Ha amanecido un día tan bueno que he pasado la mañana arreglando las flores
Me he acordado de mi abuela. Me he visto en su casa como cuando era niña y pasaba horas en el patio . Un patio de paredes gruesas, blancas y flores por todos lados.
Me entretenía contemplando los geranios. Tan rojos. Tan vivos. Y me he acordado de los suyos. Y no he podido reprimir una carcajada.
Cualquier recipiente le venía bien para plantarlos. Sobre todo latas grandes de conserva.
Siempre vestía de oscuro,
de color negro o gris marengo, muy de tanto en tanto alguna blusa de lunares muy pequeñitos blancos. Llevaba el cabello largo,recogido en un moño. A mí me fascinaba ver con qué soltura se peinaba. Con una mano enroscaba el pelo y con la otra colocaba las horquillas, todo sin necesidad de mirarse al espejo.
Tomaba café a todas horas y una copita de anís por las mañanas.
Cocinaba de maravilla. Nunca la oí cantar. Olía muy bien. Y su casa también. Era exageradamente limpia. También amable.Derrochaba buen humor. Cuando hablaba siempre decía lo que pensaba, y mi abuelo que era muy discreto le increpaba a cada momento con tono severo para que no siguiera, pero ella hacía como si no lo oyera y seguía a lo suyo.
Por la tarde, los dos se sentaban cada uno en su butaca al lado de la radio a escuchar la novela. Ella hacía ganchillo. El se quitaba las gafas y con cuidado las dejaba sobre la mesilla, seguidamente cerraba los ojos y se concentraba en las voces y diálogos.
A veces nos contaba historias de miedo que iba inventando al momento. Siempre decía, y para esto se ponía muy tensa, que la noche en que falleció su hermano, horas antes se le "presento". A mi me daba mucho miedo cuando hablaba así. Aunque no entendía qué quería decir, bastaba mirar la expresión de su cara para saber que se trataba de algo grave. Así que me tapaba los oídos para no oírla.
Me pregunto, después de tantos años, cuántos días habrán transcurrido
cómo estos, de cielo limpio, el suelo amarillo de polen que la brisa ha esparcido hasta parecer una alfombra.
Esta luz tan brillante. Y sobre todo estas ganas de todo que hacen que me sienta viva. Este verde nuevo. Esta alegría igual que siempre y a la vez inédita.
Sí, probablemente todo esto habrá ocurrido innumerables veces. Cada año. Cada mes de mayo, porque en mayo los días se vuelven más soleados y crecen, y todo parece nítido y posible. Como ahora, que cierro los ojos y sigo escuchando tus pisadas. Y me dan ganas de salir corriendo a verte. Pero me doy la vuelta, te miro y ahí estás. Y eso es lo que importa. Resulta difícil creer que esto termine alguna vez. Yo no quiero que se termine. Son momentos particularmente hermosos. Pero nadie es profeta por mucho empeño que se ponga.
Las cosan son como son, a veces tan injustas. Y tan hermosas también, igual que la vida.Nada es comparable y a la vez no muy distintas. Qué cosas!!
Y yo, me propongo con todas mis fuerzas no perder del todo mi mirada de sorpresa, como cuando era niña. La misma del día que te conocí. Que te enamoró.
Imagen de Alfredo Rodriguez.
Imagen de Alfredo Rodriguez.
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