Mi primera bicicleta la
heredé de una prima mía algo mayor que yo.
Ella me la había traído a
casa cuando se fue a estudiar a la
universidad.
Era una bicicleta grande y de sillón alto. No recuerdo la marca ,
pero si su color azul vivo.
Cada día al salir de la escuela, pasaba las horas calle arriba y calle abajo practicando hasta que anochecía y mi madre me llamaba, avisando de que la cena estaba lista.
Una vez tuve dominada la técnica del pedaleo empecé a usarla por caminos secundarios, en el recorrido bordeaba el río que me llevaba hasta el
bosque mas cercano. Disfrutaba haciéndolo, porque soy una entusiasta de la vida
al aire libre.
A ratos dejaba la bicicleta tirada
en la hierba, y me tendía de
espaldas, alargando los brazos todo lo que podía hasta alcanzar con las manos las manzanas caídas del árbol
unas horas antes.
Aunque lo que me gustaba
de verdad, era ver los cerezos que ya habían florecido, y no solo verlos, sino colocarme entre el tronco y una vez acomodada,tumbada boca arriba, levantar la vista y observar los pétalos perlados, blanco rosado, y admirar los retazos de cielo que
se asomaban entre los huecos de las ramas
Ese era mi deseo anhelado.Llegar a ser una contempladora de primer orden
Pintura de Vladimir Gusev
Qué envidia! yo siempre quise tener una bicicleta y sólo conseguí que me prima me la dejase algunos ratitos para pasear por el parque.
ResponderEliminarUn abrazo
Mi primera bicicleta, me la compró mi padre apenas tenía yo 6 años, ese año los reyes fueron generosos porque a mi hermano mayor le vino otra , ambas tenían un color rojizo deslumbrante, pero lo que más me gustaba eran sus fabulosas ruedas de color negro y el borde blanco. Fuimos la sensación de aquellos primeros días , los dos hermanos dando vueltas al patio con sus magníficas bicicletas. Recuerdos de infancia que están instalados en nuestra mente hasta el final de nuestros días y que un día como hoy y gracias a una personita han vuelto a resurgir de nuevo.
ResponderEliminarInteresante contempladora...
ResponderEliminarmuy lindo el arbol Madi.
precioso relato de una contemplación que no termina...
ResponderEliminarsi cierras los ojos, sigues siendo esa niña
el deseo, intacto, bajo los delicados pétalos
Lo has conseguido: ser una buena observadora.
ResponderEliminarSalu2.
Túconmigo, tener una bici era un sueño que se convirtió en realidad de pura casualidad.
ResponderEliminarMe encantaba aquella bici
Anónimo, si mi escrito ha porovocado en ti buenos recuerdo lo doy por bien empleado. Qué suerte,no tuviste que compartir bici!!!
ResponderEliminarBueno Luis, tu tienes cerquita arboles y paisajes maravillosos...
ResponderEliminarLo genial es no permitir que el entusiasmo desparezca de nuestra vida.
ResponderEliminarStalker, que bien verte por aquó
Muchas gracias Dyhego!!!
ResponderEliminarDominar el primer vehículo que nos llevará a observar el mundo es un momento inolvidable. Me gustan las imágenes que has creado en el texto.
ResponderEliminarAbrazos
Vengo del Blog de Isabel Martínez Barquero y me ha encantado tu Rincón; por lo cual, si no te importa, me gustaría ser seguidor de tu Mágico Espacio.
ResponderEliminarAbrazos.
Antonio, esperaba tu opinión. Qué bien que te haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo
Oh Pedro, estoy encantada de que quieras quedarte. Me he pasado por tu blog, madre mía que maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo