miércoles, 18 de enero de 2012

Amalia Bautista













Luz del mediodía

Ni tu nombre ni el mío son gran cosa,
sólo unas cuantas letras, un dibujo
si los vemos escritos, un sonido
si alguien pronuncia juntas esas letras.

Por eso no comprendo muy bien lo que me pasa,
por qué tiemblo o me asombro,
por qué sonrío o me impaciento,
por qué hago tonterías o me pongo tan triste
si me salen al paso las letras de tu nombre.

Ni siquiera es preciso que te nombren a ti,
siempre nombran la luz del mediodía,
la fruta, el paraíso
antes de la expulsión.

Mezcla de letras ondulantes  componen tu nombre
Nombre de ritmo suave que invita y  sugiere una 
grandeza inigualable
Es raro hallar una grandeza que iguale la emoción
que se siente cuando oímos o leemos el nombre de la persona amada.

Fotografía de Leonhard Kätzel

6 comentarios:

  1. Fántasticos el poema, y la apostilla. ¿Formaba parte del poema o es tuya, Madi?

    Gracias por la mañana. ¡Buen día!

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  2. Me alegra volver a leerte.
    Que escribas mucho en este 2012.
    Un beso.

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  3. Hacía varias semanas que no pasaba por los blogs de nadie ni siquiera por el mío y me acabo de dar un paseo largo por tus últimas entradas.

    Me han gustado. Tus cartas siempre son muy intimistas, a veces amas y a veces tal vez odias. Son cartas reales o ficticias pero, cuando estoy en casa, me gusta abrir el buzón para ver si el cartero ha traído alguna carta tuya.

    Un abrazo.

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  4. Qué tal Anderea? genial que te haya gustado el poema, la apostilla es cosecha mia, ya sabes ocurrencias de la noche.
    Un beso

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  5. Muchas gracias Blanco, ya sabes lo feliz que me hace verte por aquí.
    Un abrazo

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  6. deja de ser un nombre, pasa a ser EL nombre.

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