Colección de cartas reales y ficticias para disfrutar del simple placer de leer y escribir.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Amarillo
Escribiste el 7 de diciembre de 1990:
…El cierzo lleva un montón de días pegando fuerte. Me ha gustado Historias de oficina. Aquí, la indolencia, la necesidad de que no ocurre nada, lo llenan todo. Imposible moverse hacia ningún lado. El no encontrar sosiego en nada ni en nadie. Cada cual con su obsesión particular. Tantas voces distintas en el interior, y sólo una que ha de vencer, aplastar a los demás. ¿Cuál?
PERO QUE PUTA MIERDA, TÍO, QUÉ PUTA MIERDA. Me gustaría estar metido en un tren, y largarme y quedarme dormido en el asiento del vagón y despertarme en cualquier parte. Un sueño plácido…Me pierdo continuamente en los libros, en sus historias. ¿Evasión de la realidad? Fácil. Fumo con desgana. Camino, doy largos paseos que me descubren una Zaragoza ajena, extraña. Hoy he vuelto a soñar. ¿Hasta cuándo? Ya basta de literaturizarlo todo. Ya basta. Tan sólo deseo hallar una confusión ordenada,
Sólo eso. El calor está en las cosas redondas. Miro la foto de Pilar Nasarre y me da la impresión de que la conozco, y es entonces cuando casi me enamoro de su rostro.
Abandonarse a la obsesión. No tengo mucho más que decir. Se me está terminando la cuerda. Cada vez me cuesta más escribirte. El lenguaje me resulta, cada día que pasa, más inaprensible. No sirve para nada luchar con él a tu lado.
Es sólo una ausencia más. Siempre a cuestas con lo del recrearse con el lado oscuro de las cosas, ser director y protagonista y espectador de situaciones que rayan lo demencial.
Sudo ¿Cuándo se dejaron de bailar valses en Viena? ¿Tanto hace ya? jodermierda putamecagoendiosyenlavirgenmecagoenlamadrequemeparió-putamierdajodermierdahostiaputamierda. El teléfono es el artilugio más hijoputa que inventaron nunca. Paseos sin rumbo. El cierzo chillándome en los oídos. Me duele tanto la soledad. Antesdeayer fumando en casa de Fernando: risas-risas. Estoy mal tío. Chungo de cojones. Como siempre, el puto acto de reflexionar. Hay veces que ya no sé ni expresarme. Joder. Con el último cuento lo he dado todo. Suena estúpido, pero la verdad es que me siento vacío de la hostia. No tengo nada que contar o que decir. Se acabó. No hay más. No sé si te podré volver a escribir. Con el cuento y con esto he llegado al final de la historia. Que me den por el culo. Tanto falsear la verdad. Tienes razón, en la verdad está el error. Llevo una semana y pico que no me soporto, si bien he intentado ser soportable para los demás. Mierda. Hasta la tristeza me ha abandonado. Tanta luz y movimiento a mí alrededor.
Un rato después. Dios, por qué hemos de ser tan cojonudamente jodidos. Aya siglo XX nos ha tocado vivir. Los conceptos se han vuelto demasiado vagos. Individuos descontextualizados. Cigarrillos con boquillas. Botellas no retornables. Falta de pasión. Resistencia al instinto. Psicología aplicada. Migas empaquetadas. Cortinas de colores. Agobiante. Agobiante de la hostia. Hipersensibilidad…Me cago en la hipersensibilidad y en los espejos mates y en todas las marías-no-sé-qué y en los discos sin rayar y en los autobuses perfumados y en la montaña en general. Conocimiento conocimiento conocimiento conocimiento conocimiento¡ MIERDA! Los cinco sentidos, anulados. El cerebro, embotado. Estoy cansado. Todo venido abajo. Ego desplazado. Pupilas enrojecidas, húmedas. Viento sanador. Agotamiento. Las hieles de la felicidad. Vaya chorrada. Pasear por la ribera del Ebro y ver agua y cielo y la ribera que no termina y escuchar el cierzo y aspirar profundamente y comenzar a temblar y rechinar de dientes y recordar y maldecir y seguir caminando y obligarte a fumar otro más y ver crecer la angustia y hablarte a ti mismo en voz baja y continuar hacia delante.
Reventado de luchar. Yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo. Todo tan asquerosamente lógico, tan aberrantemente racional. Todo sigue el curso que ha de seguir. Pues no me sale de los cojones. Así de claro. Creo que ya está todo. No, nunca está todo. Todas las implicaciones que conlleva la permanencia del recuerdo son indescifrables, indecibles. A la mierda.
Desprecio la sensatez. La desprecio con toda mi alma. Cordura, cordura, sensatez, autocontrol=basura
Amarillo, de Félix Romeo
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