La protagonista, Gilgi es una chica joven, equilibrada y muy disciplinada. Su tiempo lo dedica a trabajar como mecanógrafa, estudia idiomas y sale con sus amigos.
Le gusta ser independiente, por eso ahorra cada mes algo dinero pesando en el futuro. Pero un día sus padres le cuentan algo sobre su procedencia, además conoce a alguien y se enamora, desde ese momento todo cambia en su vida. Mantiene una lucha contra si misma. La cabeza le dice una cosa, el corazón otra...
De la autora no sabía nada antes de leer el libro, que por cierto su portada me llamó la atención enseguida al verlo en la estanteria de la librería y ha sido un acierto porque he disfrutado muchísimo con la lectura
Se mete perfectmente en el universo de la mujer.Utiliza diálogos y frases cortas, pero es que no necesita más porque describe a la perfección cualquier detalle. Es una novela realista, que habla del amor y sus consecuencias, al dejarnos llevar por los sentimientos sin atender a razones, aunque tengamos la certeza de que esa relación nos desmorona y desintegra hasta extremos insospechados.
Y me ha resultado curiosa la gran similitud que existe entre los acontecimientos que se desarrollan en el libro y los que estamos viviendo hoy, porque aunque esté ambientado en la Alemania de los años treinta, en aquellos momentos también se vivía inmersos en una gran crisis. Los despidos y el crecimiento de desempleo era algo que estaba a la orden del día.
Un libro muy recomendable
Como siempre he subrayado varios párrafos, pero pongo este que me ha gustado mucho, son los pensamientos de Gilgi por la mañana temprano de camino al trabajo, cuando sube al tranvía y observa a la gente que hay a su alrrededor, que como ella también se dirigen al trabajo.
Gente del vagón, ¿no estáis contentos?
Estamos tan cansados…
¿Pero no ganáis dinero?
Muy poco.
Podríais sacarle más partido.
Es muy difícil.
Por eso es bonito.
No, no es bonito.
Corren malos tiempos. A nadie le gusta ser quien es. A nadie le gusta hacer lo que hace,
Y este otro en el que ella todavía no es consciente de su adicción u obsesión que siente por Martin, y se desespera porque sabe que su personalidad merma cada día que pasa un poquito más, pero ni puede ni quiere luchar contra eso, ama a Martin, y ha creado un mundo en el que solo tienen cabida ellos dos. Por suerte siempre se está a tiempo de reaccionar y dar marcha atrás aunque sea para toamr el impulso necesario y empezar de nuevo. Porque existen relaciones que matan. En solitario se sufre, pero juntos fallecen.
Gilgi acerca la cabeza de Martin a la suya y lo besa. Todo está negro, todo da vueltas... Algo tiene que haber que dure, que sea estable. Gilgi le rodea el cuello, erguido y musculoso, con los brazos...
Curioso, fíjate que hay cosas que son intemporales. ¿A quién le gusta lo que es y lo que hace? A los afortunados, solamente.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Mádison:
ResponderEliminarTengo una lista con las novelas que propones y así, cuando tengo que hacer un regalo o leer yo algo, voy sobre seguro.
Saludos.
Cierto, hay cosas que no cambian aunque transcurran años y años.
ResponderEliminarUn abrazo Igor
Dyheguiño, eres genial que lo sepas, para mi representas a aquellas personas que solo leer su nombre me provoca una sonrisa.
ResponderEliminarTe aprecio mucho, en serio.
Un abrazo
Harás que me sonroje, Mádison.
ResponderEliminarSaludos.
Pues no exagero ni mijita, jajajaja
ResponderEliminarBueno nunca habia escuchado sobre Irmgard Keun, y pues a pesar de que fue en 1931 se va bastante bien...
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