viernes, 18 de junio de 2010

Aquellas vacaciones

















Hoy he comido en casa de Elena, ella es mi hermana pequeña. Elena tiene dos hijos de siete y tres años respectivamente, Hugo y Paula. La comida ha resultado muy animada, ya se sabe que donde hay niños la diversión y las risas están aseguradas.

Esta noche celebran la fiesta de fin de curso porque el martes finalizan las clases. Mi hermana me ha contado que lo tiene todo coordinado para las vacaciones, clases natación y otras actividades, cada día de nueve de la mañana hasta la una del medio día. Es la única forma de combinar con el horario de trabajo de ella y su esposo.
He pensado en lo distinto que es todo hoy desde que yo iba colegio. A mi me tocó vivir la feliz época en que los niños jugábamos en la calle. Nos pasábamos horas y horas al aire libre. Vacaciones y verano era sinónimo de risas y felicidad, todo mezclado con sabor a sal del mar.

En la calle siempre nos juntábamos los mismos, recuerdo que solamente en casa de uno de los chicos tenían televisión y allí nos reuníamos todos. Cuando empezaba la programación infantil su madre nos avisaba, llevábamos el bocadillo que nuestras madres nos habían preparado con antelación y todos permanecíamos sentados en el suelo en silencio mientras comíamos, escuchábamos y mirábamos, al terminar el programa y aunque el sol había dado paso a la luna de nuevo estábamos un rato más jugando en la calle, apurábamos y aprovechábamos el día y la noche al máximo, hasta que nuestras nos llamaban porque era hora de ir a dormir.

Era días que regaban las calles por la mañana muy temprano y al anochecer. Días que las estrellas brillaban de una forma extraordinaria. Días que el sol y la brisa del mar nos acariciaba suavemente hasta hacernos sentir su abrazo.

Eran días de juegos y despreocupación. Días en que mi padre se pasaba mil horas trabajando, de sol a sol. Días de recuerdos de domingos por la mañana en las que mi madre nos vestía a mi hermana y a mí con el mejor vestido de domingo. Días de copas de helado de tres bolas, chocolate, vainilla y fresa y que saboreamos toda la familia sentados en una terraza al aire libre. Días de sardanas. Y de fiesta mayor. Y también de hogueras y fuegos artificiales. Noches que al meterme en la cama caía rendida, agotada por el juego, pero que cerraba los ojos con una gran sonrisa al notar el beso que mi madre depositaba en mi mejilla con la luz apagada.

Y mientras estoy escribiendo me digo a mi misma que soy una persona muy afortunada, porque yo no elegí a mis padres pero he tenido la gran suerte de que ellos sí me han elegido a mí y jamás por muchos años que viva les podré devolver todo la que han hecho por mi, pero sí puedo felicitarles por haber hecho tan buen trabajo.

19 comentarios:

  1. Esta reflexión de hoy me ha hecho recordar mi infancia, en las noches de verano todos en la calle para tomar el fresco y jugar al escondite..apenas si había coches-la calle era nuestra- con mis primos, vecinos hasta altas horas de la madrugada...después cuando llego la tele,todo empezó a cambiar...
    Besicos guapa...

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  2. Este nostálgico escrito tiene más alegría que tristeza. Tu, con esa infancia, aprendiste algo muy importante. A valorar las cosas. La estampa de tus pequeños amigos y tu mirando la tele en casa de la vecina me a llegado al alma.

    Un beso Madison.

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  3. Yo también tuve la suerte de criarme en la calle... También mi ciudad era entonces poco más que un pueblo. Creo que hoy es impensable en la ciudad infancias como aquellas -no mejores ni peores, sí distintas.

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  4. Este texto, aunque peor escrito, lo podría firmar yo también.
    Ese amigo con el primer televisor, los partidos de fútbol en la calle, a la una la mula y a las dos la coz, los petos, policias y ladrones...¡mis mayores!
    Cómo me ha gustado, qué bien lo cuentas.
    ¿Sabes lo que has conseguido?, que tenga una enorme...¡HAMBRE DE PADRES!
    Besos.

