Idiota, se repetía así misma con voz
entrecortada mientras una desilusión vestida de cansancio invisible se
abalanzaba sobre su cuerpo.
Ella se resistía, imaginando que era capaz
de tomarse un tiempo antes de preocuparse.
Y es que no era cansancio. Era desilusión producida por un día al revés acompañado de sus horas
desdobladas y lentas.
No, aquello no era cansancio. Aquello se parecía a una gran maraña que intentaba dar sentido a la forma del pensar
Recuerda a Pessoa... La metafísica es una consecuencia de hallarse uno indispuesto. :P
ResponderEliminarBonito....
Qué difícil es entenderse y perdonarse a uno mismo.
ResponderEliminarLo peor, Madison, es cuando se encadenan los días del revés, uno detrás de otro.
Un abrazo