viernes, 30 de abril de 2010

Noche de viernes



Para una noche de viernes, con velas e incienso, en compañía de alquien especial.


Julio Cortazar

Fotografía de Chema Madoz

Por ahí un papelito

Que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,

Quiero decir que para verme tenía que mirarte

jueves, 29 de abril de 2010

Franz Werfel


Contraportada

Viena, 1936, un alto funcionario del ministerio, casado con una bella y rica dama vienesa, abre una carta. Reconoce la letra azul pálido del sobre. Y esa caligrafía se hunde en su vida rutilante como la hoja de un cuchillo y la disloca de inmediato. En unas pocas líneas sumamente formales, la firmante solicita ayuda del poderoso funcionario para trasladar a una escuela vienesa a un muchacho alemán de dieciocho años. Sin embargo, para el destinatario, en esas líneas cifradas aflora un amor de muchos años, un amor enterrado con sumo cuidado. Y ese muchacho desconocido, ¿no será quizás un hijo ignorado? Las tremendas presiones a la hora de conjugar la propia vida con las exigencias de la sociedad, han alejado a este hombre -al elegante, impecable y cortés León- de todos los elementos auténticos de su existencia, tanto de sus humildes orígenes como de aquella pasión inaceptable. Werfel consigue que confluyan el estudio psicológico y el análisis social de un modo perturbador de puro preciso, en este libro que se lee hoy como un amargo gesto de despedida de Viena y de toda la civilización centroeuropea.


Bueno ya lo he leído, es muy cortito y además el tipo de libro que no lo puedes dejarl hasta terminarlo
El libro empieza con la conversación de Leo y su esposa Amelie, ambos comentan el éxito de la fiesta que celebraron hace tan solo unos días, cuando él cumple cincuenta años. Sobre la mesa está la correspondencia, unas doce cartas, pero entre todas ellas sobresale una, con letra de mujer y escrita en color azul pálido. Leo empieza a temblar porque hace quince años recibió otra carta con la misma letra y el mismo nombre de remitente, aunque aquella vez la rompió sin ni siquiera abrirla porque estaba muy nervioso y asustado, pero ahora es distinto. Ahora espera el momento de estar solo para abrir la carta y leer lo que dice.
A partir de ese momento empieza la historia que hipnotiza a medida que te adentras en ella.

Leo, un joven estudiante. Un compañero de la habitación continua a la suya que se suicida, este chico tiene un traje que por casualidad va a parar a manos de Leo.
El traje y su habilidad para de vals le abre un abanico de posibilidades para ascender a esferas altas y elitistas de Viena de aquella época.
Amelie una chica muy joven, de familia acomodada, es hija única y caprichosa.
Leónidas y Amelie contraen matrimonio y llevan una vida tranquila.
Por aquel entonces ya empieza a haber acoso a los israelitas.
Me ha recordado algo a Stefan Zweig en su forma de narrar

Un gran libro que describe el perfil psicológico de los personajes.
Y dicho esto reconozco que al principio sentía rabia por Amelie, pero al final lo que siento es una gran pena.
Leo es un estúpido de narices que sacrifica la autenticidad y el amor de su vida a cambio de la comodidad y bienestar económico que le rodea
Vera, una mujer valiente, que afronta la vida con coraje.

Daniel, gracias por darme a conocer esta joya de libro y autor
Una letra femenina azul pálido, de Franz Werfel

Lo que veo



¿Realidad?
¿Ilusión óptica?
Poco importa lo que sea
Es un regalo que se me ha dado

miércoles, 28 de abril de 2010

Raymond Carver


¿Y conseguiste lo que
querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado sobre la tierra.

Último fragmento

La extraña desaparición de Esme Lennox


Contraportada del libro
La joven escritora Maggie O’Farrell es una de las voces más sobresalientes y reconocidas de la narrativa escocesa en la actualidad. Su brillante imaginación, su talento para construir personajes memorables y transmitir emociones con claridad e intensidad dramática logran mantener sin aliento al lector hasta la última página. En La extraña desaparición de Esme Lennox —su más reciente novela— la autora narra una historia hermosa e inquietante, que evoca con lucidez el peso de las convicciones sociales y la tortuosa complejidad de los lazos familiares.
Ante el inminente cierre del viejo hospital psiquiátrico de Cauldstone, en Edimburgo, las autoridades comunican a Iris que debe hacerse cargo de su tía abuela Esme Lennox, quien será puesta en libertad tras sesenta y un años de internamiento. El desconcierto inicial de la joven, que desconocía la existencia de la anciana, se verá pronto superado por una genuina curiosidad. ¿Qué circunstancia llevó a la reclusión de Esme cuando sólo tenía dieciséis años? ¿Por qué se ocultó su historia ante el resto de la familia durante décadas? Entre los recuerdos de Esme y los escasos momentos de lucidez de su abuela Kitty, Iris reconstruye la vida de las dos hermanas: la infancia en la India y la primera juventud en Escocia, la relación de afecto y rivalidad entre ambas, el rechazo de la joven Esme a las rígidas reglas de la alta burguesía escocesa y, repentinamente, la terrible exclusión.