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  5. Yo también pertenezco a esa época, aunque ya en mi enfancia prefería quedarme en casa a leer y dibujar. Pero también mi espacio de juegos era la calle: para todo, jugar a las muñecas y con los cacharritos y a la comba y a rayuela y tantas cosas que los niños de ahora se pierden. Me dan mucha pena las infancias actuales, tan programadas y tecnológicas.

    Bonita entrada, Madi.

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  6. Todos tenemos recuerdos de nuestra infancia similares, o casi todos.
    Muy bien relatado meniña.
    Biquiños

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  7. Yo también crecí en la calle, el verano era un tiempo eterno con todo para hacer. El domingo me soltaban el pelo que durante la semana estaba recogido en dos trenzas apretadas y perfectas y me ponían un vestido de fiesta con calcetines calados y zapatos de charol. La melena suelta no acababa de compensarme el vestido hortera :P

    Gracias Madison

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  8. Hola Madison, cuanto tiempo sin pasarme, disculpame pero no habia vuelto a entrar hasta hace poco.
    Tu reflexion refleja hoy en dia. Hace unas semanas tuve que leer un libro para clase: La ciudad de los niños de Tonucci. Y viene a reinvindicar justo eso, que hoy en dia las ciudades estan hechas para los adultos olvidandose de los niños y de los mayores...
    Yo tmabien tuve la suerte de crecer en la calle.
    Saludos!

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  9. Te leo y me sonrío, agradecida. No puedo dejas de sentir la suerte que tuvimos, Madi.
    Llegaban las vacaciones y llegaba la libertad, el juego incesante en la calle, con los demás chicos, los bocadillos de la merienda, el asombro ante el televisor, las hogueras de San Juan... ¡Qué suerte tuvimos! Los chicos de hoy no pueden jugar por las calles, ya que los automóviles las han invadido. En los barrios, nadie conoce los nombres de los niños. Su tiempo libre está repleto de actividades... Hemos ganado muchas cosas, pero otras se han perdido definitivamente.
    Me encantó.
    Un beso.

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  10. Un Telefunken compraron mis padres Cabopá.
    Jolines creo que cuento batallitas.
    jejeje

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  11. Gracias Torcuato, la verdad es que tuve una niñez muy feliz aunque entonces no lo veía así, ha sido el tiempo que es sabio y nos hace ver las cosas tal como son.
    Qué ricos los bocadillos de nocilla.
    ¡¡que merendilla!!

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  12. Claro que sí Xibeliuss el mundo, la vida es rotación.
    Mis hijas cuando nos reunimos también cuentan sus experiencias infantiles, y explican cosas que yo ni recuerdo.

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  13. Ay Thorton, es que fijate que por muy mayores que seamos, nunca dejamos de ser hijos ¿verdad?

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  14. Ilona ahora que dices lo de leer, yo era clienta "vip" de la biblioteca, pero en aquellos años no permitian tomar libros prestados hasta los doce años.
    Cada día al salir del cole iba un rato a la "biblio" leía lo que ahora se llama Cómic pero nosotros le llamabamos TBO...

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  15. Gracias Carmela, creo que todos los que tenemos esos recuerdos somos afortunados.
    Un beso

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  16. alamlaire,te elo y me veo reflejada, aunque a mi las trenzas apretaditas ni el domingo me las quitaba de encima. Por supuesto calcetines calados, jajajaja, pero en una cosa yo tenía suerte, como era la mayor siempre estrenaba, mi hermana estaba frita con la ropa heredada.

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  17. Soñadora estoy muy contenta con tu vuelta.
    Si creciste pudiendo jugar en la calle sabes de que hablo, y lo bien que lo pasamos con una gran sensación de libertad.
    Un beso

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  18. Isabel yo creo que se ha perdido algo del encanto de ser niño. No se, supongo que ellos los niños ahora son felices de otra forma, pero un cumpleaños en el patio o jardin de una casa es mucho más divertido que en un Macdonals.

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  19. Después de tantos buenos comentarios, y dado que llego tarde, solo puedo darte las gracias por mostrar tis sensaciones, tus recuerdos, gracias a ello hoy te conocemos un poquito más. Aunque ya sabíamos como eres.

    Un beso.

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