sábado, 29 de septiembre de 2012

Llueve, buenos días


El día anda melancólico. Yo también. Aquí me hallo, inmersa en  melancolía agradecida. Recogida entre pensamientos impacientes que me llevan ti a través de kilómetros de cielo y nubes. Noto la calidez de tu respiración que cae sobre mi nuca. Tus manos recorriéndome, y los labios buscando qué sé yo...
Y es que en la vida hay miles, millones de instantes con los que disfrutar, pero para yo poder lograrlo eres imprescindible en mi vida.

8 comentarios:

  1. Qué texto tan delicado...

    Hoy aquí después de la gota fría, hace un día de sol, ya veremos como termina.

    Besicos, amiga.

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  2. Pues por aquí no para de llover..., hace un día para recogerse,abrazarse, acurrucarse, y mirar por la ventana.
    Precioso y breve, Madi, pero grande en sentimiento.
    Un abrazo.

    Compartimos lluvia, lo sé.

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  3. Pues por aquí ha llovido hasta ser un desastre, pero al final han podido continuar con las fiestas que se celebran de cartagineses y romanos. El otoño nos empuja a la nostalgia, y duele más lo que se ama y está lejos, o lo que no está ya. Un beso.

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  4. Cabopá qué tal. El sábado terminó igual que empezó, pero sin viento.
    Uff qué mal día por dios, me pasó de todo.
    Mil petons

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  5. Así es Angela, compartimos lluvia, entre otras cosas eh?

    Y sí, esos días son para recogerse y disfrutar de mantita y sofá. Pero yo trabajé, y me mojé, y me costó horrores encontrar aparcamiento, y, grrr...fatal

    Un beso guapa

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  6. Inti, qué alegria saber de ti tras tanto tiempo.
    Tú entiendes de nostalgias y pérdidas amadas, lo sé.
    Espero que estés bien y que hayas disfrutado de lo lindo con las fiestas.
    Un beso enorme

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  7. Todos los estados y sentimientos son esenciales en la vida. También la melancolía. Son diferentes aspectos de nosotros mismos que, en algún u otro momento ,deben verse comprendidos y aceptados.

    La lluvia ayuda, sí. Yo, cuando llueve, suelo ser feliz.

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  8. Ese sábado, el 29, salí a buscarlo, y lo encontré en un paisaje de lluvia constante. Ni por un momento dejó de llover, ni por un momento me abandonó. Sólo el agua me trajo su recuerdo.

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