Esme y su hermana Kitty pertenecen a una familia acomodada, inglesa que residen en la India colonial, al cabo de unos años por una serie de circunstancias en la vida de la familia vuelven a Edimburgo.
Kitty es una chica,"como dios manda", es dócil, educada y sumisa
Esme es una hija todo lo contrario a su hermana y por consiguiente un auténtico estorbo para sus padres.
Kitty espera impaciente llegar a la edad de casarse, sueña con encontrar al amor de su vida y formar una familia, no le interesa demasiado la cultura, dedica sus horas a coser, ir preparado su futuro “ajuar” para cuando llegue la hora.
Esme, desea continuar estudiando, incluso ir a la universidad, a lo que por supuesto su padre se opone. A ella le encanta tocar el piano y lo cierto es que lo hace maravillosamente bien, le gusta ir al colegio, pero no soporta las bobadas de las compañeras.
Las dos hermanas aunque muy diferentes se adoran., pero un día en el que ambas asisten a un baile( Esme fue a regañadientes y obligada por su madre) todo cambia, y en ese momento del libro es cuando realmente empieza la historia.
Esme es recluida en un manicomio, pero ahora tras haber transcurrido sesenta y un año de reclusión y ante el inminente cierre de dicho manicomio sale de él.
Lis, es su pariente más próximo y es ella quien recibe la llamada de los médicos para que se haga cargo de Esme. Lis no sabía de su existencia su abuela Kitty no ha mencionado nunca que tuviera una hermana.
Es una historia muy dura, donde se puede comprobar la doble moral de una época asfixiante, una época que no era apta para las mujeres con inquietudes y ganas de superación. Como con una sencilla firma de un médico se da carpetazo a una vida.
El libro gana por momentos, la tensión se vive en cada una de sus páginas.
Celos, silencios, envidias, secretos...pero como siempre, todo se sabe y todo tiene su momento aunque ese momento llegue al cabo de muchos años. Todo se paga. Los secretos no tienen nada bueno. Un final para mí inesperado.

Un libro genial que he leído gracias a la recomendación de Manel que es un gran lector.

Gracias Manel

La extraña desaparición de Esme Lennox, de Maggie O'farrell

martes, 27 de abril de 2010

rostropovich - bach - cello suite no 5 in c minor

">
Me dejé llevar por el ambiente, sentí que las notas empezaron a resbalar muy despacio dejándose caer por todos los rincones de la habitación. Allí me encontraba yo, impregnándome de ese olor hasta ahora desconocido para mí, pero que tan familiar me resultaba
El cosquilleo empezó a hacerse notar y no se detuvo hasta que encontró el lugar de mi cuerpo que más le gustaba para instalarse, presentí que algo importante iba a ocurrir, quise encontrar un nombre con el que definir el momento, pero no lo encontré.
Cerré los ojos, acomodé mi cuerpo en el sillón de siempre, cerca de la ventana porque me gusta la noche y me gusta mirar las estrellas. De vez en cuando entreabría los ojos y miraba a lo lejos, hacia el horizonte y sin querer( o puede que queriendo, pero no era consciente en esos momentos) se me escapaba algún susurro. Deje que mi pensamiento se volara hacia donde anhelaba estar, de pronto me sentí transportada, y me vi reflejada en tu mirada.
Así estuve durante mucho rato, quizá horas, ensimismada, íncredula y feliz por lo que sucedió, por lo que continuaba sucediendo.

lunes, 26 de abril de 2010

W.N.P. Barbellion


Iniciado cuando su autor tenía trece años como un cuaderno de anotaciones de historia natural, este diario se iría convirtiendo poco a poco en la crónica de una profunda decepción: limitado en su formación académica por circunstancias familiares, y aquejado ya tempranamente de dolorosos y paralizantes síntomas de lo que luego se revelaría una esclerosis múltiple, el que soñaba con ser un gran naturalista acabaría obteniendo un modesto puesto de entomólogo en el Museo Británico de Historia Natural, Barbellion murió apenas unos meses después de ver publicada su obra, pero su ejercicio de introspección perdura como uno de los más notables y significativos del siglo XX.
casa del libro
El autor se llamaba Frederick Cummings, pero publicaba con el seudónimo de W. N. P. Barbellion, comenzó a escribir acerca de sus investigaciones sobre la naturaleza, los insectos, sus éxitos el enamoramiento etc.
Cayó enfermo y a partir de su enfermedad sus escritos se convirtieron en una detallada y cruda crítica del dolor físico, la fustración, la rabia y la pena.
Sufrió esclerosis múltiple y murió a los 30 años, a raíz de su enfermedad fue un hombre decepcionado. Dejó escrito esto: "mi vida ha sido una lucha continua contra la mala salud y la ambición y no he conseguido dominar ninguna de las dos.
Escribió este diario que es una descorazonadora narración acerca de la vida, que acude a nosotros a ponernos en nuestro sitio, a recordarnos qué es mentira: fantasear, desear, leer, escribir, esperar...

Una de las cosas que más me sorprendio de este libro es la cantidad de autores que nombra, eso me lleva a creer que él era un gran lector.
Unos párrafos que me gustaron cuando leí el libro:

"¡Cuantas cosas por hacer! ¡Que corto el tiempo para hacerlas! El hambre de saber es tan capaz de apremiarnos como cualquier otro afán, si no se domina. Con frecuencia me detengo en medio de la biblioteca y pienso con desesperación en la imposibilidad de llegar a poseer toda la riqueza de hechos e ideas que contienen los libros que me rodean por todas partes. Saco un volumen de su sitio y me siento como si hiciera poco más que cavar con un pico en una enorme cantera. El bedel se pasa los días en la biblioteca vigilando estrictamente esta catacumba de libros, paseando entre estantes y, sin embargo, no presta atención a los susurros casi audibles de deseo, el deseo de cada libro de que lo tomen y lo lean, de vivir, de nacer en el cerebro de alguien. Incluso entrega los volúmenes sobre el mostrador, los busca en su sitio o los devuelve sin pensar ni una sola vez que un libro es una persona y no una cosa. Me estremezco al pensar que acarrea los "Ensayos" de Lamb como si fueran fardos. "
9 de agosto

"No me gusta irme a la cama. Para mi, cada día termina con tristeza. Odio el momento en que tengo que dejar los libros, vaciar la pipa y decir "Buenas noches" para cambiar los vívidos placeres del día por la oscuridad del sueño y el olvido."

