Querido:
Me diferencio de una estatua gracias a que por la ventana entornada entra algo
de brisa y hace que mi pelo se mueva ondeante suave y ligero, pero estoy
quieta, con la mirada fija hacia el
final de la calle. Sostengo la taza de desayuno con las dos manos, escucho
antes que veo. Entonces los ojos se abren con desmesura y la sonrisa inunda mi
rostro, al cabo de unos segundos asoma el cartero conduciendo su moto y me confirma
que él es el responsable de esta agitación que me invade.
No quiero disimular más, me niego a no aceptar lo evidente, ya está bien de expresar, gritar, llorar ante
la adversidad, ¿acaso no es bueno hacer lo mismo ante la dicha? ¿ Qué tiene de malo presumir ante un logro? ¿Por qué nos
cuesta tan poco quejarnos y tanto decir te quiero?Estoy convencida de que exteriorizar nuestros sentimientos es beneficioso para todos. Se me hace insoportable actuar en contra de
mis principios, te amo y así lo diré un millón de veces, incluso más si hace falta.
Y puestos a decir y asumir verdades, confieso que me encanta esos días en que llegas a casa y mientras me abrazas y besas en la
mejilla metes tu mano en el bolsillo derecho de la americana y con la elegancia que te caracteriza me entregas el regalo
que horas antes has escogido con el esmero que solo tú sabes elegir.
Muero por verte. Muero para que vuelvas a reunirte conmigo.Aquí. En nuestra casa. Rezo para que no me olvides. Confieso mis celos
, mas de una vez me asaltan dudas y en esos momentos me
exaspero y es que como sabes soy de las que piensa que el roce
hace el cariño, no obstante recuerdo las palabras que te dije antes de que partieras y no me arrepiento de haberlas pronunciado
Abro la puerta y te invito a salir, a que te mezcles con
gentes distintas, mujeres más bellas que yo. Camina, descubre y cuando hayas visto regresa, pues no hay mujer
en este mundo que pueda darte lo que yo. La
puerta seguirá abierta y mis brazos, abiertos también, te acogerán.
Con amor
Me encanta. Me haces sentir envidia del hombre al que va destinada.
ResponderEliminarTres cosas:
ResponderEliminarGracias por este texto epistolar. No sé cómo vestir mis textos para que sepan a misiva. Lo haces bien, te consigues...
Anoto tu anterior recomendación porque, entre otras cosas, en esto de la lectura siempre me ha ido bien siguiéndote. Estoy deseando disfrutar esos nueve relatos.
Y sí, como canta Serrano, Auster, mi admirado Auster, "últimamente anda algo perdido" Siempre me quedarán sus locuras, sus lunas, sus perros escritos, sus equilibristas invisibles, su ciudad, tres veces ciudad...
Te dejo un abrazo, con acuse de recibo.
Mario
Si, Madison, es cierto. Tus escritos tienen un sabor a cartas difícil de realizar para los demás. Supongo que es tu sello, tu logro. Lo que escribimos es una prolongación de nosotros, y tu sabes a rosas perfumadas, a cartas ataditas con una cinta azul, dentro de un cajón. Me encantan estas misivas, y me encanta esa mujer estática, que aguarda en la ventana, esperando a ese cartero.
ResponderEliminarUn beso.
Es una escena simbólica, la imagen que se repite en cualquier época: la del amor que espera. Por eso tus letras describen esa sensación entre la nostalgia, la angustia y la entrega de una manera que no tiene tiempo y que nos resulta familiar, íntima.
ResponderEliminarBesos.
Me encanta el principio, me diferencio de una estatua, muy bueno. Recuerdo cuando me asomaba a la ventana y esperaba ver a esa persona venir hacia mi casa , la inquietud que me producia su tardanza , pasaba el tiempo y me quedaba mirando , sin mirar , hacia otro lado y notaba que algo se iba rompiendo dentro de mi, puesto que sabía que ella no volvería-
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