Te empeñas en que siga contándote lo que sucedió aquella noche una vez que leí la carta. Bien. De acuerdo. Te lo cuento gustosa. Empezaré desde el momento que salí a la calle, como ya dije me dirigí al parque mas cercano, me senté en el extremo de un banco de madera. Antes, me giré para mirar a mi alrededor, cuando estuve segura que no había nadie, deslicé la mano hasta el bolsillo y cogí la carta. Apoyé la cabeza en la mano, y dos dedos en la mejilla aunque de vez en cuando también me acariciaba la barbilla.
El césped estaba plateado por el efecto de la luna llena. Abrí la carta con la punta de los dedos y empecé a leer…
Querida :
Cuando me dejaste, me dijeron que pronto te olvidaría, que poco a poco tu abandono no me dolería y que al cabo de un tiempo todo se acabaría calmando y después de unos meses la paz volvería a instalarse en mi vida. Que podría caminar de nuevo sin titubeos sin dudas, por las calles que recorrí contigo y entrar otra vez en los mismos lugares donde nos reuníamos a diario, que podría incluso leer tus cartas y mirar tus fotos sentado en el rincón donde solíamos ponernos mientras escuchábamos aquella música que tanto nos gustaba Yo te besaba mientras las notas nos envolvían, no sentíamos temor a que ocurriera a nada o que apareciese de repente alguien para recriminar nuestra osadía.Ninguno presagiaba lo que estaba a punto de suceder.
Me dijeron que todo esto siempre termina por pasar.
Pero por el momento nada de eso ha sucedido, la pena sigue y mi tormenta interior no amaina, un mar de negras nubes se han instalado en mi para y no deja que salga el sol.
Me aseguraron que la vida, siempre sigue su curso y que el futuro depara cosas nuevas e interesantes. Que conocería a otras mujeres y que volvería a amar y desearlas tanto como a ti.
Que sin apenas darme cuenta ,dormiría de nuevo por la noche y que el orden retomaría las riendas de nuevo en mi vida
Me dijeron todo eso. Y yo les creí, pero pasa el tiempo y mi amor hacia ti no se va. Te quise tanto que no puede irse. Se queda siempre. Y duele. Y sigue. Y no se va. Ha hecho de mí una persona desgraciada y descreída, mi vida es una ruina, y a veces te espero como antes, a la salida del trabajo, si entro a algún bar te busco con la mirada por todos los rincones
Ya estaba resignado y te daba por perdida, así que imagínate mi sorpresa cuando el otro día me crucé contigo en la calle principal. Tú no te fijaste en mi, pero yo en ti sí. Te reconocí en seguida, supongo que ahora entenderás quién te invitó a la fiesta de esta noche. No podía desperdiciar la ocasión. Ahora que te he encontrado no puedo perderte otra vez.
Si estás leyendo esta carta, al terminarla gira un poco la cabeza, pues estaré ahí. A tu lado. Se el lugar que has escogido para hacerlo. Te encontraré…
Imagen de Peter Keetman
Es lo triste, cuando uno deja de amar y el otro no...
ResponderEliminarSalu2 epistolares, Mádison.
Suele ocurrir a menudo, Dyhego.
ResponderEliminarUn abrazo!!