"Mi habitación está repleta de programas viejos de conciertos y recetas del médico ( en los sobres amarillos del farmacéutico), y libros, libros y más libros.
Sobre la mesa tengo en este momento:
Las obras de teatro de Brieux
Joseph Vance
El Significado de la verdad, de William James.
Mas allá del bien y del mal.
Los Endemoniados deDostoievski
El Diario, de María bashkirtseva.
De este último sólo he tenido tiempo de leer el primer capitulo y casi me da miedo seguir. Sería humillante descubrir que soy su doble.
Sobre la chimenea tengo una fotografía de Huxley-el héroe de mi juventud-, ¡que el viejo B. siempre ha tomado por mi abuelo! Cuando colgué la máscara de yeso de Voltearen soltó una risita grosera y dijo : Menudo tarambana, ¿quien es?."

3-oct-1907
¡Cuántas cosas por hacer! ¡Que corto el tiempo para hacerlas! El hambre de saber es tán capaz de apremiarnos como cualquier otro afán, si no se domina. Con frecuencia me detengo en medio de la biblioteca y pienso con desesperación en la imposiblidad de llegar a poseer toda la riqueza de hechos e ideas que contienen los libros que me rodena por todas partes. Saco un volumen de su sitio y me siento como si hiciera poco más que cavar con un pico en una enorme cantera. El bedel se pasa los diás en la biblioteca vigilando estrictamente esta catacumba de libros, paseando entre estantes y, sin embargo, no presta atención a los susurros casi audibles de deseo, el deso de cada libro de que lo tomen y lo lean, de vivir, de nacer en el cerebro de alguien. Incluso entrega los volúmenes sobre el mostrador, los busca en su sitio o los devuelve sin pensar ni una sola vez que un libro es una persona y no una cosa. Me estremezco al pensar que acarrea los Ensayos de Lab como si fueran fardos.


2-mayo- 1909
¡Ojalá tuviera más tiempo! Más tiempo para pensar, amar, observar, dar forma a mi temperamento y desarrollar mi carácter. Ojalá pudiera dirigir todas mis energías hacia la gran y difícil profesión de la vida, ser un hombre en lugar de entretenerme con una profesión que me aburre y de hacer escarceos en otra.



Bruce Frederick Cummings nació en 1889 en Barnstable (Devon). A los trece años empieza a componer un diario que vería la luz en forma de libro en marzo de 1919, con el título El diario de un hombre decepcionado -cuando se entera finalmente de que padece esclerosis múltiple- firmado con el seudónimo W.N.P. Barbellion y prologado por H.G. Wells. Instantáneamente es un éxito y crea polémica. Barbellion muere unos meses después y póstumamente se publicarían Enjoying Life and Other Literary Remains (1919) y A Last Diary (1920).

Diario de un hombre desesperado, de W.N.P.Barbellion

domingo, 25 de abril de 2010

Emir Suljagic


En mayo de 1992 miles de bosnios convergen en la pequeña población fronteriza de Srebrenica, donde esperan encontrar refugio ante el imparable empuje de las fuerzas nacionalistas serbias, que llevan a cabo una limpieza étnica de musulmanes en los pueblos de la Bosnia oriental. Sin embargo, a pesar de que Naciones Unidas ha declarado zona de seguridad la población de Srebrenica, lo cierto es que sus habitantes viven un asedio atroz. El estallido constante de las bombas, la hambruna y la continua convivencia con la muerte, el dolor y la desolación hacen de la vida de sus gentes un infierno. Finalmente, en julio de 1995, tras una larga agonía y ante la absoluta pasividad de los cascos azules allí destinados, la población es radicalmente aniquilada en una masacre genocida que acaba con la vida de cerca de ocho mil personas. Emir Suljagic, con tan solo diecisiete años, fue uno de los pocos que escaparon a aquella terrible matanza.
casa del libro




Así empieza el libro:
" He sobrevivido.¿Mi nombre? Podría ser cualquiera; Muhamed, Ibrahim, Isak, no importa. Yo he sobrevivido, muchos otros no. He sobrevivido del mismo modo que ellos murieron. Entre mi supervivencia y su muerte no hay ninguna diferencia, porque permanezco vivo en un mundo que está marcado para siempre, indeleblemente, por su muerte. Procedo de Srebrenica. En realidad procedo de otra parte, pero elegí ser de Srebrenica."


Narrado en primera persona por el autor, cuenta el inicio de la guerra de los Balcanes en el año 1992 hasta el 1995, un día de julio gran parte de la población fue aniquilada totalmente ante la pasividad de los cascos azules que en ese momento estaban allí destinados, en total unas ocho mil personas fueron asesinadas.
Emir Suljagic con tan solo diecisiete años debe huir junto a su familia de un dia para otro como todos los de su pueblo, después de mucha penalidades llegan al enclave Srebrenica.
El narrador explica su corta vivencia en su pueblo, junto al río Drina, el colegio....aún después de mucho tiempo y a pesar de tantas calamidades continua creyendo que puede hacer realidad su sueño de acabar el bachillerato y más tarde ir a la universidad.
A través de este libro se puede comprobar cuántas mentiras, manipulaciones, corrupciones por parte de las autoridades, etc. sucedieron en el intervalo de esos años. Srebrenica, como cuenta el autor era una ciudad cercada, dónde quizás había una puerta de salida, pero nunca de entrada
En libro creo observar cómo el autor se siente culpable por haber sobrevivido a esta masacre en el que casi toda su familia y amigos perecieron.
En un párrafo mientras conversa con un amigo hacen balance de las calorías que digieren durante el día, y comprueban que son muchas menos que la gente que estuvieron el el Gulag de Stalin.
Hay otro capitulo en el que cuenta unos crímenes y él se pregunta....¿Todo crimen es realmente un crimen?


