Aquella última tarde me besó en la mejilla lo más cerca posible de la boca, yo, aún sabiendo que todo estaba a punto de finalizar, vivía deseando con verdadera pasión permanecer a su lado eternamente para cobijarlo de las sombras, de todos los sinsabores que pudieran ocurrir. Olía a la colonia de siempre y tenía la piel fría. Una lagrima resbalaba por mi cara, a él se le negaron los ojos, ambos supimos que amarnos incluso más allá de la vida era nuestro destino inexorable.
Y aunque ya no estás, quiero que sepas sin embargo que todas las noches te pienso y que sigo durmiendo a tu lado reviviendo todas las demás, porque estar contigo incluso las discusiones más inútiles, siempre fueron algo espléndido y esas, para ti, difíciles palabras que siempre temiste decir, ahora yo las digo por ti: te amo
Imagen de Jone Reed
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