Dicen que el tiempo lleva al olvido y que con el transcurrir de los días desaparece la densa niebla de sensaciones y sobresaltos que nos impide ser obvios, dicen que con paciencia se va alejando hasta transformarse en una línea tan fina que termina por hacerse invisible a los sentidos.
Dudo que sea así, porque la ausencia tiene nombre y sufre a causa de su condena. La tristeza está latente en cada rincón que esconde la casa. Y estoy convencida de que en cualquier momento vuelven los dos. Ausencia y vacío. Minúsculas partículas de recuerdos y proyectos sin terminar. Y nos visitan adaptando diversas formas y sensaciones, para hacernos saber en su particular idioma que están ahí en nosotros, con nosotros, revoloteando en nuestro espacio, esperando que tengamos un recuerdo para ellos.
Y dicen que aunque les despojaron de cuerpo, tienen alma y sentimientos, y recuerdos, y laten de ansiedad porque desean volver para hacernos saber que nos echan en falta. No quieren que les olvidemos, como ellos no nos olvidan a nosotros.
Por capricho del destino se convierten en nuestro pasado prematuro, pero siguen ocupando un lugar preferente en nuestras vidas, en nuestro día a día. Podemos verles en cualquier lugar, en cualquier momento.
La fotografía pertenece a la película Hace mucho que te quiero
Así es, Madi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese pesado fardo atestigua que amamos y que somos fruto de nuestra memoria
ResponderEliminarBesos,Madi
Somos, efectivamente, fruto y resultado de lo vivido. Sin embargo, sin querer incurrir en la trampa de relativizar lo que hiere... ser benevolente con los balances de lo propio y lo ajeno... es algo más que un recurso. Creo...
ResponderEliminarOtro brazo para ti Anderea...
ResponderEliminarRecuedos que permanecerán por siempre en nosotros. Son los buenos recuerdos que todos hemos compartido alguna vez.
ResponderEliminarBesos Felipe
A veces lo ajeno se convierte en propio...¿no?
ResponderEliminarCuando se quiere a alguien, se va físicamente, pero siempre, mientras permanezcamos con vida, vive en nosotros.
ResponderEliminarAcabamos acostumbrándonos a tener a nuestros seres queridos muertos de esa forma, no nos queda más remedio.
Un beso, Madi,
No creo en frases del tipo "el tiempo lo cura todo"... Podemos intentar convencernos de que no, pero cuando alguien especial se va, duele para siempre. Otra cosa es que nos acostumbremos a vivir con ello.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Felipe, es el precio que se paga por querer a alguien... y merece la pena.
No recuerdo quien dijo: "Un hombre vive mientras viva el último hombre que lo recuerda". tal como tu reflexionas , el precio que se suele pagar por ese recuerdo es : ausencia y vacio. Una prosa poética, que merece más de una lectura y no tiene desperdicio.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Te dejo un cálido abrazo.
Un abrazo . Buen post.
ResponderEliminarPrecioso. COmo dicen arriba, hay que leerlo más de una vez. La memoria es nuestro consuelo. ¿Y el de ellos?
ResponderEliminarUn abrazo.
Estar, están, siempre.
ResponderEliminarSaludos.
El recuerdo es tan fuerte como el amor que sentimos por ellos.
ResponderEliminarY sí, siempre están entre nosotros.
Un beso Isabel
Si que merece la pena, porque esos momentos que compartimos con ese alguien especial tiene un valor incalculable.
ResponderEliminarPero...duele la pérdida, duele mucho.
Un abrazo Javito
Me gusta mucho que opines así de mis letras Gustavo, para mi es un gran elogio.
ResponderEliminarUn abrazo
Otro abrazo para ti Marina. Me gusta saberte por aquí, lo digo de corazón.
ResponderEliminarA mi me gustan que estén Gloria, y lucho para que el reucerdo sea siempre con la misma intensidad.
ResponderEliminarUnen tantas cosas...
Nos pasamos la vida olvidando...
ResponderEliminarTambién recordando...
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