Emir Suljagic dominaba a la perfección el idioma inglés y eso le proporcionó trabajo de traductor e interprete para los cascos azules, gracias a eso salvó su vida.
Me ha gustado el libro porque no sentencia ni hace culpable a nadie en concreto, simplemente expone la realidad vivida de una gente que a pesar de que Naciones Unidas declaran la seguridad en Srebrenica, la ciudad continuó asediada y sus gentes muertas de desolación, miedo, hambre....y a nadie les importó gran cosa

En la muerte, más exactamente en el instante en que dejamos de existir, no hay diferencias: la cámara de gas, la ejecución en masa o el infame brillo del filo de la navaja en la oscuridad, el doloroso jadeo o gorgoteo y la cuchillada final. Diez mil personas, diez mil ataúdes, diez mil lápidas, ¡diez mil! De esta muerte se sabe todo, o por lo menos hoy todos fingimos querer saberlo; violamos sus muertes en las columnas de periódico, sin preguntarnos por sus vidas. No sabemos nada de estas personas, que no fueron ni más ni menos maravillosas que otras, ni más buenas ni más malas. Fueron maravillosas en la medida que eran humanas. Y en la medida en que yo las conocía,
Pág 15


Postales desde el filo, de Emir Sulagic

La librería

El hombre entró en la librería y nada más hacerlo se sintió envuelto por el ambiente de los libros. Desde siempre le habían fascinado y no entendía su vida sin ellos; ante los volúmenes apilados en las estanterías, sobre las mesas, en los atriles, comenzó a perder la noción de la realidad para quedar preso de emoción por la lectura. Despacio, tomándose su tiempo, fue no sólo hojeando, sino que parecía que los acariciaba, libros de poesía, ensayos, obras ilustradas de arte y todos aquellos que llamaban especialmente su atención.

No sabía cuanto tiempo estuvo enfrascado en su búsqueda, pero finalmente adquirió cinco o seis ejemplares y se encaminó a la cafetería, tomó asiento y mientras degustaba un café, revisó uno por uno sus recién adquiridos tesoros realizando todo un verdadero rito, les despojaba de su envoltorio, deslizaba las páginas con suavidad entre sus dedos produciendo un casi imperceptible murmullo, los acercaba a la cara y parecía embriagarse oliendo su aroma.

Una vez terminado el proceso, guardo cuidadosamente los libros y echándose hacia atrás en su silla se quedo relajado. Le dio por pensar en las diferentes personas que visitaban la librería, amantes como él de la lectura, con sensaciones y acaso sentimientos similares a los de él; le vino a la mente su buscada desconocida y se imagino que tal vez estuviera allí mismo, y si no, que a lo mejor en otro momento haría las mismas cosas que él terminaba de hacer. Con estos pensamientos, se dedicó a observar a las personas que estaban en ese momento, primero en el café y luego, camino de la salida, a cuantas con él se cruzaban. Era tan fuerte su deseo que una vez fuera ya de la librería se quedó en la calle casi una hora esperando ver aparecer a la persona que, aún sin saber como era, estaba seguro que la reconocería al instante. Ya era de noche cuando decidió retirarse.

Nunca supo que unos días después, una mujer que sentía igual pasión por la lectura, que llevaba también mucho tiempo sintiéndose partida en dos y que por ello, no cejaba en la busca de la mitad que echaba en falta, tuvo los mismos pensamientos y permaneció atenta a todos los que entraban durante horas esperando reconocer al que nunca había visto.

sábado, 24 de abril de 2010

Omar Lara



-->

















Quédate
Le dije
Y la toqué.

Toque de queda

viernes, 23 de abril de 2010

Un día como hoy de hace mucho


Me regaló el mejor ramo de rosas que he recibido en mi vida
Le pregunté:
¿Por qué vienes a diario a verme?
Respondió:
Porque me gustas
Fue el inicio y confirmación de nuestra gran historia


En aquella época tampoco sabía nada de él, de Paul Auster


Pero ese día fui a la librería, vi una pila enorme y me acerqué, entonces vi el libro, no se quien sedujo a quien, pero desde ese momento hasta el día de hoy me hice adicta a Paul Auster y sus novelas con sus personajes dentro de otros personajes, como si se tratara de muñecas rusas

jueves, 22 de abril de 2010

Stephan Zweig


Escrito en 1929, Mendel el de los libros narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en uno de los muchos cafés de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. Sin embargo, en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. Un breve y brillante relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo xx.


Mendel es un judío de procedencia rusa, pero hace mas de treinta años que vive en Viena.
Su vida son los libros, y su fama de sabio ha llegado a todos los rincones. Tanto estudiantes, decanos, historiadores, cuando necesitan un libro y saber todo sobre él se dirigen a Mendel pues saben que no les engañará y además todo lo que les diga es acertado. Libreros de diferentes partes de Europa le envían documentación para examinar.
Su vida es esa, él nunca ha leído un periódico ni escucha la radio, tanta es su concentración en su vida espiritual que ni se enteró de cuando llegó la luz eléctrica al café donde el se pasa los días, como decía no se dio cuanta del cambio de lámparas, tampoco se enteró de los revuelos previos a la guerra, ni que ya no disponía de su café preferido ni de pan blanco.
El continuó con su vida como si nada hubiese ocurrido, hasta que un día llegó a las manos de un policía alemana correspondencia entre un librero de Francia y un tal Mendel, el de los libros. A partir de ahí empieza su desgracia....
Mendel el de los libros, de Stephan Zweig

Juan Antonio Samaranch




">
Descansa en paz
Que tu viaje tenga un buen destino

miércoles, 21 de abril de 2010

Sosiego


de forma inesperada
casi por sorpresa
nacer de nuevo
sin prisa alguna
no se aceptan teorias
prohibidos los sueños

martes, 20 de abril de 2010

Luís Garcia Montero


Dedicatoria

Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.

lunes, 19 de abril de 2010

Marraquech


Estaban sentados en un velador de la terraza superior del Café de France desde el que contemplaban el trasiego de la plaza Jemaa el-Fna. Empezaba a caer la tarde y las luces iban encendiéndose allí abajo. Pronto se oiría la cuarta llamada a la oración hecha por el muecín desde la cercana mezquita de la Kotubia.


