha cualquier ruido por pequeño que sea. Cuando llueve y hace viento los cristales se mueven y por alguna rendija entra algo de viento.
A la niña le encantan las noches de viento y lluvia. Le gusta meterse en la cama y notar el contraste de las frías sábanas con su piel. Se tapa. Se tapa hasta la cabeza y se acurruca, sueña y escucha. Al cabo de un rato cuando está a punto de dormirse oye como se abre la puerta de su habitación, nota la presencia de su madre que como cada noche entra a darle el beso, arroparla y desearle buenas noches. Entonces la niña cierra los ojos y no escucha nada más. Ahora toca dormir hasta el día siguiente, que la puerta se volverá a abrir de nuevo, la madre entrará, le dará el beso de buenos días y dejará sobre la mesilla un vaso de leche caliente.
Te quiero mamá
Ahora es de noche, la niña está en la cama, leyendo como cada día a la misma hora.
En casa de la mujer es confortable y las ventanas están provistas de doble vidrio, apenas se escucha ruido alguno del exterior. La casa donde vive la niña es algo mas humilde y las ventanas tienen cristales normales, sencillos. Se escucha cualquier ruido por pequeño que sea. Cuando llueve y hace viento los cristales se mueven y por alguna rendija entra algo de viento.
A la niña le encantan las noches de viento y lluvia. Le gusta meterse en la cama y notar el contraste de las frías sábanas con su piel. Se tapa. Se tapa hasta la cabeza y se acurruca, sueña y escucha. Al cabo de un rato cuando está a punto de dormirse oye como se abre la puerta de su habitación, nota la presencia de su madre que como cada noche entra a darle el beso, arroparla y desearle buenas noches. Entonces la niña cierra los ojos y no escucha nada más. Ahora toca dormir hasta el día siguiente, que la puerta se volverá a abrir de nuevo, la madre entrará, le dará el beso de buenos días y dejará sobre la mesilla un vaso de leche caliente.
Te quiero mamá
Que precioso homenaje le ha hecho!
ResponderEliminarMuy feliz dia para su madre y para todas las mamas del mundo.
Bisous
El título ya lo dice todo. Felicidades a la madre: ha visto compensada su desinteresada generosidad. Saludos.
ResponderEliminarSimplemente, precioso.
ResponderEliminarEs muy tierno el relato, muy sentido...La ternura es una cualidad que jamás deberíamos perder.Siempre es necesaria,practicarla y aplicarla.
ResponderEliminarMe he visto reflejada como hija y como madre...Aunque hayan pasado muchos años (hija) y menos como madre...
Precioso y real Madison...
Petoneticos....(Besicos)
A esa madre es imposible que la olvides pero veo que a esa niña tampoco la vas a olvidar. Qué bien.
ResponderEliminarUn texto bellísimo y tierno.
Un beso.
P.D. Qué fotografía más bonita. Hasta los adoquines me gustan.
ResponderEliminarOtro beso.
Gracias a todos por vuestras palabras.
ResponderEliminarBesillos
Qué bonito, muy emocionante.
ResponderEliminarYo le agradezco a mi madre que me dio una infancia muy feliz, y esa felicidad me ayuda en mi vida de adulta. Ese es el regalo que me ha hecho la vida.
¡Hola Madison!
ResponderEliminarPues sí.
Nada como una Madre.
Saludos de J.M. Ojeda
¿ves madison cómo te salen cosas? y además preciosas, sensiblidad a flor de piel. Sigue que te leemos muchos, lo haces muy bién guapetona.
ResponderEliminarQué bello poder regresar a esos besos arropadores, a esas últimas palabras del días, a las primeras (Buenas noches, buenos días)...a esa calidez...
ResponderEliminarQué lujo, Madison.
Me has hecho regresar también a mí...me has dado un regalo.
(Gracias)
Un beso muy gordo!
Espero que algún día muyyyyyyyyyyyyyyy lejano mis hijos hablen de mi con ese mismo amor y guarden un valioso botín de recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo, Madison
Es hermoso Madi..
ResponderEliminarbeso.
¿Todo bien?
ResponderEliminarUn beso.
Escuchar una tormenta mientras se está bien tapadito... mmmmm, eso es un placer. Comprendo a la niña.
ResponderEliminarSalu2.