domingo, 15 de diciembre de 2013

Soledades






















Sus últimas palabras antes de subir al tren fueron: Te veré luego, recuerda que tenemos pendiente una cita.
Él no  me miró al decirme esto, pero intuí que la expresión de su rostro era triste y a la vez esperanzada.
Me sentí tan perpleja, tan desconcertada que no respondí. En silencio cada uno se dirigió a su compartimiento, así nos despedimos. Callados. De esta forma iniciamos el viaje de regreso cada uno a su lugar de destino. Qué disparate!.Me dije
 Ha pasado ya algo mas de  un mes y desde entonces no he vuelto a tener noticias suyas hasta ayer. El teléfono sonó temprano, al escuchar el sonido, el corazón me dio un vuelco, y supe que era él antes de oír su voz al otro lado haciéndome saber que estaría aquí la semana próxima. Cuando colgué, la perplejidad volvió a adueñarse de mi. Terminé de tomar el café y me encaminé al trabajo con la idea de no dedicarle ni un minuto de mi pensamiento. Por supuesto tarea totalmente en balde.
Pero esto es hoy. Es de noche, ha hecho un  día muy frío y sereno, el aire aparecía limpio, pero ahora empieza a llover, cruzo la plaza que me lleva hasta la parada de taxis y pienso…¡Cuántas veces había ido con él allí..
Por el camino, todas las cosas, los escaparates , los rótulos, los anuncios parecen decirme: ¿te acuerdas?.. Claro que me acuerdo, pero hora todo ha terminado. Ya forma parte de un pasado que todavía duele al nombrarlo. Hay heridas que no acaban de cicatrizar nunca. Hay personas que no terminas de conocerlas nunca.
He llamado al taxi, pero éste no llega, desamparada, miro a un lado y a otro, noto que el frío penetra en mi cuerpo como alfileres de hielo. Me subo el cuello de la gabardina, las manos en los bolsillos, palpo algo, creo que es un clip, no sé como a ido a parar ahí, mis dedos juegan con él.
Pienso en la casa vacía y silenciosa  que me espera. Las lágrimas resbalan por mi rostro. ¿Dónde estará él? ¿Qué estará haciendo a estas horas? Quizá en estos momentos pasea feliz del brazo de una chica, perdidos entre la gente, como hacía cuando estaba conmigo, tal vez estén en una plaza parecida a esta, sentados a una mesa mientras comparten cena y confidencias del día.
Y yo me encuentro sola, la gente pasa a mi lado rozándome, llevan prisa y nadie me mira a la cara, nadie puede sospechar lo infeliz que me siento. No pueden imaginar que la fecha de hoy y el lugar para mi significa desesperación.
Sin darme cuenta dejo escapar un débil lamento y me pregunto en qué momento dejé de ser yo para convertirme en una mujer tan vacía Mis recuerdos se tiñen de rojo. Los recuerdos hacen que me estremezca. Me siento pequeña, menguo.Tiemblo y pienso en la próxima semana.
Los dedos se agitan en los bolsillos, las emociones, el mundo entero está en mis recuerdos, allí, con nosotros dos.

1 comentario:

  1. Hay cosas, en efecto, que no cicatrizan nunca. Viven en nuestros recuerdos, habitan los sueños, dominan los sentimientos más escondidos. Son parte viva de nuestro ser, más que la carne, más que el aliento.
    Es un relato de los que me gustan, íntimo, desnudo, triste pero, si no me equivoco, dejando abierta una esperanza.
    Besitos.

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