Ella era la primera vez que visitaba Marraquech y no se encontraba muy tranquila ante el ambiente caótico y ruidoso de sus calles. No era miedo lo que sentía pero si una inquietud que la mantenía en constante tensión e intranquilidad. Y esta sensación había crecido al conocer que él había reservado para alojarse una de las casas de la Medina, en pleno Zoco. El hombre la miraba sonriente mientras degustaban un te moruno bien cargado de hierbabuena, e intentaba tranquilizarla. Con la caída de la tarde nuevas actividades iban desarrollándose en la plaza a sus pies, por lo que tomándola del brazo abandonaron el café y se sumergieron en ella.



Entre la multitud de personas que deambulaban sin aparentemente rumbo fijo, aparecían los encantadores de serpientes, los escritores, los vendedores de cosas insólitas, los aguadores… La mujer empezó a sentirse en un mundo diferente, casi medieval, y es que efectivamente esa era la sensación que se producía cuando se visitaba el lugar por primera vez, era como si uno se viera transportado en el tiempo y vivera en las ciudades del antiguo Oriente. A ello, sin duda, ayudaban los olores y aromas que se esparcían por todas partes, a especias como el cardamomo, la canela o la cúrcuma; el olor a cuero de las babuchas; los de la “henna” y el “kohol”, siempre presente en el zoco.


A los placeres del olfato había que añadir los que de la vista, y el hombre fue enseñando a la mujer los puestos de especias, donde se mezclaban el rojo del pimentón, el beige del comino, el amarillo de la cúrcuma, los verdes de las semillas de anís y de pimienta--- Poco a poco ella se iba relajando y se dejaba embargar por las sensaciones que percibía. Su tranquilidad también aumentó cuando ante el primer vendedor que empezó a atosigarles, el hombre endureciendo el rostro le dijo unas palabras en voz alta, terminando con un “allez, allez” que fueron como un mensaje captado hasta los últimos rincones, nadie más volvió a importunarles.


Despacio, deteniéndose en todos los sitios de las callejas entoldadas que llamaban la atención de ella, fueron profundizando en el interior de la medina, pudiendo apreciar como se iba atenuando el ruido, desapareciendo gente, y estando cada vez más tranquilos, hasta que se detuvieron delante de una puerta en un callejón sin salida y en un edificio que aparentemente no tenía ninguna ventana al exterior, tan sólo se apreciaba una terraza superior semitapada por una celosía. El hombre dijo “ya hemos llegado” y tras llamar a la puerta, se abrió y se encontraron en un patio prácticamente cubierto de geranios y todo tipo de plantas, con una fuente central que producía el único ruido que se escuchaba, el caer del agua.



Y pasaron unos días inolvidables, pero eso quedó oculto de momento tras la puerta nuevamente cerrada. Tal vez algún día nos lo quieran contar.


George Michael And Mutya Buena - This Is Not Real Love

">

Fast Car - Tracy Chapman

">

Expresiones


Existen sentimientos que por mucha fuerza que arrastren las olas no consiguen borrar la huella que dejan en mí

domingo, 18 de abril de 2010

Martín Casariego


-¿Llego tarde? -dijo ella-.

- Para mí siempre llegarás tarde... porque siempre querré que llegues antes... -dijo él


Martín Casariego, del libro Mi precio es ninguno


sábado, 17 de abril de 2010

Constantino Cavafis



CUANTO PUEDAS

Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
en esto esfuérzate al menos
cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.
No la envilezcas llevándola,
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
hasta que llegue a ser pesada como una extraña.


viernes, 16 de abril de 2010

Tu risa

Aldous Huxley



-¿Qué es una sensación?
-Es la materia prima de la sensación, que me proporciona mi no-yo.
-¿Y se puede prestar atención al no-yo?
-Por supuesto.
Will se dirigió a la pequeña enfermera
-¿Usted también puede?
-A mi yo-respondió ella- y al mismo tiempo mi no-yo. Y al no-yo de Ranga y al yo de Ranga, y al cuerpo de Ranga y a mi cuerpo, y a todo lo que éste siente. Y a todo el amor y la amistad.
Y al misterio de la otra persona...al perfecto desconocido, que es la otra mitad del propio yo y que es lo mismo que el propio no-yo
La isla, de Aldous Huxley


jueves, 15 de abril de 2010

Tras el viaje



Todo sucedió durante un viaje que realicé por motivos de trabajo hace ya bastante tiempo. Mi destino era un lugar por aquella época desconocido para mi, al principio no veía personas, solo me fijaba en los ojos, miles de ojos que se cruzaban conmigo por las calles que transitaba a lo largo del día.
Habían de distinto tipo, cansados, ausentes, fríos, lejanos, indiferentes, distantes, pero entre todos esos ojos hubo unos que sentí como se clavaban en mi nuca, fue solo cuestión de un instante,me di la vuelta hasta quedar en su misma posición, solo un cruce de miradas, pero allí estaban. Esperando. Dos miradas frente a frente que se sonreían y escuchaban
Me pregunté por qué extraña razón intuí la magia que desprendía la persona que era dueña de esa mirada, pero en esos momentos no supe la respuesta. Y ahí estabas tú, delante de mí mostrando una amplia sonrisa llena de complicidad. Y aunque nuestras miradas se encontraron y reconocieron desde el primer momento no caí en que yo era importante para ti. Me gustaba estar contigo, porque no eran necesarias demasiadas palabras para entendernos.
Decías que llevabas a alguien especial en todos tus viajes, por todo el mundo, a cada exposición que visitabas.
Te ausentaste y te eché en falta, creí que por fin habías encontrado a quien tanto buscabas. No dije nada, mi enfado era tan obvio que preferí callar, pero un día se me ocurrieron unas palabras y entonces sí te escribí una carta. Mi sorpresa y desconcierto fue enorme cuando respondiste.
Estuve reflexionando durante tiempo. Pero no hice preguntas. Siempre he pensado que si alguien quiere que me entere de algo solo debe contármelo sin más, sin ningún tipo de presión, porque a mi tampoco me gusta que me presionen ni suelo contar nada sobre mí,porque en realidad nunca ha habido gran cosa que contar. Pero había demasiadas inquietudes compartidas como para dejar pasar esa nueva oportunidad que se nos ofrecía de estar juntos.
Ahora ya se. Y lo que se me gusta. Todo es nuevo, pero a la vez resulta familiar y certero

Y eso es todo lo que sucedió, sin nada más por ahora se despide esta que te quiere con todo el cariño.

