viernes, 26 de agosto de 2011

Adelfa



A veces tengo la desagradable sensación de que me parezco a una adelfa, o como vulgarmente se llama la flor del mal. Visualmente es bella, delicada y suave, pero nociva para aquellos que se le acercan demasiado.

Y es que sigo pensando que soy demasiado exigente conmigo misma y con los que me quieren.
Excesivamente rigurosa con la vida y sus acontecimientos. A estas alturas de mi vida debería saber el límite, conocer esa delgada línea que separa la realidad de la ilusión. Saber que está muy bien soñar y luchar por alcanzar lo soñado, pero teniendo la certeza de que no todo se cumple por mucho que se desee y que hay cosas que jamás serán negociables.

Saber descender hasta lo más profundo de mi yo, esa parte con la que a veces me cuesta enfrentarme por miedo a sufrir una derrota,

Comprender que no todo es negativo, que de vez en cuando resurge la parte que me sosiega.

Esperar tu llegada y decirte que ya no más de negar la evidencia. Dejarme seducir por ti. Fluir. Reír. Tú. De nuevo. Como siempre. Tú. Hoy. Mañana. Tú



martes, 16 de agosto de 2011

La vida instrucciones de uso.-Georges Perec





Durante varios meses escribió a Laetizia, suplicándole que fuera a reunirse con él, a lo que se negaba ella cada vez. Quiso la casualidad que el borrador de una de sus cartas cayese en manos de su marido:

Estoy triste, aburrida, terriblemente irritada.
Vuelvo a ser, como hace dos años, de una sensibilidad dolorosa. Todo me hace daño y me desgarra. Tus dos últimas cartas me hicieron latir el corazón como si se me fuera a partir. ¡Me trastornan tanto!. Cuando las abro y me sube a la nariz el perfume del papel y me penetra en el corazón la fragancia de tus frases acariciadoras…¡Sé más considerado conmigo! ¡Tu amor me da vértigo! Y sin embargo hemos de convencernos de que no podemos vivir juntos. Hemos de resignarnos a una existencia más vulgar y más pálida. Quisiera saber que te haces a esta idea, que mi imagen, en vez de quemarte, te reconforta, en vez de desesperarte, te consuela.
Es necesario. No podemos estar siempre con esta excitación en el alma y con el abatimiento mortal que la sigue. Trabaja, piensa en otras cosas. Tú que tienes tanta inteligencia úsala un poco para estar más tranquilo. A mí las fuerzas se me acaban. Tenía bastante ánimo para mí sola, pero ¡para dos! He de sostenernos a todos y estoy rendida: no me aflijas más con tus arrebatos, que me hacen maldecirme a mí misma, sin que de ello resulte ningún remedio…

Emilio, naturalmente no sabía a quién iba dirigido aquel borrador in completo.

La vida instrucciones de uso, de Georges Perec

domingo, 7 de agosto de 2011

Tres senderos hacia el lago.-Ingeborg Bachmann


Contraportada:
Elisabeth Matrei, fotógrafa de renombre y prototipo de mujer independiente, regresa, como cada verano, a la casa de su padre en un barrio de clase media de una ciudad austriaca de provincias. Allí el tiempo parece haberse detenido hace décadas en una existencia gris, pero el cercano bosque con el lago, ese paisaje de la infancia, en apariencia intacto, ofrece a la protagonista un refugio donde recuperarse de las tensiones cotidianas. El origen de esta historia reside en lo topográfico … así comienza este relato, el más largo de la colección Simultáneo. Topografía y biografía son inseparables, y las caminatas de Elisabeth por esos tres senderos hacia el lago enmarcan una profunda reflexión sobre su identidad y su trayectoria vital, pero también sobre la identidad austriaca.


