Andrew Newell
Desde mi ventana, con el sol de media tarde cubriéndome la cara, me entretengo en contemplar el mapa de la vida.
En toda su extensión veo lugares que han quedado enquistados en mi memoria para siempre.
La casualidad es caprichosa. Yo guardaba un imán. Tú tenías otro. Un día les dio por atraerse. Recorrieron sitios, transitaron por caminos remotos hasta dar con nuestros sentimientos que desde tiempo inmemorable buscaban una dimensión conocida, pero hasta ese momento oculta.
Y ocurrió lo sorprendente. Yo prefiero llamarlo grandeza. Te miré a ti y me vi a mi. Desde entonces nuestros días transcurren en presente aún sabiendo que existió un pasado que nos mantenía alejados. No nos despojamos de él, pero lo dejamos en solo un recuerdo al que no permitiremos que nos atrape.
Es nuestra vida. Cosas pequeñas o grandes, pero al fin y al cabo cosas de nuestra hermosa vida.
Wow, que lindo, diría uno de mis curas favoritos.
ResponderEliminarCosas hermosas que hacen que todo valga la pena.
See ya!
precioso, Madison
ResponderEliminaren palabras así podremos calentarnos en invierno: serán la ceniza para la pira y el encuentro, la pura recreación del instante, sin el lastre de las palabras que vienen del pasado
el cuerpo a su imán...
/un abrazo
Teníais el mismo mapa del tesoro.
ResponderEliminarSalu2, MÁDISON.
Como si el pasado cobrara nuevo sentido. Uno mas bello porque esta mirado con un ojo feliz. besos..
ResponderEliminarY una pequeño paseo por una vida que se antoja larga. A veces con poco se cuenta mucho. Y hasta feliz, y bella. Diría que unas palabras así, decidas con susurros, van a contracorriente.
ResponderEliminarBesos.
yo sigo apostando por los mapas de carreteras, inmensos, doblados a trozos y guardados en la guantera del coche
ResponderEliminaranacrónica en un mundo de gps's, así es que no me encuentran!!
(qué fácil suena lo que dices!)
Lo que es curioso, cuando revivo el pasado en mi memoria, es que vuelvo a lugares donde derribaron edificios, pienso en personas que ya no existen, pero todo sigue vivo en mi cerebro, como si cupiera otra realidad que ignora la otra, acaso la que he buscado.
ResponderEliminarBesos.
Estupendo. Ojalá esos imanes sigan existiendo siempre, y todos tengamos uno...
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando el magnetismo es más fuerte que el peso del tiempo, hay probabilidad de ser felices en algún punto del mapa.
ResponderEliminarEn los mapas personales, se puede estudiar mucha geografía...
ResponderEliminarBesicos.
Una historia magnética. Me encanta el cuadro que la ilustra.
ResponderEliminarUn beso enorme
Isabelnotebook
Memoria utopica Madison, o quiza una utopia en la memoria.
ResponderEliminarLos imanes no se atraen, se repelen hasta alcanzar su maxima distancia.
Cuando uno se ve reflejado en el otro, ¡ha llegado la rutina!
Besos Princesa
qué paz inconmesurable la de sentir que todo nuestro pasado, justifica nuestros días. Que este presente que nos habita no debía si no ser...
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