Ahora

De pronto todo resulta fácil.

Fué cuando ví como me mirabas

miércoles, 14 de abril de 2010

Ignorancia


Dicen que la ignorancia es la ausencia de conocimiento.
Y Confucio afirmaba que la ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna y sin estrellas.
Cuando alguien importante en mi vida me ignora siento dolor, frío y pena.
Supongo que cuando se ignora a alguien es en base a algo, si se desconoce ese algo aflora el sentimiento de soledad, incomprensión y noche

martes, 13 de abril de 2010

André Gide


John William Waterhouse: Windflower 1903
¿Cuánto tiempo permanecimos allí? Ni lo sé; ¿qué importaba la hora? Marceline estaba a mi lado; me tendí en el suelo apoyando la cabeza en sus rodillas. La melodía de la flauta luía todavía, cesaba por instantes, se reanudaba; el ruido del agua...A veces una cabra balaba. Cerré los ojos; sentí posarse en mi frente la mano fresca de Marceline; sentía el sol ardiente suavemente tamizado por las palmas; no pensaba en nada; ¿qué importaba el pensar? Sentía extraordinariamente.
Y a ratos un nuevo ruido; abría los ojos, era el viento ligero en las palmas; no bajaba hasta nosotros, sólo movía las palmas más altas...
Pág. 75

Nuestra felicidad, durante este final del viaje fue tan igual, tan serena, que nada puedo contar de ella. Las más hermosas obras de los hombres son obstinadamente dolorosas. ¿ Qué sería el relato de la felicidad? Se cuenta nada más lo que la prepara, luego lo que la destruye.
Y ahora ya os he dicho todo lo que la había preparado.
Pág. 96

-Uno cree que posee, y es poseído- continuó- Sírvase usted chiraz, querido Michael; no lo saboreará usted a menudo; coma esas pastas rosas con las que los persas lo acompañan. Por esta noche quiero beber con usted, olvidar que me voy mañana, y charlar como si esta noche fuese larga...¿Sabe usted lo que hace hoy de la poesía y, sobre todo de la filosofía, papel mojado? Pues que están separadas de la vida. Grecia, en cambio, idealizaba la vida, de manera que la vida del artista era ya en sí misma una realización poética; la vida del filósofo, una práctica de su filosofía; de suerte que, mezcladas a la vida, en lugar de ignorarse, la filosofía alimentando a la poesía, y la poesía expresando la filosofía, todo ello resultaba de una persuasión admirable. Hoy la belleza ya no actúa; la acción no se preocupa ya por ser bella y la sabiduría opera aparte.
Pág. 128

Párrafos extraidos del libro El inmoralista, de André Gide

Arriba y abajo


Querida Eleanor:

Al tiempo de estas líneas deseo que os encontréis bien y que la vida os traiga las oportunidades de disfrutar momentos de paz y felicidad. Desde las lejanas fechas en que nos vimos por última vez son muchas las cosas que han sucedido en mi vida. Es de suponer que en la vuestra también y que sean tan buenas, al menos, como las mías, ya que tengo que decir que la fortuna me ha sonreído. Transcurridos cinco años, lo cierto es que puedo escribiros estas líneas con la serenidad y la sensatez que da la distancia y el tiempo, que me permite también hacerlo sin la afectación de los sentimientos que entonces me envolvían hacia vuestra persona, cuando optasteis por una vida mejor junto al estimado conde de Watford, del que sólo tengo ahora palabras de agradecimiento.

Recientemente he sabido que ahora vivís felizmente casada con Sir Walter Wilson. Debo comentaros que conozco personalmente a Sir Walter desde hace años, cuando ambos pertenecíamos al mismo club de caza y siempre he pensado que tiene un gran talento para los negocios. De hecho, como anécdota, puedo contaros el modo en que adquirió el precioso palacio de Brentwood en el que, tengo entendido, ahora residen para vuestra dicha. Tal día como un quince de marzo hace seis años se terció una partida de cartas entre varios miembros del club entre los que me incluía. La partida se alargó dos días, tras los cuales algunos perdieron más de lo que tenían. Sir Walter ganó el palacio en una arriesgada apuesta en la que sólo quedaban él y vuestro esposo, Lord Wessex, conde de Watford. También tuve suerte ese día, pues de las tres mil libras que me quedaban de la herencia de mis abuelos, logré salvar quinientas tras aquella partida épica.

Me trasladé entonces a la city londinense buscando la mejor forma de invertir lo que restaba de mi fortuna. Nada más llegar al sur de Kensington conocí a una encantadora dama adorablemente vestida y que lucía unas llamativas joyas en su precioso cuello que se dirigió a mí. Me presenté como Lord Clive y ella dijo llamarse Miss Diane. Cosas del destino, mi querida Eleanor, tuvo a bien la fortuna permitirme conocer a la tutora de Miss Diane, Miss Margaret. Miss Margaret resultó ser una experta administradora e inversora de capitales y pronto iniciamos conversaciones para depositar el fondo de quinientas libras que me quedaba de mi herencia en sus libros de gestión financiera. Fue todo un éxito. El depósito comenzó a incrementar rápidamente su valor gracias a las habilidades de Miss Margaret para detectar una buena inversión. El pacto era que no podría disponer de mi depósito hasta pasado un tiempo, así que Miss Diane se ofreció a hospedarme en su apartamento del centro durante unos días, mientras me situaba.


