Querida Andrea:
Te mando esta carta a la única dirección que tengo, aunque dudo que todavía sigas allí, pero no sé a qué otro sitio podría enviártela.
Espero que todavía quede algún conocido en el pueblo y que si estás leyendo esto sea desde tu casa de siempre; sería terrible que tú también hubieses tenido que irte como yo, a la fuerza a vivir a otro sitio.
Me pregunto si últimamente has visto a Cesar, me extraña que de pronto y sin avisar haya dejado de tener noticias suyas ¿Has recibido alguna carta de el? Yo no, y esta incertidumbre me inquieta a la vez que me entristece.
A veces le imagino, al atardecer yendo calle arriba, solo, con el cuello del abrigo levantado, las manos en los bolsillos y la mirada baja pensando en dios sabe qué. Siento nostalgia de nuestros paseos diarios.
Por más que pienso no encuentro motivo que justifique su mutismo. Todavía le quiero muchísimo ¿sabes? A pesar de su silencio sigo pesando que todo se debe a un mal entendido y que el día menos pensado volveremos a encontrarnos y terminaremos arreglando nuestras diferencias.
De todos modos he llegado a la conclusión que cosas así suceden a diario.
En la próxima carta te contaré como llegué hasta aquí, y también todo lo que he encontrado y voy conociendo, aunque por el momento disfruto de mi soledad, aunque no te negaré que por momentos me entran muchas ganas de verte.
Por el momento me despido de ti porque tengo que salir
Con todo mi cariño
Imagen de Deborah Dewit
Me ha gustado esa carta a Andrea.
ResponderEliminarUn beso.