Me ha gustado mucho este libro, la personalidad de Elisabeth, la protagonista es algo contradictoria, por un lado se trata de una persona valiente y arriesgada, que no teme  al peligro a la hora de realizar su trabajo como fotógrafa; visita lugares del mundo conflictivos pues su deseo es dar a conocer las injusticias y aberraciones que se comenten con los mas desfavorecidos, pero en su vida personal se ha convertido en una persona acomodada, que a pesar de no sentirse a gusto con ella misma no lucha para que  sea distinto

El inicio del libro me ha parecido muy emotivo, Elisabeth llega al aeropuerto y su padre la está esperando como otras veces ha hecho pero esta vez lo nota distinto:

...pero esta vez le invadió un sentimiento alarmante porque él había menguado, en el fondo no podía decirse que hubiera encogido pero sí estaba más bajo, y su mirada se había tornado infantil y un poco desvalida, y el sentimiento alarmante era: ha envejecido

Sus días transcurren  entre paseos y evocadores recuerdos de su vida  pasada, por ejemplo cuando una de sus parejas está en contra de que ella viaje con el fin de realizar unas fotografías para la revista en la que trabaja:

No vives en este tiempo, dijo ella con amargura, yo no puedo vivir y hablar con alguien que no vive en este tiempo sino únicamente se perdido en él
Yo no vivo, en general, y nunca he sabido qué es eso de la vida. La vida la busco a tu lado, pero ni siquiera soy capaz de imaginar que tú pudieras dármela…

También mantiene un debate interior sobre la vida y nuestros sueños, esos sueños que rara vez alcanzamos:

Pero ahí le asaltó una turbia sospecha. Robert y Liz no tenían futuro, sólo tenían juventud, futuro no. Elisabeth no había conseguido su futuro y sus padres tampoco lo habían conseguido, nunca se conseguía ese futuro que siempre se le promete a la gente joven…

No obstante, todo termina en algún momento, y uno pierde el corazón y pierde cierto espíritu…y tan solo hay algo en mi interior que sangra, pero no sé lo que es.


Aunque lo cierto es que cuando menos se espera, cuando estamos a  punto de dar por perdida cualquier esperanza  aparece alguien en nuestra vida que nos hace recobrar la ilusión y las ganas de vivir. En ocasiones sucede que esa persona ha estado el tiempo a nuestro lado sin habernos percatado de ello. Importamos, siempre hay alguien a quien importamos. Nos piensa y nos sueña y desea compartir nuestro tiempo.

He esperado mucho tiempo. Mucho tiempo. Pero usted siempre estaba rodeada de mucha gente. Quiero decir que siempre estaba muy ocupada y siempre tenía mucha gente a su alrededor…

…justo antes de que él apareciese, Elisabeth ya se había levantado porque le sintió acercarse por detrás de ella, antes incluso de oir sus pasos, y ella se dio media vuelta y se encontraron frente a frente y se miraron. Él la cogió de las dos manos, aquellas manos delgadas en extremo, al principio con mucho cuidado y luego cada vez más fuerte, entre sus manos grandes y pesadas…

Nunca es tarde para empezar a vivir, por mucho tiempo que transcurra la infelicidad y el vacío desaparecen y da lugar a la ilusión. Recomenzar, no es tan dificil

Y entonces cogió la notita toda arrugada, que guardó bajo la almohada antes de dormirse de nuevo, herida ya en la frontera del sueño, y se llevó la mano a la cabeza y al corazón porque no sabía de dónde salía tanta sangre.
De todas formas, aún pensó: No es nada, a mi ya no puede pasarme nada más. Puede pasarme algo pero no tiene por qué pasarme nada.

Recomiendo el libro, lo he leido dos veces seguidas. Genial

miércoles, 3 de agosto de 2011

Javier Egea



Y cartas que se escriben
cuando la prisa clava su aguijón
y te deja colgando del alero
y te da por pensar
que es posible que no nos conociéramos
aunque fuimos viviendo el mismo frío,
la misma explotación,
el mismo compromiso de seguir adelante
a pesar del dolor.

Pintura de Carlos Morago