Pronto comenzó una buena relación entre Miss Diane y yo. Supongo que estábamos enamorados. Era una dama muy atractiva, casi tanto como vos. Teníamos una complicidad y una fidelidad bárbaras. Ella había aprendido de su tutora el arte de invertir depósitos de la gente bien de la ciudad, así que prácticamente todos los días recibía visitas de educados y elegantes caballeros que le confiaban sus ahorros para invertir. Después ella me daba una parte de los beneficios y yo jugaba a las cartas en el selecto club de caballeros de Lord Randolph Westbury, donde rara era la ocasión en la que distinguidos caballeros de la city no me hablaran para que Miss Diane les permitiese incluirles en su agenda de inversores.

A estas alturas, Miss Margaret, había tenido que trasladarse a Paris por cuestiones de salud, desde donde me escribió una carta comentando la situación en la que se había encontrado al fallar una de las inversiones en un proyecto que quebró y que coincidía justo con las de mi capital. Resultó un poco cómico, pero ya se sabe que en las inversiones se corren riesgos y todo puede suceder. Sin embargo, Miss Diane, era una alumna aventajada y, cuando comenzó a llevar algunas cuentas importantes como la del alcalde y algunos concejales de la ciudad, tuvimos que instalarnos en una casa más grande, en Kensington, cerca del parque Holland. Miss Diane tomó la misma costumbre de su tutora y era especialmente discreta, tanto que no me permitió poner ninguna placa o cartel anunciando su empresa financiera y eso que ya para entonces otras tres amigas suyas se habían asociado con ella para poder gestionar tantos depósitos.

Un día aparecieron alrededor de diez agentes de policía con un juez que ordenó la detención de todos nosotros. Mi querida Eleanor, seguramente no os podéis ni imaginar las acusaciones que vertieron sobre nosotros, ni las voy a comentar aquí por respeto a una dama como vos. Acusaciones absolutamente falsas y absurdas por las que nos llevaron detenidos. Esto sucedió hace dos años, que son los que pasé en prisión. Allí fue estupendo. Teníamos partida de cartas casi todas las noches y, algunas veces, alguien conseguía una botella de whisky irlandés. Conocí buena gente allí. Cuando salí, intenté reunirme con Miss Diane, pero me enteré que también había tenido que irse a Paris. Por razones de salud creo. Debe ser que Paris es mejor para la salud que Inglaterra, pero lo desconozco.

Ahora me vuelve a ir muy bien. Después de trasladarme a Southampton para tratar de buscar fortuna en los muelles, coincidí con Lord Wessex, conde de Watford, vuestro segundo marido tras de mí, que había levantado un próspero negocio que también requería muchísima discreción. Por eso os comento estas cosas en un tono estrictamente confidencial. Se dedica a la importación y distribución de las armas que utiliza la policía y el ejército de su graciosa majestad, que Dios salve muchos años. Me ofreció ser su socio. El negocio me pareció bueno y acepté. Él gestiona la parte financiera y yo me ocupo de la distribución y la logística, que van más con mi carácter. Las cosas van tan bien que ya he recuperado las quinientas libras que había perdido en Londres. Lord Wessex me comentó un día cómo había comenzado este negocio. Parece que poco antes de que unierais vuestro destino al de Sir Walter, vos cedisteis en un acuerdo común cincuenta mil libras a Lord Wessex y con ese dinero inició su proyecto. Resulta ciertamente curioso que cuando os separasteis de mí para uniros a él en su día también eran cincuenta mil las libras desaparecidas de la herencia de mis abuelos ¿no os parece graciosa la coincidencia?

Mi querida Eleanor, sabéis en cuánta estima os tengo y lo mucho que deseo que os encontréis tan encantadora, alegre y feliz como el grato recuerdo que guardo de vos. Tal vez tengamos la oportunidad de volver a reunirnos en un futuro, aunque recientemente he oído que también os trasladáis por un tiempo a Paris. Como ya os he dicho, pienso que Paris debe ser una ciudad buena para la salud. ¿No os parece que resultaría ciertamente divertido que coincidieseis allí con mis buenas amigas Miss Diane y Miss Margaret?. Si así fuese, no me cabe la menor duda de que juntas podrían constituir un excelente negocio dedicado a las inversiones y a la gestión de finanzas mucho mejor y más rentablemente que los bancos más acreditados y de mayor renombre.

Os envío un abrazo y un beso en el recuerdo de los buenos tiempos mientras espero nuevamente en prisión a que venga Lord Wessex para declarar en mi favor, pues se ha vuelto a producir un nuevo malentendido. La policía sostiene nuevamente un argumento que resulta totalmente absurdo y no creen mis explicaciones. Confío en que todo se arreglará pero me he traído una baraja de cartas por si esto se alargase.

Os quiere,
Lord Clive
...

W.G. Sebald


Lo que muere muere
para siempre. Del amor
surge la vida. No sé
quién me dice :¿que?, ¿cómo?;
¿cuándo o dónde?. ¿Es ahora nada
el amor? ¿Lo es todo?
¿Agua? ¿Fuego? ¿Bien?
¿Mal? ¿Vida? ¿Muerte?

Párrafo extraido del libro Del natural, deW.G. Sebald

lunes, 12 de abril de 2010

Dos años

Hoy se cumplen dos años de la inauguración de este Café; era el sábado día 12 de abril del 2008 cuando, a las 2o horas 34 minutos de la tarde, abrió por primera vez sus puertas. Todo el montaje del espacio y la apertura corrió a cargo del amigo Maverick, quien para ese momento incial nos ofreció una magnífica entrada cuyo título era "Davinia", dedicada a la persona para la que había dedicado todos sus esfuerzos para sorprenderla con este maravilloso regalo, Madison, la Dama Misteriosa.


