En un confuso movimiento de labios y de caricias se enredaron en silencio, conteniendo en un calmo amor todos los gritos y gemidos que al no salir de la boca de ella, él tampoco quiso liberar. Cuando todo terminó, ambos exhaustos, se quedaron dormidos. Al despertar, Ramiro se encontró solo y desnudo.
Por un segundo llegó a pensar que se había tratado de un sueño pero todavía tenía el olor de ella impregnado en la piel, y la ropa desparramada por el piso de la habitación fue la confirmación de que en realidad había ocurrido, de que todo había sido tan real como esos pechos blancos que ya no olvidaría. No sabía que pensar. Por más que intentaba hallar una lógica en todo aquello, no podía encontrarla. De pronto el terror lo invadió al caer en la cuenta de que no conocía su nombre ni su teléfono, ni ningún otro dato que le permitiera dar con ella. Se levantó sobresaltado y comenzó a buscar una posible nota que no encontró…
Siete cuentos imposibles de Javier Arguello
Recuerdo una viñeta en la prensa donde se veía una cama con una pareja desnuda y fumando. El hombre le preguntaba a la mujer: ¿Cómo has dicho que te llamas?
ResponderEliminarAquello hace algunos años nos parecía propio de viñetas pero ahora es moneda común.
Besos y más besos.
Pues pobrecillo. No tendría oportunidad de revivir su sueño.
ResponderEliminarUn besín
Me encantó este relato, no tanto por este párrafo como por su tema metaliterario, digamos. Un saludo.
ResponderEliminarLo que tiene que hacer el buen Ramiro es aprender a disfrutar de estos pequeños momentos tan gratificantes.
ResponderEliminarA la que se ponga a buscarla la encuentra la semana que viene en el mismo bar, se ponen a charlar y descubren que no tienen nada más en común que el deseo de follar como locos en silencio. ¿Y luego qué?: nunca poder comer churros con chocolate por la mañana, ni leer juntos la noticias del mismo periódico, ni cortarse uno a otro las uñas de los pies.
Es sexo está sobrevalorado.
Ahora se acostumbra a tomar la via rápida.
ResponderEliminarPues no se yo si eso... vaya que soy una anitcuada.
Un abrazo Lola
Pues mira a buscar otro, supongo que le cuesta poco, tal como lo describe el autor.
ResponderEliminarUn beso Marina
A mi el libro me encantó, los siete cuentos son magníficos. Fue todo un descubrimiento para mí este autor.
ResponderEliminarUn abrazo Jesús
A ver si vas a tener razón Carlos, capaz eres.
ResponderEliminarUn abrazo
Instantes fugaces de gozo, de placer, que calan más halla de los huesos, de la piel, y acarician el alma... aix... efímeros como la vida. Quizá también de allí su magia, que cobra vida Yy se magnifica en el recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo Madison!
Terrible situación, pero nunca sabremos si la vida le reservaba otra oportunidad (casi siempre ocurre)
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