Haciendo gala de su buen hacer y enorme desprendimiento, Maverick no se limitó a entregar las riendas del aún balbuceante Café sino qué, decidió invitar a cuantos amigos quisieran sumarse a disfrutar del local, no como simples clientes sino participando activamente en él. Y fuimos entrando, poco a poco, Andrómeda, 1452, Wara, Desierto, J.R. Gálvez, Anjanuca, Megan, Sarah, Takeo, Troba, y otros muchos amigos que nos sentíamos siempre cálidamente recibidos por Madisón, ya al frente definitivamente, y por el creador y arquitecto de todo, Maverick.

En aquella época, todavía éste era un pequeño local frecuentado casi exclusivamente por amigos que nos sentíamos cómodos e intercambiábamos cartas y palabra mientras degustábamos un café tranquilamente, y como ya he señalado antes, siempre acogidos con cariño por Madison que nos hacía sentirnos en nuestra propia casa y nos proporcionaba un sinfín de sensaciones siempre placenteras.

Ayer mismo decía Madi que en aquella época su autoestima estaba baja, pues menos mal, si hubiera estado a tope no se donde habría llegado. De hecho, ella ha sido, con su forma de ser, con su respeto hacia todos, con su cariño, con su manera de ser, la que ha conseguido que hoy aquél pequeño café haya conseguido ser visitado por tantas buenas gentes, y que a pesar del impresionante aumento de los clientes, todos los que aquí nos juntamos, seamos antiguos o recién llegados, nos encontremos como en casa.

Gracias Madi, por abrirnos tus puertas, por mimarnos, por hacernos sentir bien, en definitiva, por estar aquí. Sabes que somos mucha gente los que te queremos. Enhorabuena.


domingo, 11 de abril de 2010

Aniversario


Mañana se cumplirán dos años que Maverick me regaló este blog. Recuerdo que me decía: te estoy preparando una sorpresa, espero que te guste.
Más que gustarme la verdad es que me emocionó comprobar que una persona que no me conocía de nada hubiese dedicado parte de su tiempo confeccionando algo tan hermoso como este Café.
Visitaba algunos blog, pero jamás imaginé ser "propietaria" de uno, principalmente porque me sentía incapaz de de gestionarlo de forma inteligente.
Nunca hablo sobre mi, pero lo cierto es que por aquella época en lo personal lo estaba pasando realmente mal, ha sido un tiempo difícil, mi autoestima no estaba baja, es que no existía, pero Maverick siempre ha creído en mí y Gaviero...bueno Gaviero siempre ha estado y está a mi lado.
Sin olvidar a Lino. El está presente en mi día a día, y se que siempre lo estará.
A medida que ha transcurrido el tiempo, el escribir me ha ayudado mucho, ahora me siento mas relajada, tranquila y sobre todo he aprendido a quererme y respetarme a mi misma.
Y lo mejor es la cantidad de personas geniales que he encontrado por aquí. Personas que anteriormente había visitado en sus blog, pero que ni me atrevía a comentar, mi sopresa fue mayúscula cuando por la mañana abría el Café y comprobaba que se habían pasado por aquí, y lo más increible es que se han hecho asiduas. Estoy muy contenta, de verdad.
Así que buen; no me enrollo mas que tampoco es el caso, pero que sepáis que de alguna manera formais parte de mi vida. Que me hace ilusión veros aquí, que si por algún motivo estáis días sin pasaros os echo de menos.
Hala, ya está!



Ah sí, Gaviero en agradecimiento a tu fidelidad te regalo un pase para ti y tu desconocida, para que disfrutéis de un concierto de jazz al aire libre, espero que sea en una noche como esta de aquí, se que te encanta el jazz y mirar a las estrellas mientras sueñas con Ella, con esa desconocida.






Hamlet Lima Quintana


Fotografía Philippe Ranette

Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales;
que con solo sonreír entre los ojos,
nos invita a viajar por otros mundos
y permite florecer todas las magias.

Hay gente que con solo dar la mano,
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas;
que con solo empuñar una guitarra
te regala una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca,
llega hasta los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas.
Y se queda después como si nada.
Y uno se va de novio con la vida,
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.


Hay gente, de Hamlet Lima Quintana

sábado, 10 de abril de 2010

Gotas gemelas


Se miran,
Se reconocen
Se sonríen
Se acercan.
Se besan,
Se evocan
Se escuchan
Se dan placer
Se sienten
Se piensan
Se inventan un mundo para dos

Op Oloop


Fotografía de Ansel Adams

El amor, igual que la sangre, constituye un carácter biológico permanente. Cada ser pertenece a un tipo preestablecido de amor; apto por lo pronto para verterse en sujetos afines y para verterse en seres disímiles conforme a postulados psicológicos in tergiversables. La transfusión del amor se efectúa de manera más o menos parecida a la de la sangre. Lo mismo que ésta determina cuatro tipos hemóticos en la especie humana, el amor agrupa al individuo en cuatro categorías eróticas: pongamos A,B,C,D. El amante tipo A es siempre tipo A, o siempre del tipo C o del D. Lo curioso es que el problema de la transfusión del amor no ha sido abordado todavía. Social y eugenésicamente sería útil. Cuando la simpatía está en camino de cristalizar en amor, los enamorados deberían concurrir a un psiquiatra especializado-al amorisconsulto- que dictaminara el acierto de la elección, a través de las tendencias de sus respectivas libidos. Existen almas dispares, astutas en el juego de disimular esa disparidad. Existen temperamentos que aglutinan o disuelven los sentires ajenos. La conjunción perfecta en el amor es obra de un estudio que, la mayoría de las veces escapa a los novios. La inyección sanguínea no se realiza cuando la sangre de uno y otro no opera el milagro asimilatorio. ¿Por qué, entonces, no reglar las inyecciones del espíritu? Al grupo A, formado por "receptores universales", puede llamársele gráficamente el "grupo egoísta". Las personas de ese tipo son aptas para recibir el amor de todo el mundo; pero no lo pueden transfundir más que a personas de su categoría.....
Pág. 78
Párrafo extraido del libro Op Oloop, de Juan Filloy